Parte 28

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Desde aquella mañana que me alejé de Elijah, no volví a salir de mi casa, bueno, el departamento de churro, mi hermano. Los recuerdos me invaden por completo; veo nuestras fotografías y su cuarto sigue intacto, como aquel día que partió y no volví a saber de él. Escruto sus pinturas y sus fotografías. Es todo un artista con la cámara. Me tiro, derrotada, en la cama, y cómo no después de esa despedida que nos dimos Elijah y yo. Trazos mis labios e imagino que son sus dedos delineándolos. Aún siento sus caricias en mi cuerpo y sus besos en toda mi piel. Beso el retrato que traje conmigo, el único recuerdo que tendré de mi don frío, ese cavernícola.

Los días pasan con lentitud y es un mes vacío.

Me siento algo enferma, con cambios de humor y algunas náuseas pasajeras.

El amo quiere una carrera con Salamandra y la tendrá, ya que quiero verlo caer a mis pies.

Reviso a Roja, la linda motocicleta de churro, la cual es una belleza con una potencia para correr y patear culos a diestra y siniestra.

El amo sabrá quién es la reina del infierno y morirá al saber que es su peor contrato: su ex sumisa, aunque nunca me domó.

La noche cae y con ella viene nuestra competencia. En el Infierno veo cómo me devora con la mirada.

Está encantado con la misteriosa Salamandra, pero se resiste a verme.

Eso me ilusiona mucho.

La japonesa da nuestra salida y arranca la competencia.

Me concentro tanto en mi objetivo, que olvido quién es mi contrincante. Solo quiero lograr mi meta, esa que nos puso en jaque a todos.


Despierto poco a poco.

Estoy amarrada a una silla metálica.

No puedo mover mis manos y mucho menos mis pies, pues siento los amarres muy fuertes. Me duelen. No debo demostrar mi dolor.

Siento que la cabeza se me va a estallar.

Alguien enciende la luz y cierro mis ojos por inercia. Al abrirlos, se llenan de lágrimas al saber que logró su objetivo, que mintió, que jugó sucio. Fui una tonta al creer en sus palabras sabiendo el perfecto mentiroso que es. Me llevo una sorpresa mayor al ver el otro rostro de aquella persona tan conocida para mí. Sus orbes destilan maldad pura. No es aquel muchacho que años atrás prometió cuidarme, todo lo contrario, es un ser siniestro muy temible. Con un gesto, me pide que calle. Aún sabe nuestros códigos.

Acato.

—Hola, perrita. Te dije que, si te acercabas a él, lo casaría como el perro que es... No sabes cómo disfruté cuando yo mismo lo atrapé y vi su rostro inferior ante mi poder.

—Muérete, maldito gilipollas —chillo, luego le escupo. Su intención es pegarme, entonces churro le comenta que no puede ponerme una mano encima si no quiere ser hombre muerto.

—Nada de maltratarla, esa fue la orden de Jacob. Quiere conocer a la mujer que enloqueció al amo. Déjame con ella, quiero saber unas cosas. —Me contempla. Jeremy se niega a salir y él dispara a la pared—. Fallé mi tiro de forma intencional y el próximo no lo fallaré. ¿Sales o te saco?

El muy gilipollas sale todo asustado de la habitación, hasta puedo jurar que se hizo en sus pantalones por el miedo. Una sonrisa se forma en mi rostro al ver a mi hermano. Me duele ver en lo que se convirtió, pero estoy feliz. Me abraza con fuerza sin desatarme, solo suelta un poco los nudos para que no me duela. No puede liberarme por orden de su jefe. Me sonríe como nunca y canta nuestra canción de cuna para el miedo. Reímos por su horrible voz.

AMO DE LA OSCURIDAD  #TA2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora