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Era evidente que esas respuestas las tenía el único sobreviviente. Uchiha Sasuke.
Así que Kakashi, sin más inició rumbo hacia el hospital de Konohagakure.
De camino entre los árboles daba brincos de rama en rama, una gota de sudor caía por su mejilla con su ceño arrugado, mientras conectaba hilos en su mente.
Era imposible que Itachi, en caso de haber protegido a Sasuke simplemente decidiera irse dejándolo solo, puesto que era evidente que Itachi siempre tuvo ese afán de proteger a su hermano en todo momento. Un secuestro hacia Itachi también era algo muy ilógico, pues era el prodigio del clan y sabía muy bien cómo defenderse. Podría sonar extraño, pero la idea de que él fue quien ejecutó la masacre de su propio clan era la más descabellada... Pero la más probable.
Y lo mejor, o tal vez lo peor. Minari de alguna u otra manera siempre terminaba metida en los peores lugares. Y no completa con eso, ¿¡Asumió el cargo del niño!?
Una enorme gota de sudor bajo por la frente del Hatake, era evidente que no lo dejarían solo, ¿pero asumir su total cargo legal? El departamento de ella por sí ya es pequeño, pronto se quedarán sin aire todos allí dentro.
—Quizás, esta es la señal... Para lograr eso que siempre pensé. —Habló Kakashi al aire, su mirar era baja y sin más se detuvo en medio del camino.
Sus pies se giraron desviando totalmente su camino.
🍥🍥
Ya había llegado. Lo estuvo pensando en todo el camino; sobre si era correcto o no. Pero el ya estaba ahí, frente al bajo muro que dividían la calle del patio delantero del antiguo hogar de Minari.
Una enorme casa de madera, de diseño tradicional y enorme patio tanto delantero como trasero.
Sin dudas era un excelente hogar para niños.
El Hatake acomodó su máscara de zorro y de manos en sus bolsillos, simplemente pasó por encima del muro y golpeó una de las enormes puertas de la entrada, donde un anciano de mala manera lo recibe.
—¡¿Y tú quién eres y quién demonios te crees para entrar así a mí propiedad?! —Habló con enojo, seguido de escupir el suelo.— Mocoso mal educado.. ¿Qué no te enseñaron modales tus padres, o no tienes? Desgraciado.
—Curioso que usted hable de malos modales, abuelo. —Kakashi, sin más se adentró a la casa notando que todo estaba exactamente igual a como lo recordaba.
Por excepción que la casa olía a anciano y medicamentos.
—¿Q-qué? ¿¡quién te crees mocoso insolente?! —Los gritos del anciano alertaron a su esposa quien venía del baño.
—¿Que son esos gritos? —Hablaba en enojo la anciana acercándose a ellos.— ¿¡quien es este idiota!?
—No me intimidan los ninjas, ¡que te quede claro, no dejaré que me asalten!
