16. Weazel News

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Los dos Sheriff rubios entraron a la casa riendo por ver a Alfonso en su jardín solo con ropa interior persiguiendo a Presidente que le había robado el taser por haber olvidado dejarlo en comisaría, reían y se preguntaban cómo es que él trabajaba con ellos. Lo gracioso es que este compartía la casa con Collins, era todo un espectáculo lo que pasaba dentro de esa vivienda con dos personas tan distinstas la una de la otra.

Subieron las escaleras para buscar a Ford que esa mañana no estaba esperándolos en la entrada para ir a trabajar juntos como se había decidido para evitar otra recaída del castaño, por el pasillo a la derecha vieron la luz del cuarto de baño y se acercaron a echar un vistazo, después de todo hacia dos días que conocían el cuerpo de su compañero en todo su esplendor, no verían nada que no hallan visto antes, con ese pensamiento en mente planeaban entrar al baño pero en cambio se quedaron plantados en el umbral de la puerta con una sensación de miedo paralizante, el paisaje era desagradable, el agua que no fue vaciada esa noche tenía un color extraño, en la pared frente a ellos se veían rastros de sangre seca al igual que en la bañera, pronto la vista de ambos enfocó la ropa ensangrentada tirada en el suelo del baño. Estaban aterrados al pensar lo peor, no tuvieron que correr mucho hasta llegar a la habitación del castaño, intentaron entrar pero la puerta estaba con el pestillo puesto. Desesperados comenzaron a llamar su nombre pero nadie respondía. —No, no, no, no, no. ¡Ford, abre coño!— Al no recibir ninguna respuesta rompió la puerta de una patada, Yakiv veía a Collins como no lo había visto en todo el tiempo que tenía de conocerlo, y no era para menos. Él habría hecho mismo de haber reaccionado antes.
Habían imaginado la cosa más horrible, lo impensable, un acto desesperado por parte de su amigo, pero lo que se toparon al lograr entrar fue a Horacio semidesnudo durmiendo plácidamente entre los brazos de Ford con su uniforme de Sheriff que lo aprisionaba en su pecho.

—Pero... q-qué mierda.— Era como escuchar a dos robots hablando al mismo tiempo. —¡FORD!—

Por el susto del grito de ambos el castaño se levantó de golpe haciendo que Horacio cayera al suelo.

—Aghh, carajo eso duele.— Decía mientras se tocaba el costado izquierdo. —¿Por qué hicist—

Levantó la vista hasta donde Ford que veía un punto fijo frente a él, se giró y por fin los vio, Yakiv retaba al castaño con la mirada y Collins tenía cara de que estaba por asesinarlo. El primero en moverse fue Yakiv que tomó por el chaleco a su compañero levantado a este fácilmente de la cama.

—Tienes que estar bromeado.— No era un hombre violento, pero en en ese instante tenía muchas ganas de golpear a Ford.

—Este hijo de... lo voy a matar.— Collins volvió en sí. —Por fin te voy a dar la paliza que te mereces, hijo de perra.—

Horacio retrocedió en el suelo después de ver cómo la cólera se acumulaba en el rostro de Collins, no tenía a dónde ir y el mueble tras él impidió que siguiera buscando esa distancia de seguridad que quería mantener, al ver a Collins acercarse como un animal que está apunto de atacar a su presa solo atinó a cerrar los ojos esperando lo peor, y los abrió al escuchar un golpe seco. Yakiv había impedido que su compañero se descargará con Horacio, en cuanto lo vió moverse corrió hacia él derribando su cuerpo cayendo los dos al suelo, y aprovechó la confusión se subió en él poniendo sus rodillas sobre los brazos que luchaban por movilidad.

—¡¿QUÉ HACES?! SUELTÁME, VOY A MATARLO. Cuando la foto no lo hice porque yo también fui parte al no contarle a Ford, pero ahora.— Batallaba pero era inútil. —Hoy sí, hoy sí.—

—Cálmate Collins, no puedes hacer esto. No podemos hacer eso.— Un hombre de razón contra otro emocional.

—¡Y TÚ!— Dirigió su rabia a Ford que estaba inmóvil. —TÚ HIJO DE PUTA, ¿A CASO NO TE QUIERES A TI MISMO? PUES YO TE VOY HACER QUERER A PUNTA DE PORRAZOS.—

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