Capítulo 8 "Recuerdo borrado"

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Narra Lucifer
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Desperté. Estaba desnudo sobre la cama con el pelo mojado. No sabía que había pasado, ni como había llegado allí. ¿Donde estaba Dulce? ¿Porque no estaba en su habitación?
Eran las nueve de la noche. Quedaba una hora para la cena. Y esta mujer estaba desaparecida. Como me fallase está vez, si que me iba a cabrear con ella. Esta vez conocería mi lado oscuro.

Termine de arreglarme. Traje negro a medida entallado a mi cuerpo. Camisa negra y corbata negra a juego con mi cinturón y mis zapatos. Me coloqué en mis dedos unos anillos de plata, mi reloj y una vez peinado. Salí en busca de Dulce...

- Señor. ¿Que ocurre?

- Señora Valeria, señora mía - la estrujé  entre mis brazos, ella era como mi abuela, me había criado desde que era pequeño, me había enseñado todo lo que sé. Era un gran apoyo para mi - Que bella estás hoy.

- Gracias hijo, me alegra verte tan feliz. Tu también vas muy hermoso, eres todo un hombre. Dejaras impresionado a tu mujer está noche hijo mío.

- Hablando de ella... ¿Sabes dónde demonios está? No está en su habitación.

- No se que le habrá pasado, no ha querido decirme nada. La encontré corriendo por los pasillos empapada. Lloraba desconsoladamente.

Las palabras de Valeria me preocuparon. Algo dentro de mí se encogió. ¿Que habría pasado? ¿Le habría hecho daño y no me acuerdo? No entiendo nada.

- Necesito verla ¿Donde está?

- Dale unos minutos hijo, enseguida bajara a tu encuentro. Espérala en el salón.

Besé la frente de Valeria y bajé las escaleras. Hice caso a lo que me dijo y esperé en el salón a que Dulce diera señales de vida.

Pasaron unos minutos y la vi.
Bajando las escaleras. Con un vestido negro y brillantes. Tenía los hombros descubiertos. Ajustado a su cuerpo. Con cada peldaño que bajaba, lucia sus piernas a través del corte del vestido. Llevaba unas sandalias plateadas de tacón atadas sus tobillos. Su melena estaba espectacular. Ondulada. Hasta la cintura. Caía por un lado de su cuerpo.
Estaba impresionante.

Terminó de bajar las escaleras

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Terminó de bajar las escaleras. Y estaba en frente mía. Mirándome a los ojos. Sonriendo. Algo que no me esperaba de ella.

- ¿Estás mejor Lucifer?

- Si, ¿por qué iba a estar mal?

- No parecía así en la habitación.

No entendía a que se refería. No recordaba haber estado con ella en la habitación.

- ¿Como que en la habitación? ¿Como he llegado hasta allí?

- ¿No te acuerdas?

- Lo último que recuerdo es estar en mi despacho bebiendo y de repente aparecí desnudo en nuestra cama...

- ¿Eso es todo lo que recuerdas? ¿No recuerdas lo que pasó entre nosotros? - sus ojos brillaban. Creo que hice algo malo y está dolorida al recordarlo.

- ¿Paso algo? Dime qué no te hice daño... No quiero hacerte daño, de verdad que no me di cuenta, no quería dañarte de verdad. - la agarré suavemente de los brazos.

- Tranquilo no me hiciste daño. Está todo bien. - me sonrió, mientras se limpiaba una lágrima de su mejilla.

- ¿Entonces por que estas llorando?

- Porque soy una estúpida. Por eso lloro. No te preocupes por mí. Vamos a la cena, necesito aire fresco... - caminó hasta la salida apartandose la melena. Dejándome atrás.

Quizás el estúpido sea yo. Ya que no entendía nada de lo que estaba pasando. ¿Porque lloraba? ¿Que habia pasado entre nosotros que no recuerdo?

***

*Dos horas antes del encuentro*

Valeria cepillaba mi pelo delicadamente. Por mis mejillas caían lágrimas. Estábamos en silencio. Un silencio que resultaba agradable. No me apetecía hablar. No quería saber sobre el tema.
No quiero sentir nada en absoluto por ese hombre. No. No por el. No quiero que me haga daño. Jamás podremos ser felices aquí.

- Querida, ¿Que ocurre?

- Nada señora... No tengo fuerzas para hablar.

- Tonterías preciosa, las mujeres tenemos que sacar fuerza de donde sea - dijo sujetándome la barbilla - Cuéntame, que ocurre cariño.

- Estoy sintiendo cosas que no quiero sentir por alguien... No quiero tener esos sentimientos por el. No puedo...

- ¿Porque no puedes?

- Es mala persona, controladora, manipuladora, chantajista, cruel... Sólo tengo adjetivos malos hacia el.

- Cariño, el no es así. Tiene que mostrar ese lado suyo por el sitio que ocupa. Pero no es así.

- ¿A no? ¿Y porque me tiene encerrada en la habitación? ¿Porque parezco su prisionera en vez de su futura esposa?

- Mira, Lucifer tiene muchos enemigos. Todos quieren ocupar su lugar, tener el poder que él tiene. Y eso solo lo pueden conseguir matándolo.

- ¿Los demonios no eran inmortales? No pueden morir ¿No?

- No pueden morir por humanos. Pero si, si es un demonio el que lo hace.

- No lo sabía...

- Mira Dulce cariño, el es buena persona. Lo he criado desde que era un niño y se como es en el fondo. Se que a ti no te haría daño. Y lo sé, por su maldición.

- Si, me contaron la historia...

- ¿Te dijeron como romperla?

- No, no quiere pero no me dijo porque.

- Bueno si quiere algún día, Lucifer te lo contará. Sólo puedo decirte que solo había una manera de que no vinieses aqui, si no lograba convercerte... Y esa manera era terminando con tu vida.

- ¿Y porque no lo hizo?

- Siempre ha convencido a las mujeres que querían venirse con el. Jamás ha tenido que matar a ninguna. Simplemente las convencía o las asustaba. Pero contigo no pudo. No pudo darte miedo. No pudo convencerte. Y no pudo negarse a que vinieras...

- Pero el sabía que si yo venía, el moriría en unos días ¿no? Si es así porque no me mato, así se salvaría el...

- Claro que lo sabe... El lo sabe todo. Es su tormento diario. Porque no pudo hacerlo contigo. Eres diferente para el.

- ¿Que va a decirme ahora, que me ama? Porque no es eso lo que parece. Más bien me odia, porque no me trata muy bien que digamos.

- ¿Acaso has visto como te mira? ¿Como os miráis mutuamente? Seguro que el siente esos pinchazos que sientes tú cuando el está cerca.

- ¿Como sabe usted eso?

- Cariño, vamos a vestir. Llegarás tarde a la cena y no quiero que os enfadeís esta noche. Tenéis que hablar entre vosotros.

- Si, hablaré con el, tengo que aclarar las cosas y decirle todo...

***

Enamorada del inframundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora