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   El canadiense abrió los ojos por la molesta luz de sol que entraba por su ventana. Se dio la vuelta y encontró como su pareja dormía plácidamente a su lado, sonrió con ternura y poso un sueva beso en su mejilla.

   Se levantó de la cama y se estiró un poco para después caminar hacia el baño a acomodarse. Vio la hora en su celular, faltaban diez minutos para las diez de la mañana así que asumió que sus "sobrinos" estaban despiertos abajo. Cuando salió del baño México seguía dormido en la cama, así que salió del cuarto y fue hasta el pasillo de su hermano.

  Hace tanto que no lo despertaba. Desde que le pidieron que se mudará a la ciudad su actitud cambio bastante, ambos se distanciaron y los pocos momentos que se veían todo era incómodo y extraño. Cómo si fueran desconocidos. Aunque no era de mucha ayuda que su papá no los tomara en cuenta (si, a los dos) ya que está mismo dejo de tener responsabilidad de ellos en cuanto se independizaron, según sus propias palabras. Su madre era algo más cariñosa y sobreprotectora, pero también tenía límites.

  Antes de darse cuenta llego a la puerta de su hermano, golpeó por si acaso este estaba despierto y al no recibir respuesta entro.

  —Hermano..¿Estás aquí?— sonará como pregunta estúpida, pero al ver qué las sábanas de su hermano estaban vacías indicando que él no estaba le quitó lo estúpido.

  Canadá pensó que estaba en el baño, por lo que fue a golpear la puerta de este. Pero nada. Aunque de todos modos la puerta se abrió sola, dejando ver a Canadá los vidrios rotos esparcidos en el suelo y algunas cositas de sangre seca. Por unos minutos, su imaginación me jugó en contra y vio a USA colgando del techo, con la cara cortada por el vidrio y ahorcado por una cuerda, muerto. Parpadeo un par de veces y está imagen desapareció, pero no los vidrios del suelo.

   Corrió fuera de la habitación y bajo los escaleras. Busco en las dos salas de estar, el comedor y la cocina. Nada. Desesperado fue al patio. Nada. O, al menos, en ese lugar. Corrió a adentrarse en el pequeño gran bosque que rodeaba la casa, sabía que en algún lado debía de haber una casa del árbol o algún indicio de su hermano. Encontró la casita a lo lejos y corrió hacia ella, pero no hizo falta subir, ya que su hermano estaba justo a los pies de está, apenas despierto.

  Canadá se arrojó a sus brazo y lo abrazó con fuerza, le había dado un susto bastante grande. Su hermano no entendió por momentos, luego correspondió el abrazo y ambos caminaron de nuevo a la casa.

  —Dios USA me preocuparte bastante— dijo el canadiense cuando estaban en el porche del patio trasero. Detuvo su caminata y miro a su hermano, por primera vez en muchos años este no tenía sus gafas de sol. Lo miro a los ojos, aquellos que se esmeraba por ocultar de todos, que se volvían negros cuando tenía un ataque de corrupción interna. Eran hermosos, solo que mal recibidos.

   Su hermano no pronunció palabra. Solo se tiró en sus brazos a abrazarlo lo más fuerte que podía. Canadá correspondió sin dudas, y un sentimiento comenzó a aflorar en él: culpa. Se sentía culpable de no prestar atención, de pasar de largo con su hermano, de tener pequeño y cortos gestos de los que se olvidaba en segundos, de no cuidar a su hermano como merecía, de simplemente el hecho de estar pero no estar.

  —Lo siento— susurro su hermano.

  —No, USA, no lo es. Tranquilo, ahora todo está bien si— lo consoló. Recostó su cabeza en su hombro y acarició su cabello, como cuando tenía pesadillas y se iba a la habitación de sus hermanos a dormir. Los tres dormían en una habitación, pero USA no estaba ahí, era demasiado pequeño para recordar que también era el único mocoso que dormía en una habitación propia ¿Y quién es el único que duerme con esos privilegios? El favorito.

  —Canadá— le llamó interrumpiendo el silencio.

  —¿Si?—.

  —¿Podemos ir a ver a mamá y papá?—.

  Canadá, aunque su hermano no lo viera, sonrió con ternura.

  —Claro que si, hot cake— respondió.

  USA río un poco. Hace tanto no escuchaba ese apodo.

 

Because (Coutryhumans, USA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora