15. La doncella y el guerrero

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—¡Sal de la jodida cama, macho!— Tiraba de las sábanas sin mucho éxito.

—¡No!, déjame en paz.—

—Que llevas dos putas semanas aquí metido, apestas.— Se montó sobre el cuerpo envuelto en mantas. —Nadie se compromete en mes y medio, imbécil.—

Los dos gritaban muy alto, a decir verdad. Era una escena bastante divertida de ver.

—Se conocen de hace años, idiota.— Refunfuño destapando su rostro lloroso.

—¡Que ascoooo!, ¡luces horrible!— Se levantó fingiendo asustarse. —Andando, a la regadera.—

—Ya te dije que no, lárgate de una vez Collins.— Tiraron de sus piernas hasta caer al suelo alfombrado. —¡Ahh!, bastardos.—

—Yakiv, ayudame a cargarlo. Hay que bañarlo.—

—Yo le tomo de los brazos, que si te golpea no importa, solo te queda uno.— Bajó la mirada a su entrepierna.

—No entiendo cómo tengo amigos tan gilipollas.— A pesar de eso, rio. —¿Llenaste la bañera o lo metemos en la regadera?— Cogió las piernas que comenzaron a patalear.

—Regadera, por eso me dejé solo los pantalones.—

Collins volteó a ver a Yakiv, y efectivamente. Solo iba con pantalones y ropa interior, claro.

—Que hijo de puta y yo que me joda. ¿No?— Yakiv solo se encogió de hombros. —Haberme avisado hombre.—

—Es lo que hay, supera o vive quejándote como un perdedor.— Ford que forcejeaba lo miró con cara de querer matarlo.

—¡¿Se lo dices a Collins o a mí?!—  El cuarto de baño estaba cada vez más cerca.

—A los dos idiotas.— Entró primero él que Collins.

Acorralaron a Ford en una esquina, prácticamente lo tuvieron que tumbar y subirse sobre él para que no escapara, abrieron la llave de la regadera y el agua fría comenzó a caer en sus cuerpos. Rápido los quejidos de los tres se presentaron en el cuarto de baño por la temperatura tan helada, pero lo hacían por su amigo, el cual no se merecía agua templada.
Lo empezaron a desvestir entre ambos, el castaño al quedarse por completo desnudo dejó de forcejear y se rindió. Yakiv tomó un envase de shampoo para comenzar a lavar el cabello, por su parte Collins pilló una esponja, la empapó con jabón corpóreo y procedió a tallar los brazos y espalda de su amigo, los dos rubios compartían miradas de vez en cuando sin decir nada al ver que su querido compañero que antes era pura alegría, ahora lloraba en silencio camuflando sus lágrimas con el agua de la ducha. Tallaron, lavaron todo su cuerpo, Collins perfiló su barba, Yakiv lo obligó a lavarse los dientes, salieron de la ducha, lo envolvieron en toallas limpias, cambiaron las sábanas por unas nuevas al igual que lo hicieron con las mantas, edredones, almohadas, todo. Para terminar lo ayudaron a vestirse, era como un juguete, no se movía por si solo, no hablaba, solo estaba allí, respirando con lágrimas que no dejaban de salir por la comisura de los ojos, ojos que lucían en sangre y cansados. Los tres se hallaban en la sala de estar intentado hacer que Ford comiera un poco de pizza que pidieron a domicilio pero solo se negaba y ahí ya no podían hacer mucho, pusieron una película, tomaron mantas de Irina, envolvieron a Ford en una como un pequeño burrito y se acurrucaron en el sofá con el castaño entre ambos.

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