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⚠️Advertencia: Este capítulo no contiene nada relevante hacia la trama.⚠️
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—¡Por fin!, ¡por fin por fin hoy será nuestra primera misión, dattebari!. —Hablaba Minari entre saltitos de emoción.— ¿ustedes no están felices?
Ella caminaba unos pasos delante de los demás, con sus manos en puños a la altura de su pecho, y una enorme sonrisa en su rostro.
Teo asintió con una sonrisa, mientras Hiromi por su parte mantenía una mirada distraída, caminando de la mano del adulto.
—Bien, como esta será nuestra primera misión será algo... tranquilo. —Comentó el adulto.— Aunque son ninjas, aún son genin y eso el Hokage lo tendrá en cuenta. Aún así, les recuerdo que cada misión es importante.
Tras sus palabras los niños asistieron y sin más subieron las escaleras de la torre Hokage, pues habían sido llamados por órdenes directas.
Los pájaros cantaban en este radiante día, sin embargo grande fue su susto —A tal punto de irse volando— al escuchar el grito de Minari proveniente de la torre.
—¡¿Buscar un gato?!, ¡inaceptable!.
—Minari, le tengo mucho aprecio a tu familia pero las reglas aplican a que todos los genin tengan misiones de ese rango. ¿O acaso prefieres bañar a los ancianos?
Sus compañeros por inercia se miraron entre ellos, con un rostro asqueado al sólo imaginarlo.
—¡Pero..! Por lo menos, ¡déjame buscar un bebé desaparecido!, ¿un gato?, ¡los gatos vuelven solos, se cuidan solos, si tienen sed beben y si tienen hambre cazan, 'ttebari!. —Explicaba la menor moviendo sus manos. Teo asentía con su cabeza.— ¡Un gato es más independiente que Teo!
—¿Ah?.
—¡No te hagas! —Habló Minari girando para apuntarlo amenazante.— ¡desde que ofrecí invitarlos una sola vez a comer ramen de festejo, tu eres el único que sigue esperando que vuelva a invitarlos!
Por el rostro de la pelirroja parecía enojada, una enorme vena palpitaba en su frente. El de cabellera larga asentía a un lado de ella.
—Es cierto. —Opinó Hiromi.
—Tú.. —Teo le dedicó una mirada apuntando al chico, el contrario solamente le sonrió.— Algún día te mataré.
—¿Ah sí?, me gustaría verte intentarlo. —Comentó el Hyūga dándole una mirada desafiante.
—¡Maldito..! —Teo, con un entrecejo arrugado sujetó las prendas del cuello del contrario.
Y este solamente lo veía sonriente con aquel rostro inocente y a su vez, superior que tanto le molestaba a Teo.
