Buenos días

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Los días eran tranquilos, buenos días, tan tranquilos que muchas veces parecían aburridos; conseguimos una casa muy espaciosa para los 3, si ya cuento al bebé como uno de la familia, aunque me costo aceptarlo a lo largo de estos 6 meses que llevo con el vientre inflado.

El clima era muy gélido, estábamos a 10 de diciembre, la nieve caía casi siempre; cuando no pasaba eso una lluvia invadía Konoha, era tranquila, algo que me hacia sentir como en mi aldea natal.

Sora era muy atento conmigo, la verdad lo fue desde siempre, pero ahora en un contexto muy diferente; hacia comidas nutritivas, siempre quería mantener el lugar muy limpio, era un obsesivo con todo, no quería ni que saliera sola a comprar la comida; pero vamos, ni el padre del bebé o beba esta preocupado, él no debe ocuparse de mi hijo/hija... aunque la verdad espero que sea un niño, le enseñare a como ser un hombre, no un patán.

-Iré por la comida- tomé mi bolsa, agarre el dinero y me encamine hacia la puerta cuando bajo desaforado gritando ¡Voy contigo!, pero esta vez estaba muy cansado y logré convencerlo de que descansara.

Desde los 5 meses empecé a usar vestidos y zapatos con plataformas, siempre he sido... o había sido de un peso bajo, ahora esa enorme bola me incomodaba al caminar e incluso para poder observar algo; tuve suerte porque nunca tuve malestares como los mareos que siempre me estaban diciendo que tendrían, o muchas enfermedades más, lo que si pasa es que se mueve mucho en las noches y es difícil dormir bien. Era muy lindo ver a todos los niños corriendo de un lado a otro en la calle, mientras se lanzaban bolas de nieve o jugaban a cualquier cosa de niños. Las calles adornadas con guirnaldas, luces y música de la temporada me tranquilizaban... a decir verdad me siento mal por no haberme despedido de Iruka ni de Taichi... pero si lo hacía, Kakashi podría encontrarme; si es que llegara a buscarme pero lo dudo mucho. Su recuerdo ya no me pesa pero es imposible olvidarle, después de todo hay alguien que nos va a mantener unidos por siempre de cierta manera. Los alumnos de todos los senseis eran y supongo que aún siguen siendo igual de lindos, desde Tenten la chica de las armas y hasta el mismísimo Naruto, siempre fueron muy amables conmigo, extraño estar con todos.

Compré ingredientes para hacer Sukiyaki, un plato caliente para disfrutar. Caminaba por una calle bastante angosta, venía una carretilla alta y ancha con una carga de verduras, yo me orillé lo más que pude, el viejito paso lento y cauteloso, pero al final perdió el control y me golpeo en el costado izquierdo.

-¡Señora!, discúlpeme... déjeme llevarla al hospital!- hablaba el señor casi desmayándose -No se preocupe, estoy bien- después de calmar al señor me encamine a mi casa, me iba a tocando el costado donde me golpeo porque aún sentía un pequeño dolor en esa zona

-Ugh, recuerdo cuando antes podía brincar, correr, luchar, enfrentarme casi a quien sea, y ahora me veo, con dificultades para caminar con un ser dentro de mí, que extraño-  dialogaba para mí misma y cada que lo hacía se movía el pequeño 

-¿Vas a ser niño?- se agitaba y yo me asusté

-¿Vas a ser niña?- se agitaba también, me sentí engañada

-Que grosero- acaricié mi estómago y seguí mi paso, ya había tardado lo bastante para que Sora estuviera en la casa preocupado comiéndose las uñas, pero deseaba admirar la belleza nocturna de esa parte alejada de Konoha

¿Cómo es que nadie me ha encontrado? aparte de que es un lugar algo escondidillo, pedí a Tsunade-sama mantenerme entre las sombras, aunque suene macabro.

Ya estaba a punto de llegar cuando me doble de dolor, no era un dolor intenso pero lo suficiente molesto como para impedir seguir mi paso.

Me recargué en la pared, estaba resbalando en ella y cuando iba a caer el piso sentí el tacto de alguien que me levantaba por el brazo y la cintura; vaya sorpresa que me lleve al ver aquel cabello plateado inconfundible mientras trataba de sentirme bien de nuevo.


La chica del Clan Yuki (Kakashi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora