Capítulo 04.- La primera misión

31 4 1
                                    

- La estaba esperando, señorita, justo a tiempo.
- Lena. - Daniel se percata de mi presencia y me dirige la palabra - Solo... Quería desearte suerte.  - hace una pequeña pausa al mirarme y después reacciona para dirigirse a los dos. - Suerte a ambos. Confío en ti, Jack. Protégela.
- Claro, señor, cuente conmigo.
- Gracias Daniel, nos vemos.
Al recibir nuestras respuestas, dirige una sonrisa de alivio hacia mí antes de dar media vuelta. Jack y yo nos encaminamos a la puerta principal de la base y me explica como deben usarse todos los prototipos que me dio Dave.
- El localizador va en el cuello y se enciende del botón rojo, el verde es de emergencia, debido a la atmósfera de afuera, es imposible comunicarse, por eso es importante el rastreador. Los binoculares van en una bolsa sintética junto con las provisiones, debes de ajustarla bien para que no se caiga y en el compartimiento están las municiones para el arma.
- Jack. - Lo interrumpo.
- ¿Sí?
- ¿Por qué me asignaron a una misión de manera inmediata?
- Bueno, la Subcomandante la consideró apta para esto, aunque el Comandante se rehusaba un poco, ya que creía que podría pasarle algo grave pero, aquí está.
Dos compuertas se abren hacia los lados, una por una. La tercer puerta se abre de forma sigilosa hacia arriba, tarda más en abrir porque es mucho más gruesa que las anteriores.
- ¿Lista?
De nuevo se hace presente el sombrío exterior y solo queda cumplir con el objetivo.
- Hagamos esto de una vez.

Soy la primera en salir y contemplo de nuevo el escenario apocalíptico, aunque también se siente el hedor a sangre como aquella vez. Es una flor del infierno, justo a unos metros de la rampa exterior de la sede.
Aquellos ojos azules están de nuevo frente a mi, están aún más cerca que la última vez. Hay alguien en el suelo, la imagen es borrosa...
- ¿Señorita White...?
¿Quién eres?
- Señorita White.
¿Por qué esos ojos se me hacen tan familiares?
- ¡Lena!
- ¿Qué sucede? - vuelvo a la realidad de golpe y hace que me desoriente por unos instantes.
- ¿Se encuentra bien?, estaba algo... Rara.
- ¿Eh?, ah, no. Nada. Solo contemplaba la flor...
- ¿Segura que está todo en orden?
- Sí, sí. Vamos.

Caminamos alrededor de una media hora y empezamos a buscar a lo lejos alguna clase de señal de los Demonios o algún Humano intentando sobrevivir. Pongo un pie encima de una roca y saco los binoculares para tener una mejor vista. Al colocármelos, intento dirigirme a mi Subordinado sin quitar la vista de enfrente, solo que...
- ¿Logras ver algo Jack?
Hay completo silencio a mi alrededor.
- ¿Jack? - Me doy la vuelta y algo lo tiene por el cuello, dejando que solo haga el más mínimo ruido.
Sea lo que sea esa cosa, no dudo en sacar mi arma y dispararle. Cuando la bala impacta su piel, inmediatamente suelta a Jack y lo deja caer, pero ahora está furioso y comienza a atacarme. Continúo disparando y tomo la Katana para tener más protección, Jack se reincorpora y le pega un tiro en el pecho. La bala es lo suficientemente gruesa como para volarle gran parte de la caja toráxica y ver a través de él.
Cae de manera inmediata al suelo y me permite ver mejor qué era esa cosa.
Es completamente blanco, no tiene iris en los ojos y posee garras en vez de uñas.
- Muchas gracias. - Jack lo dice mientras se soba el cuello.
- Como sea. - Guardo mis armas en su lugar y toco el cadáver del piso con el pie. - Ahora, dime qué carajos es esa cosa.
- Solo es un simple Demonio, se puede distinguir porque no tiene cola y se apoyaba en sus brazos al caminar. Si fuera un Yeki, yo estuviera muerto.
- ¿Muerto?
- Sí, no tengo la suficiente capacidad para matar a un Yeki, de eso se encargan los Cazadores, como usted.
- Ya veo...
- En fin, sigamos adelante. Recuerde que es muy importante seguir en línea recta, no tenemos manera de saber nuestra posición por el ambiente externo y los rastreadores no nos ayudan a regresar. Así que solo recuerde que el mirar atrás es señal de que ahí es a donde toda una especie espera a que regrese sana y salva.
Vaya frase inspiradora.

No sé cuánto tiempo ha pasado desde que salimos de la Sede, pero lo que me queda claro es que estoy cansada.
- Aguarde aquí, volveré enseguida.
Veo como Jack se aleja poco a poco hasta perderlo de vista, Después de un rato, mi Subordinado regresa con unos papeles en mano.
- Mire, conseguí algo.
- ¿Qué es?
- Información. Tiene el escudo de la Base, solo que está maltratado y es un poco viejo, pero toda información vale la pena el riesgo.
- ¿Y qué es lo que tiene?
- Es la información de una niña, creo que la he visto antes en la Sede. Mai Yareq.
- Mai... La conozco, es una pequeña de cabello negro.
- Su número de registro está incompleto.
- Tiene suciedad encima, ¿Crees que se pueda ver a contraluz?
- Habría que intentar.
Tomo el papel en manos para alzarlo hacia el cielo para buscar una diminuta fuente de luz y la encuentro.
- 020211, tenemos su número.
- Que ingenioso de su parte.
- De nada, supongo.
- Al parecer, la niña acababa de ser huérfana cuando la encontraron.
- Y, ¿Quién la encontró?
- Mara.
- ¿La amiga de Iva?
- Sí, ¿Cómo lo sabe?
- Fui a agradecerle a Iva por lo de hace rato y las conocí a ambas.
- Mara es muy amable, siempre tan linda y dedicada... - Sí que su mirada cambió.
- ¿Eh...?
- No. Quiero decir, no, no es linda. Que diga, sí es linda pero Iva también. Las dos, pero más ella. O no. No es que signifique que usted tampoco sea linda, pero me da miedo y...
- Jack, tranquilízate. Comprendo.
- ¿Enserio?
- Sí, no por el hecho de haber resucitado hace unas horas y que no recuerde nada de mí, no signifique que no note que estás enamorado.
- ¿Enamorado de Mara?, está equivocada, yo...
- Nunca dije que fuera de Mara. - ¿Por qué esto me divierte tanto? - ¿Y bien?
- Está bien, sí, me atrae. Pero quizá y nunca se fije en mí. - el brillo en sus ojos se apagó por completo.
- ¿Por qué no?
- Porque soy aburrido, no soy guapo como otros, no soy nadie...
- Oye, oye, oye, si no fueras nadie, tú no serías mi Alix.
- Buen punto...
- Ánimo, solo es cuestión de que te acerques a ella.
- ¿Usted cree?
- Claro, se nota que es muy agradable, yo te apoyo. Y no por tener una advertencia en mi registro quiera decir que sea una total insensible. - Jack suelta una pequeña risita.
- Tiene razón, debería hablar con ella.
- Sí, debes. Y lo harás cuando regresemos.
- ¿Qué?
- Es una orden, soldado.
- Pero usted no puede obligarme a...
Tomo la katana en mano y la dirijo a su cuello.
- ¿Estás seguro?, porque podría matarte ahora mismo y fingir que solo fue un accidente.
- Sí, sí. Lo que usted diga, señorita White. - Definitivamente es muy divertido verlo sufrir de miedo. Lo sé, lo sé, suena muy cruel pero tiene que ser así.
- Perfecto, andando. - en realidad no puedo evitar disimular mi sonrisa ante su nerviosismo.
- Claro. Otra razón para tenerle miedo - A pesar de que lo dice casi entre dientes, comprendo a la perfección lo que dice.
- ¿Qué fue lo que dijiste? - Le di la espalda pero volteo mi cabeza hacia él.
- N-Nada.
- ¿Cuál es la primera razón?
- N-No sé de qué me habla.
- ¿Quieres que una bala en la entrepierna te haga decirlo?
- No, señorita.
- Entonces, te escucho.
- Es su mirada.
- ¿Mi mirada?
- Sí...
- ¿Qué tiene?
- Es un poco cortante y tan fría que, incluso congela hasta el alma, además de que nunca había visto un color de ojos como los suyos. - Vaya cara de nerviosismo del pobre chico. - No va a asesinarme, ¿verdad?
- No, no lo haré. - Empiezo a caminar hacia adelante y mi mirada se centra en el camino.
- Muchas gracias Señorita. - Jack siente mucho alivio en la garganta cuando volteo a verlo de reojo.
- Por ahora...
- ¿Q-Qué? - esto de verdad me divierte.
- Lo que oíste niño, andando.
Después de un tiempo, no logramos encontrar nada más y regresamos a casa con la información de Mai en las manos como único descubrimiento.

- Hey, chicos. ¿Qué tal su primera misión como equipo? - Rita es la primera en recibirnos.
- Espléndido, aunque solo conseguimos ésto, debo decir que si no fuera por la Señorita White no estuviera aquí. - Jack le entrega las hojas a Rita y menciona lo que sucedió hace rato.
- ¿Es eso cierto, Soldado?
- Bueno...
- Me alegra de que hayas vuelto a casa, Lena. - Daniel interrumpe y se une a la conversación. - ¿Tu Alix se desempeñó bien?
- Me temo que no estoy a la altura de la Señorita, Comandante.
- ¿A qué te refieres, Jack?
- Si no fuera por ella, no estuviera de pie frente a ustedes.
- Vamos, solo lo ayudé, él mató a ese demonio con un solo disparo, le volaste gran parte de su cuerpo.
- Sí, pero estaba a punto de matarme, y si pude asesinarlo fue porque usted se enfrentó a él y lo debilitó lo suficiente para que yo pudiera hacer algo al respeto.
- No sea tan duro con usted mismo, soldado, todos aquí agradecemos que haya vuelto con vida. Los dos. - Rita le pone la mano en el hombro a Jack como muestra de gentileza. - Si me disculpan, tengo asuntos que atender, nos veremos pronto. Buen trabajo, Alix.
- Adelante, gracias.
Rita nos mira a ambos y se marcha, mientras que nosotros comenzamos a caminar al CG.
Al llegar, ambos ponemos cartas sobre la mesa para dar nuestro informe a Daniel y tomamos asiento mientras nuestro Líder se queda de pie frente a nosotros, apoyado de manos en la mesa y mirándome fijamente de vez en cuando.
- Bien, ¿Qué trajeron?
- Solo el archivo de una niña de la sede. Mai Yareq. Es todo, Señor. - Jack coloca la información sobre la mesa, en medio de la distancia entre nosotros y Daniel.
- Ya veo, buen trabajo chicos. Pueden retirarse.
- Permiso, Señor. - Ambos nos levantamos de las sillas para dirigirnos a la puerta cuando Daniel nos retiene.
- Ah, Lena, ¿Puedes quedarte un momento?
- Claro.
- La veré afuera, Señorita. - Jack se dirige a mí antes de salir por la puerta, cuando se cierra, camino de vuelta con Daniel.
- Lena, ¿era cierto todo lo que pasó?
- ¿Lo que sucedió en nuestra misión?
- Sí, eso.
- Sí, es cierto.
- ¿Y no tuviste miedo?
- En realidad no, no me dio tiempo, y actué por instinto.
- Entonces eso me demuestra que definitivamente tienes algo especial. Puedes retirarte.
- Permiso, gracias. - Doy media vuelta y camino hacia el acceso.
- Lena.
- ¿Sí?
- Estoy tan feliz de que hayas vuelto sana y salva.
De nuevo tiene esa sonrisa sincera y la mirada triste, es extraño, hace que sienta una pequeña descarga eléctrica por el pecho al salir del CG. ¿Será que estoy enferma?
Da lo mismo, no le pongo mucha importancia y me reencuentro de nuevo con Jack fuera de la oficina.

Hasta que el futuro nos separeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora