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Narra Lucifer
_______________Ese a ti, se me clavo como un cuchillo en el pecho. Encima de que había renunciado a mi propia vida por salvar la suya...
- ¿Porque me odias Dulce? - sin mirarme a un espejo, se que mis ojos brillaban. Lo sentía.
- Porque estoy encerrada en esta habitación...
- No estás encerrada, puede salir cuando quieras. Ahora también es tu casa. Nadie te ha prohibido salir de aquí. - en verdad no le mentía. Nadie le había prohibido eso. Podía ir donde quisiera. En realidad de aquí no iba a poder escaparse ni aunque quisiera. Tengo controlada cada esquina de este inframundo...
- Tu dijiste que me quedara aquí.
- ¿Y me hiciste caso? ¡Que sorpresa! - dije en tono irónico.
- Eres mi dueño ¿No? Aquí no puedo escaparme tengo que obedecerte.
Su cara se entristeció y eso me quemaba por dentro. No me gustaba verla así. Me acerqué a ella y me senté a su lado en la cama.
- Eso es lo que pone en los documentos. No quiero que me veas así... Ya sabías lo que pasaría si aceptabas a venir.
- ¿Y tu sabías lo que pasaría si yo venía no es así Lucifer? ¿Porque no me lo dijiste? Hubiera buscado otra solución...
- No había otra opción, querías salvar a tu hermano, no me conoces y no tiene porqué importarte lo que me pase a mi.
- Lo se... Tienes razón si no había otra salida, posiblemente lo hubiese hecho de todas maneras... - Me sonrió. Creo que era la primera vez que me sonreía.
Tenía una sonrisa preciosa.
- Por cierto, ¿No teníamos una cena?
- ¡Mierda! Se me olvidó la cena... Tengo que cancelarla. No es buena idea ir hoy.
- ¿Porque? Por mí no lo digas. Me apetece salir y conocer un poco más este sitio. A ver si puedo sorprenderme... No se quizás ver ríos de lava, demonios con cuernos y rabo, cosas así...
- ¿Estás loca? ¿En serio crees en las cosas que cuentan en tu mundo sobre nosotros? Siento decepcionarte pero esto no es así. - me tumbé sobre la cama, mirando hacia el techo.
- Levantate de ahí, vamos... - Dijo estirándome de la camiseta. - Apestas a whisky... Será mejor que te des una ducha urgentemente.

Intentó levantarme de la cama estirando de mi camisa. Pero se resbaló y cayó sobre mi. Era la primera vez que su piel estaba tan en contacto con la mía. La sensacion de calor abrumó mi cuerpo y un escalofrío a su vez recorrió todo mi ser. Su cara estaba sobre la mía. Respirando ambos al mismo tiempo. Mis manos estaban posadas en sus piernas desnudas. Podía ver su cuerpo perfectamente. Sus curvas se diferenciaban a través de aquel camisón negro de encaje. Sus ojos azules llamaban mi atención. Eran preciosos. Grandes, con largas pestañas. Su pelo rubio caía por un lado de su cara haciendo de su rostro aún más angelical. Su perfume olía exquisito. Era delicioso.
Tenía ganas de besarla, pero sabía que me abofetearía. Aún así lo hice.La besé.
Sus labios eran dulces y carnosos. Mis manos se deslizaban por sus caderas, rozando la seda de su camisón. Fue algo indescriptible. Me gustó, la verdad que me gustó demasiado. Tanto que tuve que parar porque si no la cosa iría a más.
Lo bueno es que ella no me rechazo y mucho menos me abofeteó. Eso era un punto a mi favor.Nos levantamos de la cama y me acompañó hasta el baño. Tropecé, estaba mareado y cai de rodillas al suelo.
Me ayudó a levantarme. En verdad estaba siendo buena conmigo. Tampoco había hecho nada malo para que me tratase mal. Un pacto es un pacto y es algo que no se puede romper. Las reglas se pusieron hace siglos. Si pudiera cambiar algo, las cosas no serían así._____________
Narra Dulce
_____________Estaba arrodillado ante mi. En esa posición estaba muy vulnerable. Aunque era el rey del inframundo y tendría que ser un ser malvado y sin piedad, ante mi no era así. Conmigo estaba mostrando su lado más humano.
Le ayude a levantarse. No podía dejarle solo. Seguro se caía de nuevo o se quedaba dormido en la bañera...
Le dije que se desnudara, que se quitará todo excepto los boxers. Que le ayudaría a asearse. Mientras tanto llenaba la bañera de agua fría para bajarle la borrachera que llevaba. Eche un jabón de mandarina que olía extremadamente bien. Cuando se llenó por completo, me giré para ver como iba Lucifer.

Estaba intentando desabotonarse la camisa, cosa que por mucho que luchaba en contra de los botones, ellos iban ganando la batalla. Me acerqué a él.
- ¿Puedo? - le pregunté mientras le señalaba aquel botón ganador.
- Todo tuyo... - me dijo mirándome a los ojos.
Desabroché uno a uno todos los botones de su camisa. La bajé por su espalda, mis manos rozaban sus musculosos brazos que se tensaban con el tacto de mi piel. Su respiración se fue acelerando. Cada vez era más fuerte. Su torso bien definido quedó desnudo ante mi. Parecía una obra de arte. Como una escultura de museo, en la que esculpieron todos y cada uno de los detalles de su cuerpo.
Me acerqué a él para desabrochar sus pantalones. Podía sentir su aliento en mi mejilla. Los desabroché y cayeron al suelo. El me agarró de un brazo pegándome contra su pecho. Me quedé inmóvil, bloqueada no sabía qué hacer.Le miré a los ojos. Me miraba fijamente.
No entiendo porque sentía el deseo de besarle y hacerle mío. Pero una parte de mi no quería. No así. No en ese estado. No después de lo que ha pasado.Agarré su mano y lo lleve hasta la bañera. Entró y dejé correr el agua del grifo. Se arrodilló ante mi y me senté al borde de la bañera. Cogí la esponja, eche jabón y empecé a pasarla por todo su cuerpo. Acariciaba su espalda suavemente. Seguí por su cuello. El jabón escurría por su pecho llegando hasta el ombligo. Me quedé embobada mirando como caía lentamente. Levanté la mirada y Lucifer estaba mirándome fijamente.
Mi corazón latía a mil por segundo. Sus brazos agarraron los míos arrastrándome hacia el. Metiéndome dentro de la bañera, sobre sus piernas. Estaba a horcajadas encima de él. Mis brazos rodeaban su cuello, su cabeza pegada a la mía. Besándome desenfrenadamente. Sus manos tocaban cada centímetro de mi piel. Se deslizaban por mi cintura, mi espalda. Presionaban mis pechos que estaban duros por el agua fría. El agua del grifo caía sobre nosotros. Mojandonos enteros.
Me estaba excitando, necesitaba más de él. Quería todo de el. Pero no podía hacerlo. Cada vez sentía más su excitación entre mis piernas. Lo deseaba. Besaba mi cuello, subía poco a poco hacia mi boca. Mordisqueaba mi labio inferior. Mi cuerpo ardía en deseo por el. Clavaba mis uñas en su espalda. Agarraba su pelo mientras nos fundimos en un apasionado beso. No podía más. Necesitaba salir de allí, si no sería peor. Acabaríamos en algo más y no quería que fuera así. Me aparte de él y salí de allí corriendo. Empapada salí de la habitación. Corrí por los pasillos buscando un servicio en el que poder esconderme y calmarme un poco...- Señorita Dulce, ¿Puedo ayudarla? - una señora bastante mayor, bajita y con una cara muy amable me ofreció su ayuda la cual acepte sin dudarlo.
- Si, por favor... - caí a sus brazos hecha un mar de lágrimas.
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Enamorada del inframundo
RomanceDulce es una joven que vive con sus padres. Esta en su último año de universidad y por fin terminaría su carrera de derecho. A pesar del poder adquisitivo que tiene su familia es una chica poco popular. No tiene muchos amigos y la mayoría se burlan...