Capítulo 09.- Ruinas

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Y aquí estoy, de nuevo en el Cuartel General por órdenes de Rita, he estado aquí un par de minutos y mi Subcomandante sale de una de las salas internas para dirigirse directo hacia mi. Tenía un lapso de tiempo sin conversar con ella directamente.-
¿Estás mejor?
- Ya veo que  las noticias viajan rápido.
- Agradécele a Blake por el reporte.
- ¿Siempre ha sido así de entrometido?
- En realidad no, también es extraño para mí, pero me temo que ese no es el tema.
- ¿De qué quieres hablar?
- Verás, recibimos un reporte de unas ruinas con el símbolo del Yina hace algún tiempo y creo que es una misión que te corresponde.
- ¿Ruinas?
- Tal como lo escuchas, es posible que en ese lugar podamos encontrar las respuestas que hemos buscado desde el comienzo de la guerra.
- Pudieron mandar a alguien más cuando supieron.
- Me temo que varios de nuestros cazadores fueron aniquilados antes de que llegaran al lugar, no puedo darme el lujo de enviar a más personas ni de perder más días, saldrás a primera hora mañana. Regresa por la noche para recibir instrucciones.
- De ninguna manera. - Daniel interviene.
- Blake, no tenemos opción. Sé que es nuestra esperanza, pero estoy segura de que puede hacerlo, son ellos los que necesitan saber sus orígenes y buscar la manera de terminar con esta guerra.
- Lo que estás haciendo es un acto egoísta y homicidio.
- No es egoísmo, es sobrevivencia.
- No permitiré que envíes a Lena a una muerte segura.
- Y yo no voy a permitir que sea Kei quien gane, acepto la misión, Rita. Preparen mis cosas para partir. - Termino de decir lo que tenía en mente y me pongo de pie para salir del CG.
- Yo no autoricé tu misión. - Daniel me toma por el brazo antes de marcharme.
- No necesito su permiso para saber quién soy, Comandante Blake.
- ¡Te prohíbo que...!
- No soy tan débil como usted cree, así que no tiene derecho alguno sobre mí, con permiso.
Es la primera vez que le hablo de esa manera a Daniel, sé que no está bien lo que le dije, pero nada ni nadie me va a quitar la oportunidad de saber mi pasado.
- ¡Todo esto es tu culpa! - Alcanzo a escuchar los gritos de Daniel desde el otro lado de la puerta.
- ¿Mi culpa?, ella necesita saber quién es, ambos necesitan conocer cuál es su función como Portadores y nosotros no podremos descubrirlo.
- ¿Por qué no entiendes que es muy peligroso?
- Claro que lo entiendo, al igual que ella. No puedes tenerla encerrada para siempre. ¿Acaso crees que me tragué el cuento de que los ataques en el exterior disminuyeron? Todo lo que estás haciendo es retrasar lo inevitable. No necesita que la protejas, los mismos Dioses los enviaron para traernos paz y tenerlos entre estos muros no cambiará nada.
- No es eso, solo no quiero que le pase algo.
- Daniel, te conozco desde hace muchos años, ¿Por qué de pronto cambiaste...? Antes tú eras el que decía que era mejor sacrificar a unos cuantos con tal de obtener una mínima esperanza para los demás. Entiendo que los portadores son nuestra prioridad, pero la tuya solo es Lena, no ambos.
- Déjame en paz.
- Respóndeme. ¿Por qué te importa más ella que Alen?
- No es de tu incumbencia.
- Daniel, comprende que...
- ¡Porque la amo!
Ahora no estoy segura de que haya sido buena idea el escuchar todo. Estoy tan sorprendida por su respuesta que siento una extraña sensación en mi pecho.
- Sabes que ella no puede amarte, los Portadores...
- A la mierda con eso, ya soy lo suficientemente miserable al recordarlo en cada momento como para que tú también me lo recuerdes.
Se escuchan pasos que se dirigen a la puerta y corro hacia las escaleras, comienzo a bajar al Nivel 3 y solo pienso un poco en lo que acaba de suceder allá arriba.

Fénix ya está esperándome como habíamos acordado.
- ¿Listo para comenzar?
- A sus órdenes.
- Conque era cierto. - Una voz idéntica a la de Fénix se escucha a mis espaldas. - Un gusto volver a verla, Portadora.
Félix...
- ¿Cómo se encuentra?
- Estoy bien, de no ser por ti, quién sabe en dónde estaría ahora...
- No es nada.
- Al contrario, es mucho más de lo que crees. Me salvaste la vida, gracias...
- Lo que sea para protegerla.
- ¿Entrenarás con nosotros?
- No creo que sea...
- Aprovecha, puedes aprender de los mejores. - Fénix lo interrumpe.
- Bueno, si ambos insisten.
- Entonces es un hecho. - Necesitaré de ellos para mejorar todo lo que pueda en menos de veinticuatro horas. Aunque no estaría mal un poco de fuerza.
- Creí que pasaría algún tiempo para que regresaras. Me alegra saber que estás bien. - La voz se Iras es fácil de reconocerla.
- Justo a tiempo, necesitaré de ti junto con Mallers para algo intenso en estas horas.
- Sea lo que sea que estés tramando... Cuenta con ello.
Al tener reunidos a los cuatro, les doy lo que creo necesitar para mi próxima misión. Mi nuevo equipo de entrenamiento es mucho mejor de lo que pensé.
Las horas pasan, mis debilidades son cada vez menos y me despido de todos ellos para tomar rumbo a otro lado.
Regreso a las escaleras y me dirijo al Nivel 4 para hablar con los demás con respecto a mi nueva misión.

Mara es la primera en abrazarme cuando llego al comedor. Al parecer es la hora de la cena.
- Oh, Lena. Estoy feliz de verte, estaba muy preocupada...
- Tranquila, estoy bien. - Respondo a su abrazo e intento tranquilizarla un poco.
- Iva nos contó lo que pasó, quise ir a verte pero estabas ocupada.
- ¿Mai saber de eso?
- No, no quisimos que se enterara.
- Menos mal.
- Me alegra saber que está bien, Señorita.
- Gracias Jack.
- ¿Y?, ¿Para qué te querían allá arriba? - Iva pregunta con mucha curiosidad.
- Justo de eso quería hablar con ustedes. Mañana salgo a una misión importante, no sé exactamente a dónde tenga que ir ni cuánto tiempo estaré afuera, pero se trata de algo muy importante..
- ¿Te vas? - Mara es la primera en hablar.
- ¿Pero por qué a mi no me han notificado nada? - Jack interviene.
- Rita no mencionó nada con respecto a un compañero.
- ¿La Subcomandante dijo? - Creo que mi subordinado está algo confundido.
- Así es, se trata de algo importante. Me dijo que iría a unas ruinas donde podría encontrar algo del Yina, y quizá algo de mi pasado...
Iva está muy sorprendida con la noticia, pero solo se queda callada.
- ¿Estás bien? - Su reacción me preocupa un poco, así que le pregunto directamente.
- S-Sí, estoy bien. Creo que deberías hablar con Mai.
- Creo que iré ahora... Me despido de una vez.
- Cuídate mucho Lena, te estaremos esperando. - Mara vuelve a abrazarme.
- ¿Segura que puede irse sin mí? - Jack pregunta con nerviosismo y evitando un posible contacto visual.
- ¿Estás seguro de que tú estarás bien si no estoy? - Saca una ligera risa y comprende que no habrá problema si no me acompaña.
- Nos vemos pronto. - Iva también me abraza y me desea buena suerte.
- Cuidado con lo que encuentres allá afuera, te vamos a extrañar. - Mara de nuevo me abraza antes de irme.
- Adiós chicos.

Al despedirme de ellos, bajo a los dormitorios y me dirijo al área de Huérfanos. Los cuartos están por orden alfabético, así que me dirijo hasta el fondo, hay veces en las que los cambian de habitación y busco en las listas el apellido Yareq.
Justo cuando voy a revisar las últimas listas de nombres, Mai sale de una de las habitaciones y corre directamente hacia mí cuando voltea a verme.
- ¡Mamá!
Nunca me cansaría de esto.
- Hola mi amor.
- ¿Por qué no habías venido a verme?, ¿Ya no me quieres?
- No, no, no es eso. Estuve ocupada y no pude venir.
- ¿Entonces eso quiere decir que mañana sí podemos jugar? - Su voz se escucha tan alegre que, odio romper su ilusión.
- Me temo que no Mai... Mañana tendré que salir a una misión y no sé cuando regrese. Pero en cuanto haya vuelto, serás la primera a quien busque. ¿De acuerdo?
- ¡Sí! - Su mirada fue distante por unos segundos, pero cambió por completo.
- Ya rugiste. Te veré pronto, mi amor.
- Te voy a extrañar, mami.
- Igual yo, pequeña... Pero ahora tienes que irte a dormir, ¿De acuerdo?
- Está bien, Adiós Mamá. - Regresa a su cuarto y me saluda a lo lejos antes de entrar.
- Adiós, Mai.
Un pendiente menos, falta uno. Aunque al regresar a las escaleras, me topo con Daniel.
- Lena...
- Señor.
- ¿Puedo hablarte un momento? - Asiento y entro al ascensor con él. - Lamento lo que sucedió en la mañana, yo solo estaba...
- Está bien, Señor, no pasa nada.
- Lena, yo...
- Con todo respeto, tengo algo importante que hacer.
Las puertas se abren y aprovecho para salir.
- Espera, aún no termino de hablar.
- Usted no, pero yo sí. Con permiso.

Me dirijo inmediatamente a las puertas del CG, pero de nuevo intercepta mi acción.- Por favor, comprende.
- Escuche, le agradezco profundamente lo que hizo por mí hace dos días, pero no puedo pasar por alto el que me ponga un impedimento para saber quien soy. Por favor, déjeme pasar.
Se mueve de la entrada de manera resignada y entro al Cuartel.
- ¿Problemas al entrar? - pregunta Rita.
- Algo así, pero ahora soy todo oídos.
- Bien, como verás, esta es una representación de las ruinas.- El holograma de la mesa central se enciende y muestra un mapa detallado de ellas. - No tenemos evidencia fotográfica actual, pero nos basamos en los antiguos expedientes de lo que creemos que es Rahétzan, la ciudad principal de los Dioses. Creímos que estaba completamente destruida, pero aún hay esperanza, lo malo es que está a cuatro días de Tokiogu.
- ¿...Tan lejos está?
- Es otro motivo por el que no quiero que vayas. - Creo que el Comandante aún no está de acuerdo con esto.
- No tienes de qué preocuparte, Lena. Estarás totalmente segura cuando llegues y por lo mismo de la distancia, te daremos de nuestra última tecnología para que puedas transportarte en tan solo tres horas.
- De acuerdo. - Me gusta el plan, creo que no será muy complicado.
- Bien, preséntate mañana a las 0700 horas con tu equipo en la entrada Oeste, recibirás las últimas órdenes antes de partir.
- Está bien, permiso. Me levanto del asiento y me dirijo directamente a mi dormitorio.
Creo que no hago mucho esfuerzo para quedarme dormida, aunque lo último que mi mente me proyecta antes de cerrar los ojos es la imagen de aquellos ojos azules.

Hasta que el futuro nos separeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora