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Aunque Minari estaba herida y perdiendo la batalla, tenía un problema aún más grande

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Aunque Minari estaba herida y perdiendo la batalla, tenía un problema aún más grande.

Teo estaba agitado, con un respirar costoso. Lo había dado todo en batalla y aún así... no fue suficiente.

Dejó caer sus armas hace ya unos minutos, y sus enemigos lo habían arrastrado a un calabozo, donde serviría como entretenimiento en una infinita pelea a muerte con demás prisioneros.

—Prefiero morir. —Susurró Teo, frenando sus pasos aunque sus enemigos lo obliguen a caminar.—Antes que acabar con la vida de alguien, prefiero morir. Se lo juré a mi madre.

—Mocoso desgraciado, ¿qué intentas hacer?, ¿acaso es parte de tu plan, ah?, ¡Habla!

—Hace ya media hora que dejé de pensar en un plan de escape. —Confesó con una mirada vacía, directa al líder enemigo.— No tiene nada que ver con ustedes. Soy un ninja porque quiero ayudar a mi aldea Konoha, no soy un asesino.

—¿Estás diciendo que no pelearás por tu vida eh, maldito niño?

—No si de matar o morir se trata. En ese caso, prefiero la muerte. —Habló Teo.

Su mirada era tan oscura y sincera, que provocó escalofríos en la mayoría de sus enemigos. El líder de ellos rió vagamente.

—Escucha mocoso, no se trata de si quieres o no. Pensaba dejarte reponerte, pero veo que después de todo aún tienes energía para hablar. —Habló, Teo lo veía con una expresión neutra.

Tras esas palabras, Teo recibió un golpe en su estómago con tal fuerza que escupió sangre e incluso un diente. Las risas estallaron.

—¡Miren, llegó el hada de los dientes, pide un deseo mocoso de Konoha! —Seguido de ese comentario por un shinobi de alto rango, las carcajadas de sus colegas no tardaron.

—Hoy mismo pelearás contra uno de los más entretenidos, mocoso.—Habló el líder.— Uno al que le encantan los sonidos del sufrimiento, y destrozar rostros de niños como tú... Veamos si ahí quieres morir, muchachito.

Teo solo no podía dejar de pensar en sus amigos.

Hiromi se mantenía acostado en los prados de flores blancas, con su Byakugan por fin desactivado.

Sus manos reposando en su herida, y en sus manos una flor del cual el tallo goteaba un líquido dorado.

El Hyūga respiró en paz, cerrando sus ojos. Escuchó como pasos se acercaban a él, y guiándose por las voces, notó que era su sensei acompañado de Minari.

Las voces le suplicaban que despierte. Las voces se oían en llanto.
Pero, el Hyūga realmente estaba agotado.
Suspirando en alivio por oírlos, por saber que estaban bien.

En lo único que podía pensar, es que su misión podría decirse que fue un éxito.

Y así, sabiendo que cumplió con su deber, logró descansar en paz con una sonrisa en su rostro.

Amor De Juventud ➳ U. Óbito / H. KakashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora