Parte 5

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Estiro mis brazos y me saco la pereza de encima. Veo que es de día por los rayos que se cuelan por mi ventana. No quiero salir de cama, no aún, ya que es tan rica y suave, que me invita a quedarme todo el día aquí. Creo que no habrá problema. Don frio no se encuentra en casa y puedo hacer lo que se me venga en gana. He mirado una gran piscina, la cual pienso disfrutar el día de hoy. Está hermoso para un rico baño. Me hace falta estirar mis extremidades, ¿y por qué no hacerlo en tan bello sitio?

Me pongo un bikini rojo con una camiseta blanca, un short corto y unas sandalias.

Bajo a la cocina por algo de comer y me encuentro con Gary, que está muy animado, así como ayer. Deben ir bien las cosas con su chica. Si quiero conocer más a mi enemigo, tengo que tener a mis aliados cerca.

—Buenos días —saludo a las dos personas que están en la cocina—. Es un lindo día para estar en piscina, ¿no crees, Gary?

—Buenos día, señorita Sofía. ¿Qué desea desayunar?

—Buenos días, cuñadita. Te veo muy alegre hoy y estoy más que encantado de nadar contigo. ¿Cómo no nadar con una belleza exótica como tú, cuñada?

—Tan gracioso el niño —respondo en tono burlón—. Desayunamos y vamos. María, comeré lo que tengas preparado. No soy exigente para la comida.

—Está bien, señorita Sofía. —Me sirve ensalada de frutas y yogurt.

—Solo ensalada, María. Muchas gracias —digo con una sonrisa.

Terminamos el desayuno entre risas, como se volvió costumbre. Charlas entre risas van y vienen. Luego pasamos a la piscina, que espera por estos cuerpecitos dulzones. No se los puedo negar, Gary tiene un buen cuerpo, muy bien trabajado, pero no es de infarto como el de su hermano. Eso sería mentir.

Me quedo en bikini y Gary con la boca bien abierta. No exagero cuando lo digo: sus ojos se abren como platos al verme así.

Me causa mucha risa. Solía provocar eso en Jeremy y otros chicos cuando iba a la playa con él. A veces se enojaba conmigo por mostrar mucho, pero es que odio los trajes de una sola pieza, no son lo mío. No lo niego, tengo un buen cuerpo, mas no soy de esas que les gusta presumir. Me siento una mujer normal, nada más.

Mi tía siempre me decía que heredé la belleza mi madre y el carácter fuerte de mi padre. Una buena combinación; no me dejo de nadie. A veces me pregunto qué hubiera pasado si mis padres no hubieran muerto. Mi vida sería tan distinta a lo que es hoy en día. Algo aprendí de Jeremy, él siempre me decía: "De ti depende el día a día, si será alegre o aburrido. Tú te haces tu ambiente. Siempre pon una sonrisa a tus tristezas y borra las cosas malas. Dale color a lo malo". Cuánta sabiduría en esas palabras. "Eres autónoma, tú decides cómo quieres tu día a día".

Escucho el chasquido del agua, haciéndome volver a la realidad. Veo a Gary nadar como un pez en la piscina y ríe como un niño. Su risa se me contagia y me meto en el agua con un clavado casi profesional. Gary aplaude y me carcajeo.

—Cuñadita, no sabía esas dotes tuyas en los clavados. Tienes que darme unas clases de natación.

—Deja de decirme «cuñadita». No lo soy, ¿entendido? —Lo apunto con mi dedo—. Referente a las clases, podemos empezar hoy o cuando quieras. Cobro 100 euros por cada hora. ¿Aceptas el trato? —comento casi muerta de la risa por su cara.

— ¿100 euros? No pensé que le cobrarías a tu cuñado favorito, pero está bien. Serán dos horas por tres días a la semana, ¿te parece?

— Perfecto —respondo con una sonrisa de triunfo, aunque lo de cobrar era una broma, pero no me caerán mal 600 euros por tres días. Eso para Gary es como quitarle el pelo a un gato.

AMO DE LA OSCURIDAD  #TA2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora