—Good morning (buenos días)— saludó Texas al ver qué sus hermanos preparaban el desayuno en la cocina.
—Good morning —saludo Utah sacando dos tazas de café del microondas —Do you want eggs or something more? (¿Quieres huevos o algo más?)— pregunto dejando ambas tazas en la isla de la cocina y sentándose en uno de los bancos.
—Only coffee, please (Solo café porfavor)— pidió sentándose también, Utah le pasó una de las tazas y el la tomo con cuidado.
—Hello my brothers— saludó California entrando a la cocina con una gran sonrisa.
—¿Por qué tan feliz?— pregunto Washington sirviendo dos huevos fritos y cuatro piezas de tocino, contagiando la alegría de su hermano.
—¿Acaso no te enteraste? ¡Afuera está perfecto para salir!— dijo emocionado robando una pieza de tocino.
—Seh, pero tenemos que esperar a que los invitados despierten— Washington prosedío a sacar una taza pequeña de porcelana y poner una pequeña cucharada de azúcar en esta, dos pequeñas de café y ponerle agua caliente de una caldera. Se sentó con sus hermanos y su café recién hecho y tomo uno de los tenedores para sacar un pedazo de huevo.
—Perezosos— comentó Texas tomando un pedazo pequeño de tocino y sumergiendolo en la yema del huevo.
—Quizas no estén acostumbrados a levantarse tan temprano— dijo Utah tomando otro sorbo de café.
—Porfavor, ¿Qué tan difícil es levantarse a las siete de la mañana?— comentó California asiendo un puchero.
—Es igual de difícil que hacer que ustedes dejen de ser tan infantiles— dijo Washington acomodando sus lentes.
—Le quitas lo divertido a la vida— se quejó su hermano con otro puchero.
—¡Vamos! Texas tiene 175 años y aún así se comporta como de 34—.
—¡Hey! Yo puedo actuar así si quiero— se quejó el mencionado con un puchero.
—Diganme una vez que actuarán como de su edad— desafío.
La cocina quedó en silencio por unos minutos, dando la respuesta de un «no».
—Eso creí— dijo victorioso —En fin, ¿Alguien a visto a papá?— cambió de tema rápidamente, no quería lidiar con una discusión llena de pucheros y quejas.
—mmm nop, no estaba cuando despertamos— comento Texas divagando en sus recuerdos.
—Y tampoco ese chico..¿Cómo se llamaba?.— Dijo California dudoso.
—¿Argentina?— sugirió Washington.
—¡Si! Él y papá no estaban en el sofá cuando desperté— dijo un poco más seguro.
—Oigan, ¿No creen que papá y él...?— pregunto Utah, la cocina volvió al silencio mientras un frío recorrió la espalda de los estados. Todos se sacudieron esa sensación incómoda de su padre y aquel chico haciendo...Bueno, eso.
Mientras tanto, el argentino seguía durmiendo en el sofá con la calentura de las brasas del fuego, estaba tan sumido en su sueño que hasta pensó que estaba en su cama. Por otro lado, en el baño privado de USA, esté se encontraba sumergido en la tina de agua caliente (hirviendo, mejor dicho) con los ojos cerrados, pensó en salir, pero si lo hacía de todas formas debía bañarse de nuevo. Su piel blanca estaba manchada de un leve rojo causado de su sangre mezclada con agua.
Había mieles de pequeños espejos por todo el baño, y pequeñas gotas de la sangre de los nudillos del norteamericano. Rompió el espejo con sus manos y luego se metió a la ducha, quemando su fría piel. Aguantó la respiración y se sumergió por completo dentro de la tina, dejando que el agua caliente le calentará su rostro y, si era posible, que quemara sus ojos.
