Parte 26

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Mi día con Jeremy es la peor pesadilla del mundo. No me siento a gusto al oír sus gilipolleces e insultos hacia Elijah. Puedo notar en sus ojos envidia, odio y rabia. Eso no me lo explico. El cavernícola le hizo un favor teniéndome un año en su casa. Entretanto, él disfrutaba su boda y luna de miel con la traidora de Sandy, esa bruja que me pagará una a una sus cuentas.

Nuestro apartamento no ha cambiado nada, aunque lo siento frío. No me siento bien en este lugar donde alguna vez fui feliz, en una farsa, pero feliz ante todo. Nunca nos faltaban las risas, los malos chistes, las buenas películas, las palomitas y las batallas de almohadas.

No era una vida perfecta, pero tenía el ingrediente perfecto, el de la felicidad.

Mientras Jeremy habla sin parar, mis pensamientos están clavados en mi cavernícola y esas estacas de palabras que acabaron todo dentro de mí.

Kiki está destruida por completo, no para de llorar. Acabó con sus pompones mágicos y su sexy vestido árabe.

Este amor sangra por culpa de don frío.

No quiero escucharlo más, me tiene borracha con su bla, bla, bla. Me levanto y voy al baño un momento, pues necesito refrescar mi rostro. En serio, no soporto a este hombre y antes no era capaz de alejarme un minuto de su lado.

Cuando vengo de regreso, conversa por teléfono. Mi corazón casi se me sale del pecho con lo que escucho.

—Hola, mi señor. Sí, ya estoy de regreso en casa como me ordenó. El amo pronto caerá de su trono, ese maldito gilipollas que me ha robado a mi Sofía, mi mujer. Le daré su cabeza para que acabe con él como el perro callejero que es. No se preocupe mí, señor Jacob, del amo solo quedará su sombra y esa será esfumada. —Cuelga.

Me recuesto en la pared para que no note mi presencia. Mi cuerpo arde de la ira. ¿Qué clase de bestia es esta? ¿Con quién estaba yo antes? Elijah tenía la razón, era muy mala a la hora de escoger pareja. Primero escogí a unos idiotas que no servían ni para tener sexo. Luego me ilusioné con Jeremy, que resultó ser un perfecto mentiroso hijo de puta, que entregó mi corazón al mismo hijo del diablo, otro gilipollas que jugó conmigo, con mis ilusiones, mis sueños y todo lo que le entregué.

Salgo de mi escondite como si nada con una sonrisa hipócrita cuando lo que quiero es matarlo por gilipollas. Salimos a almorzar y aguanto otra charla aburrida nada elegante. Me animo al ver a mi querido amigo Joseph, una de las pocas personas sinceras en mi círculo social, que me abraza como todo un osito panda sin soltarme. Hablamos por horas y después he de partir a la mansión con mi hombre frío.

—Juro en la vida que, si te vuelves a desaparecer de esta forma de nuevo sin dejar rastro, te borraré de mis contactos y de mi vida, amiga. —Se aferra a mi cuerpo—. Te extraño tanto. Creo que no te conté nada de lo que he tenido que vivir todo este año.

—Lo siento, Joseph. Las circunstancias de la vida me han obligado alejarme de mis seres queridos y también de mi ex novio. Te quiero, amigo, cuídate y espero verte pronto.

—Te quiero, Sofía. Nunca lo olvides.

—Lo sé, cariño.

Me subo al carro de Jeremy sin esperanzas de nada. Debo encontrar un método de cómo hacerle conocer a Elijah las intenciones de Jeremy, quien se lanza como un lobo hambriento hacia mí y me besa los labios. Este beso lo siento ácido, sin sabor, e incluso llego a sentir asco. Odio que me bese; quitó el dulce sabor de los labios de don frío en mi boca, esos que quería que me besaran de nuevo, que me embriagaran a su antojo y ceder a esos besos salvajes que me dejaban sin armadura. Me siento rota y sucia.

AMO DE LA OSCURIDAD  #TA2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora