Parte 2

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¿Pagar?

¿Lo que escuché es cierto?

Esto no puede ser.

No el día de mi boda, no en este preciso momento donde nos declaran marido y mujer.

Unas lágrimas asoman por mis mejillas y no me importa quitármelas de un manotazo. Mis ojos buscan de nuevo los de Jeremy, aquellos que en este instante pierden ese color y ese brillo. Ahora son sombríos y aterradores. Están llenos de ira y misterio.

¿Soy yo un simple trato para él?

Quiero hablar, pero de mi boca no sale nada. Solo balbuceo mientras más lágrimas se deslizan por mis pómulos. Odio sentirme así; débil, impotente. Tengo rabia, odio, decepción, amor, tristeza... Son tantos sentimientos encontrados.

¿Por qué la vida es cruel conmigo?

Primero la muerte de mis padres, el casi abuso de mi maldito tío, mis noches en la calle que no fueron nada agradables, y ahora esto. ¿Qué maldición estaré pagando? Lo que más me duele es perder al hombre que amo. Él es mi todo.

Pero ¿qué soy yo para él?

«Nada, nada, idiota», grita una voz chillona que no tenía idea que existe dentro de mí.

—Esto no puede ser. Esto no puede ser... no a mí.

Me abrazo y bajo mi rostro para mirar el suelo. No soy capaz de ver a nadie, pero una voz me saca de mis pensamientos.

—Es hora de irnos, querida, no tengo todo el día. Lindo vestido —suelta aquel hombre que arruinó mi vida.

—Tú debes estar muy loco si crees que me iré contigo, maldito idiota —espeto con enojo mirándolo fijamente desde la distancia.

—Veo que eres una fiera, de esas que me gustan domar. Ya verás, mi linda sumisa.

—¿Tu qué? ¿Sumisa? —exclamo—. Tu madre va a ser tu sumisa, gilipollas. ¿Qué significa esto, Jeremy? —Espero una respuesta, la cual no llega. Hablo de nuevo—: ¿Por qué tengo que irme con este demente?

—Ya me colmaste —bufa con enojo—. Muchachos, tómenla y vayámonos. Tengo un lindo castigo para esta bufona tan bella, pero con la lengua muy larga.

¿Qué se cree ese hombre? ¿Que puede hacer conmigo lo que quiera? No, señor.

Veo tres hombres vestidos de negro que se acercan para sujetarme.

—Recuerda las clases, nena —oigo decir a Jeremy.

Esbozo una sonrisa picarona.

Por mi parte los dejo llegar a mí.

Uno me agarra de un brazo y presiono sus dedos para doblarlos con mucha fuerza, como me enseñó el instructor, y lo hago gritar del dolor. Otro se me acerca y se lleva un lindo golpe en sus zonas sensibles. Entretanto, al tercero le doy una buena patada. Al verlos adoloridos en el piso, retorciéndose, doy brinquitos de felicidad.

—Cariño, acabo de recibir el cinturón negro —grito llena de emoción viendo a Jeremy, quien ríe con esa perfecta sonrisa que amo.

—Recibirás un castigo peor —brama ese tipo que me da miedo.

Él me levanta como un costal de papas. Le pido ayuda a Jeremy, pero el muy cobarde ni se inmuta.

—¡Suéltame! ¡Suéltame, cabrón! —Pataleo, mas es en vano—. Me las vas a pagar, maldito gilipollas.

Me tira en el baúl de su carro con tal fuerza, que me doy un golpe horrible en la cabeza.

Esta me la pagará ese gilipollas.

AMO DE LA OSCURIDAD  #TA2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora