8. Hermana mayor

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8. Hermana mayor

Llegué cinco minutos tarde a la sesión de estudio con las chicas.

Odiaba retrasarme, pero me ponía de peor humor tener que esperar en esa endemoniada sala blanca a que Bill les gritara al trío sacapuntas que era momento de ir a dar la clase.

Así que decidí que lo mejor era aparecer ligeramente tarde para no tener que escuchar los gritos. Porque sí, las chicas también le contestaban al mayordomo con muy mala uva. A veces me parecía que en realidad Bill era su padre.

La puerta estaba abierta cuando llegué.

Mientras caminaba por los pasillos, al final había aprendido cual era el camino al salón si tenía que ir a otro sitio ya me perdía, las personas que trabajaban en el servicio me saludaron.

Desde que las chicas, excepto Rayla, habían empezado a aprobar había un mejor ambiente en la casa. Al parecer el poco tiempo que pasaba el señor por aquí era de mucho mejor humor, sabiendo que no tenía que preocuparse por los estudios de sus alocadas trillizas.

Por lo que al parecer me había convertido en una especie de celebridad.

Me importaba poco.

Mi mente estaba en las tres testarudas, pensando en miles de formas para que se les quedaran las cosas.

Al llegar al salón me encontré a Bree encima de la mesa señalando la ventana emocionada, a sus pies había un gran número de cuadernos y lápices completamente desordenados. Por otro lado Fiona se sentaba en uno de los sofás blancos mientras negaba con la cabeza.

-Te digo que está ahí- indicó la pelirroja- ¿por qué no entra?

Fiona me miró y sonrió.

-Porque ya está en el salón, te dije que no era él- negó con la cabeza.

Bree giró la cabeza y al verme movió los brazos emocionada. A continuación saltó para bajar de la mesa y se sentó junto a su hermana mayor.

-¡Hola, Xavier!- chilló- ¿sabes que acabo de ver a tu gemelo?

Rodé los ojos.

-No tengo ningún gemelo, te habrás confundido.

Me senté en el otro sofá y comencé a colocar todas mis cosas sobre la mesa. Hoy nos tocaba matemáticas y tenía que tenerlas concentradas, a ambas les daba dolor de cabeza.

-Te digo yo que era idéntico- dijo con fiereza- ¿a qué si Fiona?

La morena negó con la cabeza.

-Yo te dije que era otra persona.

Me senté en el sofá y esperé durante unos minutos a que Rayla apareciera por la sala. Usualmente esperaba a que todos estuviéramos preparados para hacer acto de presencia y sentarse en la mesa grande, se hacía la dormida pero todos sabíamos que escuchaba mis explicaciones.

Seguía en sus treces, pero al menos se le veía interés.

-No te esfuerces- me dijo Fiona- hoy no va a venir.

Fruncí el ceño.

Llevaba dos semanas completas sin perderse ni una sola clase.

-¿Por qué?

-Se va con sus amigos- rodó los ojos la morena- al parecer ha decidido que Elton es mucho más interesante que nosotros.

Podía notar la animosidad que sentía Fiona por el deportista, yo mismo la compartía. Las trillizas no solían discutir a menudo, y si lo hacían eran Fiona y Rayla las que batallaban mientras Bree intentaba poner orden.

Estrellas de una misma constelaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora