Dulce es una joven que vive con sus padres. Esta en su último año de universidad y por fin terminaría su carrera de derecho. A pesar del poder adquisitivo que tiene su familia es una chica poco popular. No tiene muchos amigos y la mayoría se burlan...
Me quedé en silencio. Necesitaba un te quiero sincero por parte de una mujer humana.
No podía decirle te quiero. Me gustaba, pero no le quería. No todavía. Necesitaba tiempo para querer a alguien.
- Está bien, dame tiempo y lo haré.
- Dulce, no tenemos tiempo. No te preocupes, es difícil querer a alguien en tan poco tiempo. Se bien de lo que hablo. Jamás he querido a nadie...
- Lo sé, ni yo he querido a nadie fuera de mi familia o amigos... Jamás he tenido una pareja a la que querer de verdad.
- No lo intentes. Será mejor si no lo intentas. Así sufrirás menos cuando no esté.
- Pero Lucifer... - me interrumpió.
- Déjalo Dulce. Sólo te pido que disfrutemos de los días que nos quedan. No quiero que te enamores de mi, no quiero que sufras. - Una lágrima recorrió su mejilla. Estaba llorando y era por mi culpa.
Lo abracé. Quería decirle que me estaba enamorado. Que me tenía completamente loca por el. Pero como decírselo sin decirle un te quiero.
Me acompañó hasta la habitación y se fue a su despacho.
Sentada en la cama observaba los vestidos de la boda. Eran los dos preciosos pero solo podía llevar uno de los dos. Estaba abrumada por la situación. No dejaba de pensar en las palabras de Lucifer. Tenia que pasar más tiempo con el, quizás de esta manera conseguía quererle de verdad.
Fui a su despacho decidida a hablar con el. Tenía que proponerle algún plan los dos juntos. Llegué a la puerta de su despacho y escuche voces dentro. Así que sin entrar me quedé escuchando fuera.
- Tienes que decírselo hijo...
- Sabes que no puedo, no quiero hacerle daño.
- Vas a perderla si no lo haces.
- La perderé igual aunque lo haga. Ella no me quiere y jamás lo hará.
Llame a la puerta interrumpiendo la conversación. Nebiros estaba sentado frente a Lucifer y este estaba bebiendo mirando a la chimenea. Ni si quiera volteó a mirarme.
- Bueno me voy que tengo cosas que hacer. Chicos os dejo estar solos.
- Gracias Nebiros.
Se fue de la habitación cerrando la puerta tras el. Me senté en la mesa al lado de Lucifer.
- ¿Podemos hablar?
- No tengo ganas Dulce.
- Necesito decirte una cosa...
- Dulce de verdad no tengo ganas.
- Bueno pues no hables y escúchame. - Suspiró sabiendo que no me iba a callar por mucho que el me lo dijese.
- Escucha Lucifer me gustas. Mucho. Jamás imaginé que pudieses llegar a gustarme y mucho menos que pudiese enamorarme de ti.
- ¿Estás enamorada de mi Dulce?
- Creo que si... No se. Nunca he estado enamorada. No se como es estar enamorada. Pero creo que lo estoy empezando a estar.
- Dulce... Debemos terminar con esto. No acabará bien. - bebió un sorbo de whisky que tenía en el vaso.
- ¿Porque no lo intentamos?
- Intentar el que Dulce... ¿Estar bien entre nosotros? ¿Que te enamores de mi para después verme morir? ¿Verte sufrir por mi sin poder hacer nada allí donde vaya cuando me muera? ¿Enamorarme más de ti? ¿Quieres eso?
- Si - Dije con los ojos llenos de lágrimas. Tenía que intentarlo, no quería darme por vencida tan rápido. - No tenemos nada que perder Lucifer.
- Si lo tenemos. Puedo perderte a ti. Voy a perderte y no quiero que sufras más por mi culpa. No me lo perdonaría nunca. - se levantó de la silla y se puso frente a la chimenea de pie - Esta decidido, está noche después de la boda te irás. Estaremos separados unos días y antes de que me vaya dejaré todo arreglado para que Adriano no pueda ponerte la mano encima.
- Lucifer no... - me levanté y me puse en frente de el, de mis ojos caían lágrimas sin cesar - Quiero intentarlo.
- No Dulce, esto es lo mejor para ambos. Si no me tienes cerca te olvidarás de mi y los pocos sentimientos que tengas hacia mi desaparecerán. Hazme caso todo estará bien.
- Pero... - Besé su boca. No me rechazó pero se apartó enseguida. - Por favor Lucifer...
- Ve a cambiarte, queda poco tiempo. Valeria te ayudará.
Se alejó dejándome con mis lágrimas recorriendo mis mejillas. Después de todo se iba a rendir tan fácilmente... No podía ser. Tenía que impedírselo. Quedaban horas para la boda. Sé que nos casábamos mañana pero me refería a esta noche a media noche. En realidad cuando del SI QUIERO ya será otro día.
Tengo que volver a hablar con el. No puede darse por vencido tan rápido. No estando yo aquí y mucho menos sintiendo lo que siento... ¿Quién es el para decidir sobre mí? Porque tiene que tomar decisiones en mi nombre. ¿Y si no quiero marcharme? ¿Y si quiero intentarlo con él? No entiendo porque no me daba esa oportunidad. Él no tiene nada que perder y yo voy a sufrir igual cuando el no esté.
Entro Valeria la habitación. llego justo a tiempo necesitaba hablar con alguien y desahogarme. así que le conté todo lo que había pasado mientras me preparaba para mi gran día.
***
_______________ Narra Lucifer _______________
No quiero que se enamore de mi. No ahora. No puede sufrir por mi culpa, no lo permitiré.
Me duele más a mí que a ella. Es la mujer con la que me gustaría pasar el resto de la eternidad a su lado. Pero no podemos. Mi destino está escrito y el destino no se puede cambiar. Es demasiado tarde...
Quedan unas horas para la boda. Necesito prepararme.
*Unas horas después*
Estaba preparado. El sitio era perfecto. Un lugar hermosamente decorado en negro y dorado con flores blancas. Luz tenue que hacía del ambiente aún más acogedor. Varias mesas redondas a ambos lados de aquella alfombra larga que conducía hasta un altar rodeado de rosas. La verdad que era precioso. Estaba impresionado cuando vi todo aquello. Pero me quede más impresionado cuando la vi entrar.
Llevaba un vestido negro precioso, brillante, con los hombros caídos. La melena suelta ondulada la hacia parecer una auténtica reina, mi reina. Diablos, estaba preciosa. Realmente preciosa.
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Por un momento quería mandar todo a la mierda y quedarme con ella hasta el último de mis días, pero no podía ser. No podía ser tan egoísta y pensar solo en mi. Tenía que pensar en ella. En su futuro y en el daño que pudiera ocasionarle. Estaba todo decidido. Se haría como habia planeado.
