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Los ojos de Cristina me mantienen lo suficientemente inmóvil como para que ni siquiera huya como he querido hacer desde que decidió provocarme.

Afortunadamente, el timbre de la puerta designa la llegada de una persona, lo que me hace escabullirme, para decepción de la joven anfitriona a la que oigo resoplar incluso en la distancia.

Al abrir la puerta me encuentro con Alejandro, el chico que había intentado llamar a Cristina un poco antes.

-Hola hermosa. ¿Está Cristina en casa? -pregunta con esa mirada de suficiencia que me da ganas de abofetear, casi siempre.

-Sí... está en el comedor... -digo dejándolo entrar y caminando detrás de él.

-Rubia, ¿qué has hecho? -pregunta sentándose frente a ella, mostrando su paquete a la vista en los pantalones, dejando las piernas abiertas como el macho que no es.

-Bueno, seguro que antes de que vinieras me estaba divirtiendo...- comenta la rubia con el aire de cabreo perpetuo que tenía la primera vez que la vi en esta casa.

-Ahora podemos divertirnos juntos... quizás en una de tus habitaciones...-

¿Realmente vino aquí sólo para joderte?

¿Qué clase de enfermedad sexual padece este niño de papá que viene así, preguntando a una chica que acaba de comer sushi, si quiere ir a follar con él en una de sus habitaciones?

-Joana y yo estábamos saliendo. Tenemos que hacer unas compras y ella es nueva aquí, así que me necesita por las tiendas..-explica y yo asiento aunque nada es cierto, pero da igual.

-Está bien... entonces llámame cuando hayas terminado. Mientras tanto me voy a casa de Nora a divertirme.- comenta levantándose y dirigiéndose a la puerta.

En cuanto mencionó a Nora la cara de Cristina no fue la mejor.

Ahora entiendo por qué dice que no es su novio.

Cuando el tipo finalmente sale por la puerta, veo que ella vuelve a quedarse callada.

-¿Entonces... dice que no es su novio por culpa de esa Nora? -pregunto intentando que no piense que puede provocarme de nuevo.

-¿Qué? No. Simplemente no me gusta. Anoche sólo quería follar, pero él cree que hay algo más... y que quiere volver a hacerlo... pero créeme que me bastó con lo de anoche para darme cuenta de que no habrá más veces...- dice con una cara que me hace soltar una carcajada incontrolable, por primera vez delante de la señorita Soto.

-¿De verdad fue tan malo este polvo? -pregunto sin poder dejar de reír.

La señorita Cristina también se ríe y me responde que sí.

-Peor, no malo. El peor polvo que he tenido nunca...- admite de nuevo prolongando nuestras risas.

No pensé que un día me encontraría en el comedor de una mansión, riéndome a carcajadas con una joven heredera, sobre una de sus cogidas con un hombre.

-¿De verdad quieres salir? -le pregunto entonces a la chica rubia, que niega con la cabeza.

-No. Dos de mis amigas se unirán a mí más tarde, hemos decidido tener una noche de chicas. Como mucho tendrá que hacernos palomitas..- me dice y yo sonrío asintiendo.

-Bueno entonces voy en mi cama un ratito-digo antes de subir las escaleras hasta mi habitación y encerrarme en ella.

Extrañamente me duermo, después de jugar un poco a la playstation, y cuando me despierto, leo en el reloj de la pared que son las 7 de la tarde.

BlushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora