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El sol comenzaba a desaparecer entre las nubes grises, en esta estación invernal, los días parecen pasar más rápido.
El peliplata mantenía su mirada al cielo ya oscuro, al igual que todo su equipo ANBU, estaba agotado. Por fin veía a no muy lejos la gran entrada a Konoha, tras saludar con una mano a los guardias, grande fue su sorpresa al encontrarse a un Iruka que parecía algo exaltado.
Con sus manos ahora en sus bolsillos, saluda al Iruka quien parecía estar esperándolo.
—Oh, hola Iruka. —Saluda en tranquilidad el peliplata, algo extrañado al sentir la mirada del contrario específicamente sobre él.
—¡Kakashi, que alivio verte por fin!
El mencionado, de ceja alzada observa al de coleta hablar, e Iruka no demora en comentar todo lo sucedido hasta ahora.
La desaparición de un bebé que siquiera él había conocido, junto a la desaparición de Naruto, Sasuke e incluso, Minari.
Iruka estaba más que asustado con lo sucedido pues siquiera sabía a quien acudir, a lo que Kakashi intenta tranquilizarlo antes de darle la señal de informarle a su leal eneamigo, la unica persona que cruzó por su mente y que sabría que los ayudaría; Maito Guy.
Kakashi no tenía mucha información sobre cómo ocurrieron las desapariciones, pero Iruka lo dejó en cuanto el peliplata dio el nombre de Guy.
Lo cierto es que el castaño estaba muy eufórico, dejando a un Hatake más que preocupado.
Recién acababa de llegar de una misión, y resulta que toda su familia habían desaparecido.
Y aunque no tenía muy en claro cómo, o porqué sucedió esta desgracia, lo único definido era que debía comenzar una búsqueda de toda su familia.
🍥🍥
Un suspiro escapó de los labios de la pequeña, a un paso lento y deprimente se alejaba de Konoha pasando por la gran entrada a sus espaldas.
No había mucho que explicarles a los guardias, pues simplemente ellos ya estaban durmiendo en esta noche iluminada por la luna.
Alejándose de a saltos entre ramas se hundió a la profundidad del bosque, rumbo a cualquier otra aldea que haya conocido en anteriores vidas.
Tal vez ahora incluso luzcan distintas. No como Konoha que seguía igual a como lo recordaba.
—Tal vez irme no sea tan malo, después de todo los de Suna me caen mejor, ¡son personas más serias, y competitivas!
Se alentaba la pequeña entre saltos, una sonrisa se formó en su rostro.
Pero al mirar sus ropas, su ceño se arrugó.
—Ella incluso rompió esta prenda que conservaba de ese niño feo... solo para que yo esté más abrigada. —Pensó en voz alta.— ...Que tontería.
