Parte 6

78 17 0
                                    

Ese despacho parece una batalla campal de insultos, gritos y maldiciones. Por Dios, me hacen falta las palomitas y un buen vaso de Coca-Cola para seguir escuchando, ya que no puedo ver. Me imagino la cara de don frío arrugada como un tío de cincuenta años y la de Gary con una sonrisa de oreja a oreja al lograr el enojo del cavernícola de su hermano.

La verdad es que es irritante ese hombre. Joder, ¿cómo se lo aguantan? ¿Será que está falto de una buena follada?

« ¿Quieres tenerlo bajo tus piernas, golosa?», indaga mi amiga la consciencia.

«Claro. Seré yo, querida», le contesto como si fuera una persona real.

« ¿Te imaginas a ese chocolate haciéndote jadear fuerte?». Está demente y más que lujuriosa.

Suelto la risa.

«Estas cuatro paredes me están volviendo loca. No me lo he imaginado y no quiero imaginar cómo será».

«Uhhh, seré yo la que gritará fuerte cuando lo tenga adentro», contesta la condenada voz, toda descarada.

« ¡Cállate! Vete a dormir».

Un silencio se oye en el despacho, ni el sonido de los grilletes o el cucú cucú del reloj se escucha.

«Santa madre, ¿Será que mató al hermano y lo está enterrando en el despacho, en un cuarto secreto?», pienso un poco asustada por el puto silencio.

«Alguien mojó las bragas. Es mejor que te pongas unas nuevas», se burla, y eso que la mandé a la fregada.

Después de unos minutos, escucho cómo se azota la puerta y veo salir a un muy enojado Gary. Parecía otro, incluso me causó más miedo que don frío. No pregunté si era mi turno y entré sin ser anunciada. La imagen que vi me dejó sin palabras; era la de un hombre triste, preocupado. Él pasaba su mano a lo largo de su cuello por la frustración que tenía.

«Don frío al parecer tiene sentimientos. ¿Será frío o caliente en la cama?», habla la loca esa que solo piensa en sexo, pues no tiene más oficio que joderme la vida.

Sus nudillos están blancos de lo apretados que tiene sus puños. No se ha percatado de mi presencia y por mí que no se dé cuenta. Quiero ver a don frío en otra faceta que no es la de él. No quiero ver ese tipo odioso y cabrón que me saca de mis casillas, quiero ver otro aspecto.

« ¿Por qué te interesa tanto? ¿Acaso ya olvidamos a nuestro amado hijo de puta que prácticamente nos vendió a esta ricura de hombre, este chocolate que quiero derretir?».

—Golpe bajo, imbécil —suelto en voz alta, encontrándome con esos orbes oscuros con un ceño fruncido que anuncia a don frío, que volvió a su porte de hombre mandón e irritante.

Me estudia con ojos de cazador cuando va a devorar a su presa, pero aquí no sería una cacería para la cama, sino para algo más.

— ¿No te enseñaron en tu puta casa a tocar? ¿Tus padres no tuvieron para tu educación, sumisa?

—Mira, cabrón... tú a mis padres no los nombras, y si me dieron educación o no, es mi problema. Entré porque vi la puerta semiabierta pensando que era mi turno. Conmigo no te quites la puta rabia. No soy tu sumisa, soy tu prisionera, don frío. Habla, ¿cuál será tu castigo? —satirizo—. Creo que no será tan malo como verte la cara todos los putos días.

—Uh, tienes valor, sumisa. Así que soy «don frío». Vaya nombre me pusiste, el mismo de mi hermano. Tu castigo: estarás una semana encerrada en tu habitación bajo llave. Solo verás la luz del día de tu habitación, y como te portes, te daré de comer. Ahora largo, no quiero verte. Desde hoy empieza el castigo —esboza una sonrisa de superioridad—, sumisa.

AMO DE LA OSCURIDAD  #TA2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora