Corría el siglo XV, y por Europa se estaba dando la Casería de brujas, aquel suceso que se estaba volviendo histórico gracias a las muchas muertes de personas inocentes que había. Los superiores mandaron a decapitar a cada persona — hasta niños o ancianos — que sean "brujos" o tengan pactos con los espíritus del más allá.
En una linda casa aislada y escondida, se encontraba una brujita adolescente, jugando entretenidamente con su gato negro, aquel que había sido su fiel acompañante desde que tenía memoria.
—Marinette, cariño —levantó la mirada, encontrándose así con el tierno rostro de su madre —Partiremos mañana por la mañana. ¿Tienes todo listo?
Ella asintió con una pequeña sonrisa, evitando preguntar de más para no preocupar a sus padres. No era tonta, tenía catorce años y claramente era consciente de lo que pasaba a su alrededor.
Sabía que el lugar en el que vivían ya no era seguro, los cazadores estaban cada vez abarcando más zonas, y ya estaban cerca de la suya. Sus padres no le decían nada para no preocuparla y asustarla, pero estaba al tanto de la situación.
—A donde iremos será un mejor lugar—comentó su madre con emoción, sentándose a su lado y acariciando al gatito de ojos verdes que la miraba con tristeza, ella mentalmente se preguntó porqué —Iremos con el Brujo Fu, y él podrá enseñarte aún más sobre la magia. ¿Te gustaría?
Antes de siquiera poder contestar, unos toques en la puerta sobresaltaron a todos excepto al pequeño Chat Noir, quien empezó a maullar con fuerza.
—Shhh, silencio Chat —pidió su dueña —No tenemos que hacer bulla.
Sin embargo, el gatito no para de maullar. Sabine miró a su esposo con preocupación mientras afuera seguían tocando la puerta, Tom le dio un asentimiento de cabeza y señaló la puerta trasera.
Marinette estaba tan concentrada en callar a su gato para siquiera notar lo que sus padres querían decir entre ellos.
—Hija, acompáñame —su madre se levantó y salió por la parte de atrás —Necesito que hagas algo.
—Pero...—se puso de pie con Chat en brazos —¿Y papá?
—Ve, pequeña. —escuchó a su padre —No te preocupes. Todo estará bien.
Tom abrazó con fuerza a su hija, y secó rápidamente una lágrima que había caído. Los toques se hicieron más fuertes en la puerta y él empujó suavemente a Marinette hacia donde estaba Sabine.
Sabía que venían a por ellos.
Vio al pequeño Noir revolviéndose en los brazos de su hija y mirándolo con tristeza. Los gatos podían sentir todo tipo de sentimiento negativos, y sin duda había captado la tensión y tristeza que había en el lugar.
—Cuídala, Chat Noir —susurró Tom para él mismo.
Cuando Marinette llegó con su madre, la encontró con su escoba en mano. Sabine miró por unos segundos al gato que su hija tenía en brazos y que no dejaba de maullar y revolverse incómodo, queriendo claramente ir hacia la puerta donde se encontraba su esposo. Le sonrió con una ternura infinita, sabía que Chat Noir quería protegerlos de aquellos seres, era un gato que siempre se mantuvo fiel a ellos, a Marinette. Quería verla feliz, y apostaba que por eso mismo es que tenía tantas ganas de salvarlos.
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‹‹La suerte del Gato Negro›› // Reto Marichat 2021//
Ngẫu nhiên-Mi amor por ti es más grande que el universo, tan infinito como las estrellas del cielo, y tan puro como lo puede ser un ángel. Lograremos estar juntos, Princesa ♡ 《Reto de Mayo: Marichat 2021》