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Narra Dulce
_____________La mañana ha sido dura. Llevamos horas entrenando y no he conseguido todavía nada. Nebiros quiere desistir ya, pero quiero seguir intentándolo. No pararé hasta conseguirlo. Es mi último día. Mi última oportunidad.
- Una vez más Nebiros.
- Dulce, llevamos horas intentándolo. Descansemos e intentemoslo mañana...
- No, una vez más. Si no me ayudas lo haré sola.
- ¿Porque están tan empeñada en conseguirlo?
- Quiero verle. Necesito verle. ¿No lo entiendes?
- No creo que sea buena idea Dulce... El señor no quiere verla.
- Me da igual lo que quiera el señor. Yo necesito verle aunque sea por última vez. Lo echo de menos. Echo de menos su voz, su cara, sus ojos, todo de el.
- Dulce... ¿Le quieres?
- Creo que si, si no estaría así por su culpa.
- Está bien. - su rostro cambio de cansancio a felicidad. - una vez más.
Estaba preparada. Tenía que conseguirlo. Iba a poner todo de mí parte por hacerlo.
- Relájate. Inspira, expira suavemente. Inspira y expira... Ahora piensa en un lugar o una persona que quisieras tener cerca.
- Eso es obvio Nebi.
- ¡Shhhh! No te desconcentres. - Me ordenó callar. - Piensa en el. En su rostro, su cuerpo, su imagen. Imagínate que estás junto a él. Concéntrate... Inspira, expira...
Escuchaba su voz como lejana. Cada vez más baja. Estaba muy concentrada. Pensaba en el. En sus ojos. Su boca. Su mirada. Su voz...
- Sigue así. Sigue pensando en el. En su olor. En como te sientes cuando estás junto a él.
Me sentía bien. Relajada. Cada vez más. Pensaba solo en el.
La temperatura cambio bruscamente. No sentía el tacto del césped en mis pies descalzos. La voz de Nebiros no se oía por ninguna parte. Tenía miedo de abrir mis ojos. Lo hice aún así.
Estaba en mi habitación. Sonreí. Lo había conseguido.
- ¿Dulce? - su voz. Era melodía en mis oídos. Estaba detrás de mi. Lo sentía.
Me di la vuelta y lo vi. Enfrente de mi. Vestido con camisa y pantalones. Diablos era el hombre más perfecto del inframundo.
Me abalancé sobre el. Lo abracé.
No me devolvió el abrazo, cosa que me decepcionó.
- Lucifer te he echado de menos...
- Dulce esto no es buena idea, tienes que irte de aquí.
Camino hacia la puerta abierta con intención de salir de la habitación. Me reí y con un chasquido cerré la puerta.
- Veo que controlas tus poderes. Esta bien, ahora deja de jugar. No podemos estar juntos.
- Mira Lucifer. Llevo dos días sin ti. Sin verte sin estar a tu lado. Pensando cada maldito segundo de estos largos días en ti. En tu cara, tu boca, tu sonrisa, todo de ti. He aprendido lo más rápido posible. He aprendido como aparecer ante ti y tu solo quieres alejarte de mi. ¿Porque me haces esto?
- Dulce... No quiero hacerte daño. Por favor déjame irme.
Estaba enfadada. Ni siquiera quería hablar conmigo. No quería escucharme. Sólo quería marcharse.
- No Lucifer. Así no funcionan las cosas. Soy tu mujer y me debes una lealtad. - Me acerqué lentamente a el - Juramos estar juntos en la paz y en la guerra y si esta es tu guerra, yo estaré a tu lado. - Lo agarré de la camisa, empujándolo hacia la cama.
Lo tumbé bocarriba sobre esta y me puse encima de él. Sentada abriendo mis piernas. Intentó levantarse cosa que se lo impedí sujetando sus muñecas por encima de su cabeza. Me incline hacia el. Dejando mi boca a milimetros de la suya.
- No me hagas esto Dulce... - Me susurró mientras tragaba saliva.
- No me has dejado otra opción Lucifer...
Besé su boca salvajemente. Esta vez correspondió mi beso. Sus manos hacían fuerza para soltarse de las mías. A pesar de tener los mismos poderes, el tenía más fuerza que yo y se soltó.
Se incorporó en la cama quedando sentado conmigo sobre el. Colocó mis manos con rudeza a mi espalda, sujetandomelas con una mano. Agarró de mi pelo estirando hacia abajo un poco dejando mi cuello al descubierto.
Su boca rozaba mi cuello. Deseaba sentir su saliva por cada centímetro de mi piel.
Beso mi cuello, dándome pequeños mordiscos estimulantes. Esa fue mi señal para darme cuenta de que el también quería más. Lo empuje tumbandonos de nuevo sobre la cama. Desabroché su camisa, dejando su torso trabajado desnudo. Cuanto lo había echado de menos. Besé su boca, su cuello, sus hombros, baje por sus pectorales lamiendo sus pezones. Estábamos muy excitados. El estaba preparado, al igual que yo. Me situe bien sobre su zona íntima. Estábamos completamente desnudos. Podía sentir el calor de su piel entre mis piernas. Coloque todo en su sitio y comencé con un movimiento suave y lento que sabía a gloria dentro de mí. Coloque sus manos sobre mis pechos. Los acarició con fuerza. Bajaba lentamente por mi cintura. Acariciándola entera. Fui aumentando la velocidad de mis movimientos cosa que a él le gusto por la expresión de su rostro.
Llevo sus manos hasta mi trasero, agarrándolo con firmeza. Ayudándome en mis movimientos con sus gloriosas manos. Llegue al éxtasis y giró sobre mi, dejándome está vez entre la cama y su piel, atrapada bajo su cuerpo.
Volvió a colocar todo en su sitio y está vez tenía él el control.- Te deseo Dulce. Te echado de menos...
- Y yo a ti Lucifer... No sabes cuánto.
Seguimos un largo momento inmersos en caricias, besos, embestidas. Hasta que al final ambos llegamos al éxtasis. Un precioso y deseado éxtasis.
Entre jadeos y resoplidos caímos tendidos sobre la cama. Exhaustos. Empapados en sudor. Con ese aroma inconfundible después de haber tenido relaciones. Había sido muy satisfactorio.
Estaba feliz. Ahora sí estaba feliz con el a mi lado.
- Lucifer tenemos que hablar...
- Dulce, no quiero estropear el momento. Ven aquí.
Por fin estaba donde yo quería.
Junto a él. Me daba igual el tiempo que fuese. Pero solo quería estar junto a él.
Con su mano me indico para que me acurrucase a su lado. Apoyé mi cabeza sobre su pecho y caímos los dos profundamente dormidos.
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Enamorada del inframundo
RomanceDulce es una joven que vive con sus padres. Esta en su último año de universidad y por fin terminaría su carrera de derecho. A pesar del poder adquisitivo que tiene su familia es una chica poco popular. No tiene muchos amigos y la mayoría se burlan...