○ Día 10: Cocinar juntos ○

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Sabine dejó la receta en el centro de la mesa, mirándolos después con algo de duda en sus ojos

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Sabine dejó la receta en el centro de la mesa, mirándolos después con algo de duda en sus ojos.

—Todos los ingredientes están en la cocina —informó —¿Seguros que pueden encargarse de ésto?

—Segurísimos —afirmó Chat Noir con una sonrisa resplandeciente en el rostro —Usted quédese tranquila.

—Bien, pero...—miró con inseguridad a Abrazos, quien estaba lamiéndose la pata en el sillón —Chicos, quiero que el gato se mantenga lejos cuando cocinen.

—¿Por qué? —el héroe le ganó la palabra a su amiga e hizo un puchero —Abrazos no hará nada malo. Además, él se encargará de probar las cremas.

La señora Cheng abrió sus ojos con terror mientras Marinette le jalaba fuertemente la cola con una mueca.

—Eso no es cierto, mamá —por fin habló ella, lanzándole a Chat una mirada para que se calle. —Pero no es necesario excluirlo, no hará nada malo.

—Marinette, no quiero que el pastel lleve como adornos los pelos de su gato —advirtió con voz tranquila, dibujando después una sonrisa juguetona —Creo que tenemos suficiente con que uno cocine contigo.

—Hey, que yo no boto pelos —contradijo el rubio mientras se acariciaba la cola.

Marinette rio para después acompañar a su madre hasta la puerta de su casa, empujándola suavemente hacia afuera donde su padre se encontraba con un par de maletas.

—No pasará nada. Ustedes vayan ya, disfruten y no se preocupen. —les dio una sonrisa tranquilizadora —Yo estoy a cargo y tengo todo bajo control.

—Confiamos en ti, querida —habló Tom, agarrando la mano de su esposa —Cuídense. ¡Nos vemos mañana!

—¡Adiós! —se despidió Marinette con una gran sonrisa —¡Pásenlo muy bien!

Sabine se detuvo en medio camino, volteándose a ver a su hija con preocupación en su rostro.

—Por favor, nos avisas cualquier cosa.

—Sí, sí. —su hija movió la mano en un gesto despreocupado.

—Marinette —volvió a llamar, esta vez tomando más seriedad en su voz —No quiero encontrar platos rotos, ni toda la cocina un desastre como la otra vez.

La azabache menor tragó grueso ante aquel pequeño incidente, y asintió un poco nerviosa.

—Fue culpa de Chat —fue lo único que logró articular.

El rubio, quien recién había llegado a su lado alzando a su mascota, frunció el ceño en dirección a su amiga.

—Claro, cúlpame a mí. —Marinette casi grita del susto al verlo parado junto a ella —Abrazos me provocó.

‹‹La suerte del Gato Negro›› // Reto Marichat 2021//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora