Capítulo 14: Templo del Este

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Al descender algunos metros por los escalones, notamos que no es muy profundo, solo que llegamos a un callejón sin salida.
- ¿Y ahora qué? - Alen es el primero en comentar algo al respecto.
- No lo sé, ¿crees que puedas sacar una linterna y apuntar al centro?
- Claro.
A simple vista, parecería un muro de piedra con inscripciones antiguas, pero creo que también debería de haber una puerta de acceso. El Yina está justo arriba de nosotros y al acercarnos un poco más, podemos notar que también está el símbolo que Alen posee.
- Si este es un templo... ¿Crees que este sería tuyo?
- Ya lo veremos.
Él coloca la palma de su mano derecha en el lado derecho de la puerta, mientras que mi parte es la izquierda. En el momento en que ambas manos están pegadas al muro, unas raíces de colores salen de lo que parecen ser nuestras marcas para viajar a través de nuestras venas al muro; un rojo intenso que abarca mi mitad del muro, mientras que el otro lado de la pared es de un tono turquesa, hasta llegar al Yina de arriba. El símbolo se enciende por completo en un color morado que fusiona ambas partes y comienza a rotar poco a poco hasta que la puerta se abre en su totalidad.

Ambos comenzamos a caminar hacia adentro del pasillo que quedó descubierto, aunque la luz no llegue hasta aquí, intentamos seguir con lo que la lámpara alcanza.
- Lena, ¿Ves algo?
- No mucho, en realidad, pero creo que hay algo aquí...
Alrededor de diez antorchas son las que se encienden por sí solas una por una hasta llegar a una central, mostrando por completo una habitación un tanto extensa, hecha de piedra y únicamente teniendo una roca irregular en el centro con varios jeroglíficos en ella.
- ¿Qué se supone que es esto?
- ¿Estás bromeando? - Alen responde de una manera irónica mientras camina al centro de la habitación. - Éste es mi templo, es a donde pertenezco. Puedo sentirlo...
- Ah, ¿Sí?, ¿Y qué me dices de lo que está escrito ahí?
- Podrás decir que estoy loco, pero entiendo a la perfección lo que dice.
- Hay algo que no me cuadra.
- ¿Qué cosa?
- ¿Cómo es que estás tan seguro de que esto es tuyo y cómo puedes entender algo de lo que casi no tienes idea?
- No lo sé, pero puedo demostrarlo...
- Bien, adelante.
Alen no duda ni un segundo de lo que hace, se coloca en frente de esa roca y coloca su palma derecha en ella.
Todo el lugar se ilumina por completo de la misma manera en la que el muro de la entrada lo hizo, su mitad del Yina aparece en la roca y el símbolo completo se encuentra en el techo; solo que también se enciende la parte que Alen posee, puedo notarlo a través de la camisa blanca que trae puesta, al igual que sus ojos, también se encendieron.
- Oh, Lena. No tienes idea de lo que es esto. Puedo ver muchas cosas y ahora comprendo todas mis preguntas... - Quita su mano de la roca y voltea a verme.
- ¿Te encuentras bien...? - No puedo evitar notar el brillo de sus ojos, además de que también las venas cercanas a ellos se encendieron.
- Mejor de lo que imaginas. Ahora sé perfectamente cuál es mi función como portador, mi pasado, mi verdadero origen...
- Quieres decir que, ¿Puedes ayudarme a saber algo sobre mí?, ¿Realmente puedes ver de dónde venimos?
- Creo que para eso, necesitamos ir a tu templo.
- ¿Templo?, ¿Acaso estás hablando de las ruinas de...?
- No le pusimos la suficiente atención como para contemplarlo.
- Bien... - No digo nada más.
- ¿Es todo?
- ¿Qué?
- Creí que te morías de curiosidad por saber acerca de todo esto.
- Y así es, solo que también me aterra el motivo por el cuál no me acuerdo de nada.
- Tranquila, pequeña, aquí estoy para tí. - Alen se acerca a mí para abrazarme y la luz de su cuerpo se apaga para volver a la normalidad.
No sé cómo es que lo hizo, pero consigue hacer que me sienta mejor con respecto al tema. Sus brazos rodean mi torso y reclino mi cabeza en su pecho por algunos segundos.
- Mejor cuéntame. ¿Qué es todo esto?
- Por supuesto, verás, aquí es donde fui creado por los dioses, me dieron un elemento de los dos que ellos siempre consideraron los más importantes: el agua.
- ¿Por qué serían muy importantes?
- El agua es fuente de vida para todo ser viviente de este mundo, al que una vez le llamamos hogar.
- Hm, realmente si que cuadra contigo.
- ¿A qué te refieres?
- En teoría, el río es tu lugar favorito en el mundo, el agua es tu elemento y eres transparente como aquella corriente que, casualmente, se encuentra casi detrás del templo..
Desvía su mirada al suelo y suelta una dulce sonrisa.
- Veo que podemos encontrar muchas respuestas si ponemos atención en otras.
- Ya lo creo, me imagino que con todo lo que podemos conseguir en estas ruinas nos ayudará saber cómo ponerle fin a esta guerra.
- Claro que sí, ahora solo faltas tú, Pequeña. Creo que todo será más fácil cuando sepamos ambas partes, aunque podría decirte varías cosas ahora.
- Sería de gran utilidad, aunque siento que algunas cosas no las podría comprender del todo hasta que lo vea por mí misma.
- Oh, Lena. Solo espera a ver lo que te aguarda allá. - Me dice con una voz ansiosa. - Pero al menos lo que sí puedo mostrarte, es esto.
Alen se aparta un poco de mí y hace un movimiento con su mano para señalar la roca de en medio, toda luz de la cueva se regresa a su lugar de origen para salir como si fuera el holograma de Rita.
- Eso es...
- Te presento el XibDa, el lugar de los Dioses, el origen del sol y las estrellas, el sitio del que hablaron todas las religiones que existieron algún día, el verdadero lugar de donde venimos. Mi verdadero hogar...
- ¿Qué sucede?
- ¿Hm?
- ¿No te entusiasma saberlo?
- Sí, claro.
Algo no me cuadra, estoy segura que algo está mal con esto y lo noto en la voz de Alen, pero prefiero no insistir.
- Deberíamos regresar a arriba. - Alen es el que interrumpe el pequeño silencio que existía.
- Claro, andando.
Ambos salimos del lugar, la puerta vuelve a cerrarse y al momento de que pisamos la superficie, la entrada al templo queda totalmente sellada.
Creo que ahora se puede notar más a detalle la parte de Alen en el exterior del recinto, así como el símbolo que él posee. Justo donde estaba el botón que mencionó hace rato, está el mismo jeroglífico que tiene en el pecho.
La estructura externa aún conserva la base y algunas columnas del techo, solo el arco principal está de pie, supongo que es por el Yina, y hay una especie de mesa para rituales en ella. Realmente la estructura no tiene paredes como tal, pero la mitad del Yina de Alen está inscrito en la base de esa mesa rectangular, ¿o será una base de cama?.
- Lena, ¿Te importa si volvemos al río?
- En absoluto.
Alen hace una pequeña sonrisa y comenzamos a caminar de vuelta, solo que acabo de recordar una cosa insignificante.
- Hmm, Alen, olvidé que no pude tomar evidencia del templo, ¿Te importa si te adelantas y te alcanzo en un segundo?
- ¿Segura que no quieres que te acompañe?
- No, descuida, adelántate, iré en seguida.
- Si tú lo dices... Pero si no regresas en diez minutos, iré a buscarte.
- Tranquilo, si no vuelvo en diez minutos, tú sigue en el río. - Es extraña la sensación que tengo en este momento, fuera de Daniel y de Jack, es el único hombre con el que realmente siento que se preocupa por mí.
- Pero...
- No hay pero que valga, no tardaré.
- Confío en ti.
Da media vuelta y me quedo un par de segundos para asegurarme de que no regrese, veo que voltea en mi dirección sin dejar de caminar y me saluda a lo lejos, respondo a su saludo y me pongo en marcha de regreso al templo.
Al llegar, busco de nuevo la entrada para abrir el acceso a las escaleras, lo presiono y, en lo que se abre de vuelta, comienzo a escanear las estructuras del templo y desciendo nuevamente a la entrada. Termino de bajar el último escalón y de nuevo empiezo el análisis.
Escaneo completado.
Subo de regreso a la superficie y antes de guardar el escáner, veo que un demonio está cerca, acaba de darse cuenta de mi presencia y corre en mi dirección.
- No tengo tiempo para jugar.
Solo sostengo la máquina con una mano, mientras que con la otra, saco mi arma y apunto a la cabeza para matarlo de manera instantánea. Si que las lecciones de los gemelos han rendido frutos. Así que procedo en ir al río y guardar el aparato en el camino.
Después de unos segundos, estoy por llegar a las rocas de la última vez, cuando estoy casi de frente con Alen.
- Creí que algo había pasado, hace un momento escuché un disparo y me... preocupó un poco.
- Tranquilo, estoy bien. Solo era un demonio que se topó conmigo.
- ¿Tan poca fue la ventaja que le diste?
- No tenía ganas de jugar con él. Mejor dime, ¿Por qué quisiste que regresáramos a este lugar?
- Porque quizá y sea la última vez que venga aquí, o quizá no, pero al menos me gustaría disfrutar el estar aquí, contigo... - Se sienta a la orilla del agua y voltea a verme con una ligera sonrisa.
- Ya veo. - Me siento con él y coloco mi mano encima de la suya. - ¿Crees que Mai nos extrañe?
Decido cambiar un poco de tema con él, aunque creo que tarde o temprano hablaríamos de ella.
- Estoy seguro de que sí, creo que vendría corriendo a nosotros cuando regresemos.
- Tienes razón.
- ¿Te parece si vamos a verla juntos cuando regresemos?, bueno, ya que al fin y al cabo, es "nuestra" hija y no tendría nada de malo ir los dos al mismo tiempo. - Creo que alguien está nervioso, y es lindo ahora que comienzo a meditarlo.
- Me encantaría...
- Entonces... ¿Sería una cita?
- ¿Una cita?
- C-claro, si tú quieres. Aunque más bien, sería... - Creo que ha olvidado que aún no sé muchas cosas.
- ¿Qué es una cita? - Lo interrumpo.
- Claro, es... Una de esas que... Cuando tú...
- Hmmm, ¿Tiene algo que ver con lo que Mara y Jack hacen cuando están juntos?
- Sí, es algo similar.
- Hm... Suena bien.
- ¿Enserio?, Entonces... ¿Tendrías una cita conmigo?
- Eso me gustaría.- Le respondo en un tono tranquilo, no sé porqué siento felicidad con todo esto, pero intento ocultarla.
- ¡Genial!
- Solo que tendrás que decirme qué se hace en una "cita".
- Por supuesto, irás conmigo, así que no habrá ningún problema.

Después de un instante, se siente una ligera ráfaga de viento desde el otro lado del río que comienza a ser cada vez más fuerte, al observar con detalle, me percato de que no es una simple corriente de aire lo que viene hacia nosotros.
- ¡Es una tormenta de arena! - Alen no duda en decirlo en voz alta de manera inmediata.
Ambos nos levantamos de la orilla y tomo rumbo de nuevo hacia el interior de la ciudad.
- Tenemos que buscar un refugio ahora. - Intento voltear a ver a Alen, pero la arena comienza a hacer de las suyas con la visibilidad.
- No, volvamos al templo, estaremos a salvo y no nos tendremos que preocupar por el frío, podemos pasar la noche ahí. - Me dice al momento en el que toma mi mano, antes de alejarme.
- Buena idea, vamos.
Comenzamos a caminar hacia el templo, solo que es un poco difícil con la fuerza del viento. Al llegar de nuevo, Alen busca de nuevo el acceso para entrar, y ni siquiera había notado que aún me estaba tomando de la mano.
- Entra.
Ambos abrimos la puerta y entramos antes de que la tormenta llegue por completo. Creo que ni el viento ni la arena llegarían aquí adentro. Supongo que estamos a salvo.
- ¿Crees que la tormenta dure mucho?
- La verdad... No tengo idea.
- Bueno, al menos estamos a salvo. Además, creo que nunca te pregunté qué era lo que traíamos para acampar.
- Veamos, no recuerdo exactamente, ¿Podrías apagar la lámpara y encender un poco de luz aquí?, ¡Oh, gran señor del agua! - Le digo en un tono ligero de burla.
- Claro, portadora. - Suelta una pequeña risa al dirigir su mirada hacia mi.
Ni siquiera hace movimiento alguno, solo todo comienza a ser visible poco a poco en aquella tonalidad turquesa.
- Veamos... - Ambos comenzamos a sacar todo lo que traemos encima - Yo traigo el calentador, el escáner, algunas municiones, comida, agua y... la manta. Es todo.
- Yo traigo la lámpara, un poco de comida, el holograma y más municiones.
- Creo que debimos analizar mejor la situación antes de partir.
- Al menos ya vamos de regreso.
- Buen punto, solo que ya no tenemos ni idea de la hora.
- ¿Cuánta comida traemos?
- Creo que solo tenemos para lo que resta del día, y si tenemos suerte, nos duraría para la primera hora de mañana.
- Ya veo, intentaremos no comer demasiado esta noche, así al menos tendremos un poco de energía y la acumularemos para mañana, si es que la tormenta no pasa pronto. De lo contrario, supongo que tendríamos que seguir ahorrando las provisiones hasta regresar al campamento.
- ¿Y podremos comer mucho cuando volvamos?
- Siempre y cuando no exceda demasiado de los demás días.
- Entonces, comencemos la sobrevivencia en nuestra supervivencia.
Sé que no tiene mucha coherencia lo que dice, pero temo que tiene razón, solo podemos estar seguros de estar a salvo en la Sede, fuera de sus muros comienza la batalla para seguir con vida y más aún que nos encontramos tan lejos de casa, así que no nos queda más que seguir viviendo en una posible agonía.

Hasta que el futuro nos separeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora