Capítulo 07.- Félix

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El tiempo pasa y se cumple un mes desde aquel primer día, todo marcha sobre ruedas y el asunto de la guerra se vuelve aún más interesante. Solo que las enfermedades por el ambiente se ha vuelto ligeramente más complicado en los últimos días.
- Lena. - Daniel me llama desde mis espaldas y volteo la mirada en su dirección.
- Dime.
- Me gustaría hablar contigo.
- Claro, ¿Sucede algo?
- Nada malo, solo quería preguntarte el motivo por el que no has ido con Dereck.
- Oh, lo siento. He estado ocupada con Mai estos días que no lo recordé.
- No pasa nada, solo quería saber si todo estaba en orden.
- Sí, solo es eso.
- Comprendo, pero no te vendría mal darte una vuelta, Rita y yo hemos considerado descartar la mayoría de las misiones para algunos por el mínimo riesgo de ataques en el exterior estos últimos días. De todas maneras, sabes donde encontrar a Dereck. - Hay algo en su mirada que me es peculiar, es la misma con la que Jack observa a Mara de vez en cuando. No sé lo que sea o lo que signifique, pero es la segunda vez que lo hace.
- Está bien, lo buscaré pronto. - Empiezo a dar pasos hacia atrás, ya que asumo por terminada nuestra charla, pero me toma de la mano justo cuando doy media vuelta.
- ¡Espera! - Habla lo suficientemente alto como para hacer que todo a nuestro alrededor se concentre en él. - Lo siento, no quise gritar...
- ¿Seguro que no es a ti al que le sucede algo?
- Bueno, podemos hablarlo más noche. Te espero en mi oficina a las once, ¿Te parece?
- Supongo.
- Te estaré esperando. - Suelta mi mano y se marcha directo al ascensor.
Creo que Daniel se comporta de manera extraña, pero hoy las sobrepasó todas.
- ¿Señorita White? - Un tipo de 1.60m me dirige la palabra, tiene la piel aperlada y el cabello un poco desaliñado, aunque el color de la cinta de su brazo es morada.
- ¿Te conozco?
- Es un verdadero honor conocerla, soy Dereck Mallers, el jefe de entrenamiento. - Este sujeto invade un poco mi espacio personal y posee una gran osadía al tomarme la mano. Ojalá pudiera arrancarle los brazos ahora mismo por la confianza que mantiene. - El Comandante Blake me ha hablado mucho de usted.
- Ya veo. - Lo único que se me cruza por la mente es un simple "quítate", pero solo me libero la mano de las suyas.
- Me comentaron que es posible que el Nivel 4 tenga el honor de recibirla.
- Sí, es cierto. Así que más te vale que tengas mi equipo de entrenamiento listo en cinco minutos, Mallers.
- En seguida. - No hace objeción alguna y toma el elevador.
Hasta que pude quitármelo de encima.
Realmente me gustaría saber más de lo que es tener una familia, pero supongo que hacerle caso a Daniel por ahora me entretenga un rato. Aún no me acostumbro a tomar ese ascensor yo sola, así que sigo subiendo y bajando las escaleras. Al entrar como tal en el Nivel 4, un sujeto espera mi llegada en posición de descanso con la misma línea morada en su brazo, tiene un ligero aspecto desaliñado y es un poco moreno.
- Bienvenida Señorita White, mi nombre es Iras Crim y seré su compañero de entrenamiento.
- Dime que no eres como Mallers.
- No Señorita, - Suelta una pequeña sonrisa cuando le digo eso. - el Jefe puede ser un poco interactivo, pero es buena persona.
- ¿Y tú, Crim?
- Bueno, en realidad soy aún más calmado y creo que mi manera de hablar se lo confirma.
- Definitivamente. - Este sujeto me agrada.
- Si me permite, le daré instrucciones para ambas áreas y el equipo necesario para...
- Pero miren que tenemos aquí, carne fresca. - Un sujeto de 1.80m con otros dos tipos a sus espaldas es el que interrumpe a mi compañero, parece que es fuerte, pero su voz es la de un simple fanfarrón arrogante.
- Creo que este no es tu asunto, Jason. - Crim le responde en señal de paz.
- Pero claro que es mi asunto si se trata de nuestro territorio. ¿Así que esta pequeñita la consideran peligrosa y nuestra protectora junto al inútil de Carter?
- ¿Disculpa? - Definitivamente no me causa gracia alguna lo que acaba de decir. - Pero me interesa en lo más mínimo que semejante gorila con guardaespaldas me dirija la palabra.
- Lo siento, creo que tu altura no es la suficiente como para que recibas mi mensaje. - Se agacha para hasta estar cara a cara conmigo para volver a abrir la boca y carraspea un poco la garganta antes de continuar con su discurso. - Ahora sí. Verás, que tú definitivamente no le das la talla a los rumores que han dicho en este nivel, eres una hormiga para tener semejante poder, aunque debo admitir que tus ojos extraños y ese aspecto tan tenebroso hace que me den escalofríos.
- ¿Es que acaso te pedí tu opinión?
- Mira niñita, ya me estás cansando.
- Jason, por favor, déjanos tranquilos.
- ¿O qué?, ¿Qué me vas a hacer, Crim?
- ¿Por qué mejor no cierras tu inmensa bocota de una vez y dejas de molestarlo?
- Maldita perra. - Su enojo es tanta que me suelta una bofetada. - No te atrevas a volver a tratarme así, ¿Escuchaste?
- ¿Y si no?, ¿Qué harás tú al respecto? Zopenco.
- Tú te lo buscaste.
Intenta darme otro golpe en la cara pero lo detengo con el antebrazo y le suelto un puñetazo en el rostro de Adonis que se carga. Ahora sí está furioso y me ataca directamente con toda la fuerza que posee en su brazo, esquivo el ataque y le doy un golpe en la garganta para inmovilizarlo un poco, uno en la nariz cuando da un paso hacia atrás y cae al suelo inmediatamente cuando comienza a sangrar.
- Escucha imbécil, no me gusta usar la violencia con alguien más débil, pero contigo es muy divertido. - Aprovecho la oportunidad para darle una patada en el abdomen a tal punto de hacerlo levantarse un poco del piso.- Así que no te atrevas a mencionar ese tipo de cosas acerca de Iras y Alen delante de mí, sino ya sabes lo que te espera.
- Estás muerta. - Continúa amenazándome a pesar de no tener aliento.
- Llévenselo de una vez, sino quieren terminar como él. - Ambos sujetos que estaban detrás suyo no dudan en obedecer lo que les acabo de decir y lo ayudan a levantarse.
- ¿Se encuentra bien, Señorita?
- No pasa nada, Iras, alguien tenía que ponerlo en su lugar.
- Gracias.
- ¿Por qué?
- Por defendernos, nadie había hecho algo al respecto por sí mismo, ni mucho menos por los demás.
- Pues de ahora en adelante yo estaré aquí, así que quiero paz en mis entrenamientos. Y no es nada en realidad, detesto a la gente que solo escupe veneno a los demás.
El haber peleado con ese incompetente unos segundos me hizo liberar un poco de estrés, el entrenamiento solo me ha ayudado a mejorar mis puntos débiles en mis defensas y aumentar mi velocidad al atacar. Creo que no fue una mala idea al venir después de todo, por suerte no me he topado de nuevo con Mallers, pero atendió mis indicaciones mejor de lo que pensé.

Con la adrenalina de todo esto me olvidé por completo de que tenía que ir a ver a Daniel, solo que casi no hay nadie en el área, realmente me pasé horas aquí y es tarde. Abandono el Nivel 4 y comienzo a subir las escaleras, justo cuando llego al Nivel 6 escucho unos ligeros ruidos en el pasillo, aunque es extraño porque solo está la luz de emergencia y el lugar está completamente solo.

De pronto, siento que alguien me cubre la boca por la espalda, mientras que otros dos sujetos me cargan y me llevan a la bodega, ni siquiera sabía que había una. Los tres están vestidos completamente de negro y tienen sus rostros totalmente cubiertos. Intento zafarme pero es inútil, hago mi mayor esfuerzo pero solo el más alto me coloca una cinta en la boca y ayuda a los otros dos a ponerme unas esposas entre una tubería.
- Te advertí que algo malo te pasaría, pero no escuchaste. - Reconozco esa voz, es el bastardo de Jason - Ahora vas a pagar por humillarme de esa manera.
Intento gritar pero solo consigo que me golpee de nuevo una y otra vez.
- Basta Jason, ya la asustaste lo suficiente, déjala ir. - Uno de ellos empieza a apiadarse de mí e intenta convencerlo de que está haciendo mal.
- ¿Acaso tengo a un cobarde conmigo?
- No es cobardía, solo estoy diciendo que...
- Idioteces. ¡Eso es lo que estás diciendo!
- Vamos amigo...
Intento gritar una vez más pero saca un arma y me dispara en el hombro.
- ¡Ya cállate de una vez!
De nada sirve intentarlo, estoy asustada y todas las heridas que me ha hecho solo siguen sangrando.
- ¿De verdad piensas matarla? - El otro sujeto también interviene.
- ¿Pero qué demonios les está sucediendo a ustedes dos?
- Solo creemos que...
- Nada, no creen nada. Y claro que la asesinaré, esta perra me pagará con su vida la mayor humillación de todas. - De estar completamente exaltado con lo que dice, pasa a un modo sereno y perverso. - Pero, no deja de ser una mujer. Sujétenla.
- ¿No crees que deberías pensarlo mejor?
- Hagan lo que les digo. - Ambos atienden a su orden y cada uno me sujeta una pierna, mis brazos no tienen libertad alguna como para forcejear.
- Deberías de agradecer por tener el honor de revolcarme contigo y que sea lo último que vivas. - Avienta el pasamontañas de su rostro y deja caer el arma que tiene en la mano. Comienza a desabrocharse el cinturón y se pone de rodillas en el suelo. - Aunque no tengas mucho qué desear, sigues siendo muy atractiva.
¿Por qué mejor no me matas de una vez...?
Sus manos empiezan a tocarme los muslos y comienza a desabrochar mi blusa. Intento forcejear de nuevo a pesar de mi herida del hombro pero solo consigo que me sujete por el cuello, no pienso en nada más y solo dejo que mis lágrimas fluyan por mis mejillas; justo cuando deja mi estómago descubierto, alguien entra a la bóveda y le dispara a Jason. Sin que nada me detenga, logro romper las esposas y golpear a los otros dos, pero ese hombre comienza a acercarse e intento refugiarme en la esquina más cercana que tengo.
- Tranquila Portadora, vengo a ayudarte. - Su voz es cálida y tranquilizadora, no sé quién sea, pero estoy muy agradecida de que me haya encontrado y me quita con mucho cuidado la cinta que me impide hablar. - Mi nombre es Félix, soy tu Protector, puedes confiar en mí.
- ¿Protector?, ¿Daniel te asignó? - Estoy muy aturdida.
- Me encargo de cuidarla, solo que la persona que me contrató prefiere no ser descubierta por ahora, pero me temo que el Comandante Blake no sabe nada con respecto a ello y le agradecería su total discreción.
- C-Claro...
- No veo por completo su rostro, el lugar es obscuro pero alcanzo a distinguir una sonrisa.
- ¿Lena? - Es la voz de Daniel que proviene de afuera.
- Nos veremos pronto, Portadora. - Félix desaparece en una ventilación cercana.
- Por los Dioses, ¡Lena!. - Daniel se apresura en mi auxilio y me acaricia la mejilla para tranquilizarme un poco.
- Daniel... - Le rodeo el cuello con mis brazos y estallo en lágrimas y sollozos, me hace feliz verlo.
- Tranquila, todo está bien, ya pasó. - Lo dice mientras pasa su mano un poco lento por mi cabeza. - Me alegra haberte encontrado, me preocupó demasiado el que no hayas aparecido y Mallers me dijo que habías salido para ir a verme. De verdad lo siento, debí ir a buscarte antes, sino nada de esto hubiera pasado.
- Sácame de aquí, te lo ruego...
- Ven aquí. - No lo duda dos veces y me levanta en sus brazos, hace que me aferre a él por completo pero, no puedo quitarme de la cabeza el que me sienta sucia por las manos de Jason y que mi Protector me haya rescatado.
Donde sea que estés, gracias Félix...

Hasta que el futuro nos separeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora