Capítulo 17 "Nuevos poderes"

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Aquel hombre era Nebiros.
Jamás me había alegrado tanto de ver a alguien. Si el estaba aquí, Lucifer no podía estar muy lejos.

- Cámbiate de ropa Dulce, tenemos que empezar lo antes posible.

Me cambié de ropa rápidamente, poniéndome unos leggins negros y un top negro con unas deportivas a juego.
Me recogí el pelo en una coleta y salí de la habitación junto a Nebiros.

La casa donde nos encontrábamos, era bonita. Tenía un amplio jardín y aunque la casa no era tan grande como la anterior, para mí era suficiente.

Nebiros se detuvo ante un saco de boxeo colgado en un árbol.

- Golpealo fuerte - me ordenó.

- Nebiros ¿Y Lucifer?

- Luego hablaremos, ahora golpea.

Le metí un puñetazo con todas mis fuerzas. Partí el saco por la mitad. Me quedé asombrada al ver lo que había hecho. Mire a Nebiros y sonreía.

- Está bien, es como me esperaba. Tienes la misma fuerza que Lucifer pero no sabes controlarla. Tendremos que aprender eso.

- Esta bien. ¿Sólo tengo súper fuerza? O ¿Hay más poderes que me transfirió?

- Si todo salió bien, tendrás los mismos o la mayoría de los que el tenga. Tenemos que averiguarlo cuanto antes...

- De acuerdo.

Pasamos horas en ese jardín, descubriendo nuevas habilidades en mi. Aparte de la súper fuerza. Podía correr más rápido, tan rápido que parecía que me teletransportaba. Podía mover o romper cosas con simplemente pensarlo y chasquear los dedos. Pero me faltaba teletransportarme. Quería eso. Poder ir a donde yo quisiese, junto a quien quisiese con solo imaginarmelo.

Había sido un día muy duro. Estaba agotada. Intente hablar con Nebiros sobre Lucifer pero ninguno me decía nada. La unica opción era llegar hasta el, pero sin saber dónde estoy y dónde está el. Me va a ser un poco difícil encontrarle.

Me llene de espuma y agua caliente la bañera y me metí en ella. Me relajé por completo, intenté desconwctra. Pero no podía, no dejaba de pensar en el.
Sólo quedaban día días. Dos malditos días para que se fuera y no lo podría ver nunca más. Y yo aquí encerrada sin poder hacer nada.
No era justo, no es justo que no pueda decidir sobre mí propia vida...

Tengo que intentar teletransportarme a otro lugar. Cerré los ojos y pensé en mi antigua habitación. Quizás Lucifer estuviese allí. Pensé y pensé, cada vez más concentrada en ella. Era imposible, no me moví ni un solo milímetro.
Golpeé el agua de la bañera salpicando todo a mi alrededor.

- Cuidado no me mojes señorita. - Una voz interrumpió mis pensamientos.

Abrí los ojos y ahí estaba, sentado mirándome. Quería matarlo, pero ahora no podía controlar mis poderes. Era un demonio y podíamos incluso matarnos mutuamente.

- Sal de aquí, no quiero verte.

- Vamos preciosa, nos quedan dos días para estar juntos, estamos solos... ¿Porque no me adelantas algo? - se levantó acercándose a mi.

Me puse de pie en la bañera

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Me puse de pie en la bañera. Dejándole ver cada una de las curvas de mi cuerpo.
Me acerqué lentamente a el. Hasta estar a centímetros. Su mano acariciaba mi hombro mientras tragaba saliva. Estaba claro que no se esperaba esa respuesta por mi parte. Bajaba sus manos por mi brazo y agarró de repente mi cintura presionandome contra su cuerpo. Me reí apartándolo lentamente. Chasqueé los dedos y como por arte de magia, el albornoz cubría mi cuerpo. Agarré su cuello, empotrandolo contra la pared. La silueta de su cuerpo hundieron los azulejos de la pared.
Intentaba quitarse mis manos de su cuello. Sentí como de mi cuerpo se apoderaba una inmensa sensación de calor. Me llenaba por completa.
Se estaba quedando sin respiración, eso me estaba alegrando. No quería parar, no quería soltarle. Quería verlo sufrir por todo lo que me había hecho. Acerqué mi cara a su oreja.

- Como vuelvas a tocarme o acercarte a mi un solo milímetro, te juro Adriano que no me detendré y te haré sufrir como no has sufrido en tu maldita vida.

Lo estampe contra la pared, cayendo al suelo inconsciente junto a los azulejos de esta. Nebiros entro en la habitación asustado por los ruidos. Estaba atónito. Mirando la escena. Sus ojos miraban el cuerpo inmóvil de Adriano y luego me miraban a mi. Volvían a mirar al cuerpo y de nuevo a mi. Una y otra vez.

- Sacalo de aquí por favor... No quiero ver a este cerdo cerca mío.

- De acuerdo Dulce.

- Por cierto Nebiros. Se acabaron los entrenamientos. Mañana me enseñarás simplemente a teletransportarme ¿Esta claro?

- Si-si señorita. Como usted mandé.

Nebiros salió de la habitación haciendo levitar a Adriano tras el. Me quede sola de nuevo. Estaba agotada. Mañana sería mi única oportunidad, o aprendía a teletransportarme o no podría ver nunca más a Lucifer. El no estaba dispuesto a venir a mi, pues tendría que ir yo a él.

***

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Narra Lucifer
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Pensaba que sería más fácil, pero no es así. Hoy es el segundo día que estoy sin ella. Mañana es mi último día y no dejo de pensar en ella, de escuchar sus pensamientos. No la puedo sacar de mi cabeza. Por favor, necesito que deje de pensar en mí. Si no todo esto no habrá servido de nada.

Todo me recordaba a ella. Olía su perfume por cada rincón de la casa. Escuchaba su voz entre las paredes de la habitación. Saque todo de allí. Todos los recuerdos de ella. Por lo menos el tiempo que yo estuviese aquí. Cuanto más pensaba en ella más me dolía.

Ni el alcohol podía hacerme olvidar

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Ni el alcohol podía hacerme olvidar.
Fui a nuestra habitación tambaleándome un poco. Me acosté en la cama. Debajo de la almohada había ropa. Se habían olvidado de llevarse su camisón. Me lo llevé a la cara absorbiendo todo su aroma. Diablos que bien olía. Era como una droga para mí.

Me encantaba...

¿Porque me tenía que enamorar ahora?

Nebiros apareció en la habitación.

- Señor tenemos que hablar.

- No tengo ganas de hablar y menos de ella Nebiros.

- Es importante. Es peor de lo que pensaba.

Me contó todo lo que había pasado. Sentí miedo por primera vez. No por mí. Por ella. Se había defendido bien de Adriano pero había controlado sus poderes demasiado rápido. No había pasado ni dos días y ya estaba apunto de aprender todo. Tenía que impedir que aprendiese a teletransportarse o estaría acabado. No podría soportar verla de nuevo. No en mi último día...

***

Enamorada del inframundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora