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Narra Minari

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Narra Minari.

Pude estar para Hiromi... pude haber estado para Teo. Pero llegué tarde.

Yo... no me culpaba por la muerte de Obito, no estaba allí ese día.

Pero... Rin.

Yo pude haber estado ahí para tí. Tuve la opción de estar ahí. Pero la negué.

Rechacé estar a tu lado en esa misión. Sin saber que quizás, si ese día estaba ahí, de haber hecho algo quizás tú hoy vivirías.

Pero no lo hice. Rechacé salvarte, querida amiga.

Y el dolor que me provoca jamás poder hacer nada, es insoportable.

Mis pies descalzos sobre lo alto de la montaña. Veía a lo muy bajo el azul río, su sonido me tranquiliza.

En estos momentos, siento...

Con todo mi corazón.
Que no merezco vivir.

—¡Minari..! —Logré escuchar a mis espaldas un alejado grito en dolor.

Por la voz me doy cuenta que es Kakashi... Lo siento.
Desearía que no estuvieras aquí, desearía no acabar conmigo delante de tí.

Pero en serio quiero esto.

Estoy pensando en mi dolor, sin considerar el tuyo. Soy alguien muy egoísta, no necesitas decírmelo.

Giré en mis pies, el aire pegó a mi espalda con fuerza soplando mis cabellos hacia delante, di una última sonrisa.

—¡Minari, no! —El grito de Kakashi resonó mis oídos. Alcance a ver su rostro de preocupación que había trepado hasta donde yo.

Sus ojos llorosos.

Lo siento, Kakashi. Pero no puedo permitirme vivir.

Dejé caer mi cuerpo hacia el vacío mientras la gravedad me arrastraba sin piedad.

Querida amiga Rin... Me pregunto que me dirías si me vieras ahora.

Mi cuerpo golpeó contra el agua, sumergiéndose en el mismo, las rocas filosas desgarraron parte de mis ropas al igual que mi piel.

El impacto fue tal, que logró marearme y por poco, que perder la conciencia.
Aunque sienta dolor, en el fondo siento alivio.

Ví como Kakashi se lanzaba detrás de mí, sumergiéndose en el agua para nadar hacia mí.

Por favor, Kakashi. No lo hagas más difícil. ¿Porqué quieres salvar a esta miserable escoria..?

Sentí sus manos rodeando mi cuerpo, sacándome del mar y alterando lo que era mi destino.

—Este es mi destino. Déjame.

—¡Cállate!, ¡El destino no lo decides tú idiota! —Habló el Hatake, se oía y veía sumamente alterado, triste y frustrado a la vez.— Casualmente volvía de una misión y... te veo aquí. Ésto es el destino. Tu destino es vivir, Minari.

¿Vivir..?

¿Acaso lo merezco..?,
¿Hasta cuando..?

Rin... ¿me pregunto, que hubieses hecho tú en mi lugar...?

🍥🍥


—Cuando conocí a Rin fue en una tarde de verano.

Hola, mi nombre es Rin. —Escuché una dulce y fina voz, que al voltear era una niña que me sonreía.— ¿Que almorzarás?

¿M-me hablas.. a mí?

Rin fue la primera niña que me habló, de una manera que no sea con desprecio.

Hoy mi mamá me preparó onigiri, ¿tu que comerás hoy?

¿Yo..? —Pregunté, viendo que ella asentía.— Frijoles...

¿Otra vez?, vaya, veo que te gustan mucho los frijoles.. —Exclamó la castaña, con una risita amigable de por medio.— Te llamaré frijol a partir de ahora.

Fue la primera persona que me trató como a una amiga... Que me dio un apodo, y también me dio amigos... Ella me dio más que cualquier persona.

Estaba llorando escondida en el gran bosque, mientras veía mis manos sangrantes temblar.

Ardían. Dolían. La sensación que sentía era como tocar el mismo infierno.

Pero lo que más me dolía, era que fue mi abuelo quien me causó este dolor.
El afirmó que avergüenzo al clan Uzumaki.. Pero fue mi culpa, lo sé, soy muy torpe con las manos, no tengo puntería al lanzar un shuriken, siempre tropiezo... y seguiría, pero cada vez que recuerdo lo que soy, me avergüenzo cada vez más...

De no ser por mi tía Kushina... Mi abuelo hubiera seguido con mi castigo.

Escapé tan pronto pude. Y mi desesperación me trajo a lo profundo y desolado de este bosque.

Tan alejado, que me lleva a cuestionarme cómo Rin logró encontrarme...

¡Frijol! —Escuché su voz a mis espaldas, al voltear la encontré con una corona de flores de todos los colores sobre su cabeza, y en sus manos traía otra de flores amarillas y blancas.

¡Rin!, ¡H-hola..! —Saludé levantándome del suelo. Mientras escondia mis manos quemadas detrás de mi espalda.

Ella quedó mirándome, había notado que estaba llorando. Pero prefirió no preguntar.

Rin se acercó a mí y me colocó aquella corona de flores amarillas y blancas sobre mi cabeza, seguido de eso, en silencio me abrazó.

Me animaba cuando estaba triste... incluso, sin decir nada. Ese era su don, un encanto único de ella. El simple hecho de tenerla cerca lograba sanar tu corazón... Su presencia transmitía bondad y serenidad. Aveces, creía que en lugar de humana ella era un ángel. Un ángel que volvió al cielo.

Una persona que definitivamente, jamás olvidaré.

Rin me había traído a la enfermería de la academia, donde vendaba mis manos en silencio. Ella mantenía una mirada agachada fija en curar mis heridas.

Aún así, podía escuchar como ella lloraba, podía notar como ella sufría por mí.

—Siempre cargaste parte de mi dolor... Fuiste una persona imposible de odiar. —Hablaba desde lo alto de ese improvisado escenario, bajo la lluvia mantenía mi mirada en alto.

Los presentes, vestidos de negro acorde al funeral mantenían sus miradas bajas en esta oscura noche lluviosa.

—Me harás mucha falta, querida amiga... Y siempre te recordaré como la hermana que jamás tuve...

Veía que entre la multitud, los señores Nahora, abrazados lloraban en silencio, escuchando mi discurso.

Observé por unos segundos a Kakashi. A decir verdad, a causa de la lluvia no podía predecir si lo que veía en su rostro era restos de lluvia, o lágrimas.

—Que en paz descanses... mi mejor amiga, Rin.

Amor De Juventud ➳ U. Óbito / H. KakashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora