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      Tenían razón. Maldición, tenían toda la razón.

      USA estaba acostado en un sofá-cama algo viejo que había en la sala. Ya de noche, luego de un largo día, decidieron que lo mejor era que durmiese lejos de su habitación por la situación del espejo. Temían que, de volver a encerrarse en esas cuatro paredes, pase algo similar o peor.

      Y si que tenían razón.

      Acostado en medio de la oscuridad, solo podía pensar en todo lo que ocurrió ese día y días anteriores. El compararlos y ver qué, a pesar de todas las molestias que causaba, auquellos latinos seguían con él y sus estados jamás lo dejaron. Él los dejo a ellos. Y todo por encerrarse en aquellas cuatro paredes que se duplicaron en su apartamento lejos de allí. Aquel en donde había comenzado y planeaba terminar todo.

       Se ahogaba en un vaso de agua, por más que le doliera admitirlo.

      -Mis problemas no son tan importantes, solo exagere. Mucho. Y...así acabe- pensó mirando al techo.

      -Tu eres el problema, imbécil- le dijo la voz como respuesta a su inexistente pregunta.

      -No, tu lo eres. Siempre lo fuiste. Si no fuera por ti, yo no me estaría preocupando de mí peso y estaría bien- pensó con algo de enojo.

      -Oh, claro. ¿Y quién soy yo? Una voz en tu puta cabeza- se quejó- admítelo, te odias a ti mismo desde antes que yo llegué.

      USA no dijo nada, no pensó nada.

      -¿O qué? Me vas a negar eso ¿No?me vas a negar que toda esa cortina de ego tuyo era por puro gusto y que en realidad antes eras así porque si. Claro. Obvio, te encantaba escaparte de casa con un grupo de chicos y para encajar con ellos te hiciste de todo. Amabas tener tu ego por las nubes mientras montanas una motocicleta. ¿O me equivocó?- volvió a hablar la voz, ahora con un tono más... más... serio. Realista.
       -no... - pensó el estadounidense- ¡Pero me supe controlar! Dejé ese grupo, madure. Estaba bien hasta que llegaste tu.

     Y la voz no dijo nada más, dejando a USA descansar tranquilo. De estar encerrado, quizás se hubiera hundido otra vez. Cambiar de lugar, de aire y ambiente le ayudo en aquello.

     Ahí, por la noche, reflexionando sobre su día se dio cuenta de que siempre hubo alguien a su lado...por más invisible que fuera.

     Sus padres trabajaban, Reino Unido y Francia debían mantener a cuando niños con él incluido, un abogado y una modista que debían balancear su tiempo entre sus trabajos y su casa. Sus hermanos tenían vidas de igual forma; Canadá la pasaba mal en el pasado siendo víctima de chicos aburridos en bachillerato y sus otros hermanos tenían metas y planes que no se detendrían. Sus amigos de aquel entonces solo hacían su vida en la que el se colaba para encajar en un grupo, importando poco si le pasaba algo o no. Sus estados siempre estuvieron allí apoyándolo, pero ellos también tenían vidas que hacer.

    Cada quien tenía un auto en movimiento y no lo iba a detener porque a USA le parecía que debía ir más lento. Y eso estaba bien. Solo que el no lo notó.

      Ahora, con un peso menor al promedio sano, debía salir de aquel problema. Le costaba comer y no pensar en vomitar después, le costaba mirar su cuerpo en un espejo... Pero podía con ello. Quizá había una salida, en alguna parte.

  -¡Obvio que hay una salida!- gritó de alegría una voz en su interior.

  Sonrió, viendo que quizá habría una luz al final del túnel.

  -Muere- susurró otra.

 -¡Pero! ¡ No! ¡Vive!- gritaban en su cabeza mientras discutían dos voces distantes.

  USA solo se limitó, está vez, a reír. Quizás, México Centro estaba equivocada y Perú en lo correcto: había una salida para USA. Una salvación. Sabía que era así. Estaba por cerrar los ojos otra vez para dormir, pero escuchó como alguien bajaba las escaleras con lentitud y cautela. se hizo el dormido para no asustar al que estaba bajando, a lo mejor era alguno de sus estados que bajaba a la cocina por una vaso de leche (o en caso de Colorado, una botella de red bull y la cafetera entera).

  Pero los pasos no fueron a la cocina, sino que cada vez se iban más cerca de su cama. Los escuchaba acercarse a paso lento y, cuando llegaron, debió admitir sentir miedo. Sintió que alguien dejaba algo en una silla que había cerca y que luego las pisadas se alejaban. Una vez las escuchó subir nuevamente las escaleras, respiró. 

  Sin embargo, fue al día siguiente cuando se enteró que lo que habían dejado en la silla era una camisa negra algo ancha y unos pantalones negros que se veían ajustados. Junto a ellos y unas cadenas (accesorios de collares y un candado para combinar) venía una nota escrita en un inglés no tan perfecto, pero si en linda letra.

  "With black you look thinner, i think"  -con negro te ves más delgado, creo-.

  La ropa se veía hecha a mano. A decir verdad, no se notaría la diferencia de si es comprada o hecha a mano, pero el ser hijo de una modista y algunas veces modelar su ropa le daba una ayudita.

Because (Coutryhumans, USA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora