Parte 11

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                           La piel no es de quien la toca, sino de quien la erice.

     

Escucho un ruido cerca del garaje y me escondo en un clásico de los años ochenta. Lo analizo de pies a cabeza.

Bueno, ustedes saben: me refiero a este auto, que es maravilloso. Su olor a cuero es exquisito. Cada detalle, cada color... Estoy extasiada.

Con churro hubiéramos hecho una fiesta al ver tanto lujo junto. Al no sentir más ruido, salgo en puntitas casi topándome con uno de los gorilas de don frío que insiste en mantener la casa repleta de hombres armados, pero los muy tontos no vieron por dónde escapó Gary y pronto será mi ruta de escape a la libertad.

Regreso a mi alcoba. Esa colorida pero fría habitación, como su dueño. Pongo mi música en el móvil. Me siento de buenas y con vibras para bailar. Me siento dichosa con mi descubrimiento, y esto lo celebraré a mi manera. Decido poner la banda sonora mexicana Maná, una de mis favoritas. Resuena la canción Oye, mi amor. La canto a todo pulmón y contoneo mis caderas de una forma muy sexy.

Me muevo de un lugar a otro, me subo en la cama y brinco como una niña. Agarro mi cepillo y lo uso como micrófono. Me veo en el espejo y finjo ser Fher, el vocalista. Rocanroleo al mejor estilo de Sofía Buzolic.

 La canción culmina y caigo en el colchón.

Sigue Rayando el sol, que me hace iniciar de nuevo el canto. Hago figuras en mi imaginación, en donde creo alcanzar el cielo y rayar el sol con mi pincel invisible. Muevo mi cabeza como toda una roquera y me acomodo de rodillas, como si tocara la guitarra. La dejo sin cuerdas y acabo en el piso, así como lo hacen los grandes del rock.

Varío mi repertorio y me traslado a otro país con una de las mejores canciones que he escuchado, una que amo, la cual fue himno mundial del rock con el eterno Gustavo Cerati. La majestuosa canción De música ligera me hace viajar a Argentina. La canto como aquella noche en el concierto en Madrid. Fue el instante más emotivo de mi vida. Agarro un poquito de agua de mi jarrita y sigo con mi típico baile, creyéndome la mejor estrella del rock. Como decía Cerati: "El amor de nada nos libra, nada más queda".

Solo he vivido el amor una sola vez al lado del hombre de mi vida, Jeremy.

Ahí nos ponemos sentimentales, pero el buen humor no puedo dejarlo caer cuando suena Si mi delito es rockear, de Moderatto. Despeluco mi pelo e imagino que soy uno de ellos. Estoy meneando mi trasero, cuando una voz me saca de mi letargo.

—Lindo trasero. Ese rosa combina muy bien con tu tono de piel, y esos movimientos... —Estalla en risas.

Sin pensarlo, le tiro la almohada

—Aún no ha dejado su costumbre de entrar en las habitaciones ajenas sin tocar. Qué mala costumbre, amo.

—Interesante. Soy tu amo, sumisa. Me parece bien.

—Libera más carcajadas—. Solo venía a preguntar si compraste el vestido. Olvidé decir que es de gala. Quiero verte elegante y bonita. Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.

—Eres un gilipollas de mierda. —Le muestro el dedo medio—. Largo de mi habitación, tío. ¿Qué pasaría si no voy a tu jodida cena? —Su sonrisa se desencaja por completo.

—Sabrás de mí y de mi próximo castigo, sumisa. Sigue practicando... ¿Cómo era? Sí, sí, Si mi delito es rockear, aunque yo diría que tu delito es cacarear. —Cierra la puerta muerto de la risa.

AMO DE LA OSCURIDAD  #TA2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora