Finalmente conseguí encontrar un trabajo.
Me costó dos años de sacrificios y dificultades, pero al final la alegría llamó a mi puerta.
Cuando dejé la escuela de arte para contribuir a los gastos de la familia, no pensé que fuera tan difícil conseguir un trabajo estable, pero encontrar uno fue lo más difícil que he hecho nunca.
Mi hermano menor y mi madre viven en Argentina, pero cada centavo que he ganado, con los pequeños y humildes trabajos que he hecho a lo largo de los años, siempre se los he enviado para que se mantengan y puedan comprar algo de comer.
Cuando mi padre nos dejó, yo sólo tenía 8 años y Chesko sólo 6.
Desde entonces, mi madre ha trabajado como camarera en cinco establecimientos diferentes para mantener un techo sobre nuestras cabezas y algo que comer, pero hace dos años, cuando cayó enferma, tuvo que dejarlo y yo me hice cargo de su trabajo como camarera.
Hace una semana, pensé que tendría que quedarme en Argentina para trabajar por un puñado de euros, pero ese anuncio, apareció como un rayo de la nada y fue mi salvación.
Familia adinerada busca una niñera para una niña de 6 años muy complicada. Ofrece alojamiento y comida y 950 euros de paga inicial.
950 euros en total que nunca he visto ni siquiera recogiendo todo el dinero de los trabajos anteriores.
En cuanto leí el anuncio, llamé inmediatamente al número y el señor quiso hacer una videollamada para la primera entrevista.
Luego me dijo que enviara la foto con el currículum y las generalidades, y a los tres días me llamaron diciendo que estaba cogido y que debía trasladarme a Madrid para el lunes por la mañana que es hoy.
No tengo ni idea de qué tipo de gente me voy a encontrar delante en cuanto abra la puerta, pero el simple hecho de que un coche blindado haya venido a recogerme con un chófer y me haya llevado a un chalet que vale al menos un millón de euros, hace que me dé cuenta de lo diferentes que son estas personas de mí y de lo mucho que huelen en mis narices.
-Señora Bianchi, sígame...- dice el conductor bajando del coche, después de coger mi maleta.
Sin decir una palabra le sigo y una vez dentro de ese chalet, me quedo de piedra con la pareja que me encuentro delante.
El hombre de la familia es un caballero de unos 50 años, con pelo rubio, ojos azules y una chaqueta negra a rayas a juego con los pantalones y los zapatos.
-Sra. Bianchi, bienvenida. Soy Ramón Soto Peña, el propietario, y esta es mi mujer, Lucìa-
La señora es una mujer hermosa, que me recuerda a mi madre en ciertos aspectos. Tiene el pelo corto y pelirrojo, los ojos castaños y lleva un traje blanco y negro, como los que usa siempre la reina Isabel en los actos a los que siempre es invitada.
-Joana, por favor, sígueme...- me dice Madame Lucìa.
Obedezco y al llegar con mi mochila al hombro y mi maleta, dos guardaespaldas vienen detrás de mí.
Me asusta, pero no digo nada para no ser grosero.
Llegamos frente a una habitación que tiene una J impresa en letras grandes en la puerta.
-Esta será tu habitación, a partir de ahora, así que siéntete como en casa -admite la mujer abriendo la puerta y mostrándome una habitación más grande que todas las de mi casa.
Entro sólo para dejar mi mochila y mi maleta y luego, a petición de la esposa del Sr. Soto, continúo siguiéndola hasta una habitación con una puerta rosa.
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Blush
FanfictionJoana tiene 18 años y un día es llevada a trabajar como niñera por el joven millonario Ramón Soto, que vive con su mujer y sus dos hijas, Cristina y Gaia, una niña de 6 años a la que Joana tiene que cuidar. A partir de ese día, la vida de la joven a...