10

284 27 11
                                    


El segundo día de los cuatro comienza con mi despertar, mi habitual ducha matutina y la preparación del desayuno para Cristina y para mí.

Sólo que en cuanto llego a la cocina, ya está todo listo.

De hecho, la chica rubia lo ha preparado todo, para mi absoluta sorpresa.

-Lo intenté..sólo espero que sepa bien- admite.

Se sienta a mi lado y me mira fijamente. Esa tortilla no tiene buena pinta, pero la voy a probar porque la ha hecho sólo para mí.

Cuando mis dientes muerden esa papilla siento el sabor amargo, pero aun así decido tragarla y sonreírle.

-Cris... déjame hacer el desayuno para los dos, ¿vale? -digo sonriendo a su entrenamiento antes de que sonría y olfatee.

Al final optamos por comer dos tostadas de mantequilla de cacahuete cada uno y a las 8:30 la rubia decide ir al colegio a petición mía.

La dejo y vuelvo a la casa.

Como todo está un poco desordenado, decido hacer la limpieza general y al final después de dos horas, lustro toda la casa.

A las tres, Selene se unió a mí para trabajar en nuestro proyecto, y nos quedamos en el salón.

A las cinco volvió Cristina y en cuanto nos vio a Selene y a mí trabajando en el proyecto se sentó en el sofá y echó un vistazo a todo nuestro trabajo.

Sel y yo nos centramos en construir el resto del material que el profesor tendrá que entender mañana en clase, mientras Cristina hojea mi cuaderno de bocetos.

Durante la elaboración del proyecto, no he pensado lo más mínimo en el hecho de que Cris probablemente haya visto los dibujos sobre ella, que luego están todos dentro de mi cuaderno de bocetos, pero en cuanto nos quedamos solos, se lo cuento durante la cena.

-¿Así que no estás enfadado? -pregunto mientras preparo los espaguetis y la salsa para comer.

-No, de hecho me siento muy halagada de ser tu musa... -dice sintiéndose satisfecha.

Me doy cuenta por la sonrisa que da poco después.

-Bueno, todos los jóvenes artistas tenían su musa, ¿no? Dante escribió una Comedia entera sobre Beatrice. Leopardi escribió un poema para su Silvia, y Botticelli pintó su Venus después de haberla visto una sola vez..- comenta la chica rubia, y me sorprende su cultura.

-Sí... -digo con cuidado de no quemar nada, aunque me tiemble todo el cuerpo porque ya sé por dónde va este discurso suyo.

-Tienes la niña más bonita y dulce de todas juntas. Cristina Soto Peña, alias la Crush de medio mundo-

Me río y asiento con la cabeza, colocando el plato de pasta humeante delante de ella.

Receta típica italiana dada por Juanse.

-Come, Miss Crush de todo el mundo...- le digo, burlándome de ella.

Cris prueba los espaguetis y, por su expresión, sé que le gustan.

-Recetas amablemente sugeridas por Juanse el chef..- digo riendo mientras chupo los espaguetis como si fuera uno de los perros de Lilly y el vagabundo.

-Si hubiera habido albóndigas, podríamos haber reproducido la escena más bonita de Lilly y el vagabundo... en la que tú eres obviamente el vagabundo y yo soy Lilly... -dice la chica rubia coincidiendo con mi pensamiento anterior.

-¿Y por qué yo el vagabundo? pregunto aunque sé perfectamente que somos la única versión de ese dibujo animado.

-Como si no lo supieras... -dice riéndose antes de comer un poco más de sus espaguetis.

BlushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora