Parte 16

60 15 3
                                    

Estoy más que feliz, pues gané el botín de los quinientos euros y le callé la bocota a la japonesa esa que se metió en la cama de don frío. Me coroné campeona, soy la nueva reina de las carreras.

Veo al amigo de Elijah.

Debo decir que el capullo no está nada mal, como dice el dicho "Está como me lo recetó el médico, buenísimo".

Intenta acercarse, algo que no puedo permitir.

No quiero dejarme ver de ese hombre, el cual le confesará a don frío mis carreras. Nadie ha visto mi rostro, solo Gary conoce mi pequeño secreto. Es el único que sabe quién es Salamandra. Bueno, por él estoy aquí. Según él, es mi patrocinador estrella.

Llegamos a casa en completo silencio para no despertar a nadie. Las luces están apagadas. Tropiezo con un mueble y caigo de bruces, llevándome conmigo a Gary, quien queda sobre mí. Para mi mala suerte, don frío enciende la luz y se encuentra con tal escena. Creo que no le importará mucho, ya que es incapaz de sentir amor por alguien, excepto que no sea él mismo.

Miro su cara de cólico y se me ocurre una brillante idea. Saco de mi bolsito una pistola común de banderín. Hago el ademán de apuntarle y saco el banderín que dice "bang". Suelto una carcajada al ver que su rostro empeoró. Me saco de encima a Gary y corremos como dos locos a nuestras habitaciones. Hemos desatado al mismo diablo en persona. Echamos a correr como niños para escondernos de la mamá que nos va a dar una zunda por portarnos mal, pero aquí es don frío quien nos va a matar vivos. Sus ojos irradian ira, odio y cólera. Todo lo que se puedan imaginar.

Ya no es divertido. ¿Qué pasará en su mente?

Entro en mi recámara y le echo llave para que no entre. Está endemoniado y es un peligro andante.

Espero por unos minutos para ver si toca mi puerta.

Solo veo una sombra del otro lado, mas no lo hace, se pierde en la nada. Me saco la ropa y paso al baño a darme una ducha para entregarme a los brazos de Morfeo.

Siento mi cuerpo bañado en sudor.


Todo está oscuro y a lo lejos escucho una voz que me pide auxilio, grita que no lo deje morir. Trato de ir hacia ella. Cada paso que doy se hace más negro hasta el punto de no verme. Esa voz es más fuerte y aguda, pero no puedo hallarlo, solo está el eco. De la nada, veo aquella figura cayendo en un precipicio. Siento un dolor fuerte en mi pecho porque no logré ayudarlo. Grito su nombre con todas mis fuerzas.

—¡Elijah!

Pego un salto y caigo de culo contra el piso. Me doy un buen golpe, pues las sábanas no menguaron el aterrizaje.

¿Por qué soñaría eso?

¿Será que debo ayudarlo?

«Sí, cómo no. ¿Cómo lo ayudarás? ¿En su cama, querida?», resuella Kiki, mi loca voz.

«Siempre piensas en otras cosas que no van al caso, mal pensada. Eres muy lujuriosa, Kiki. ¿Qué haré contigo?».

«Amarme con todo y mi lujuria».

Las dos soltamos una carcajada por su comentario. Miro el reloj, son las siete de la mañana. Joder, no dormí nada. Mi cabeza duele un poco por los tragos que me tomé con Gary, que parecía un saco roto para beber. Madre mía, todos los recuerdos de la madrugada se vienen a mi cabeza. El cavernícola de don frío me matará hoy. Debemos hacer las paces.

AMO DE LA OSCURIDAD  #TA2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora