Capítulo 1

95 6 5
                                    

Gael

Me encontraba caminando rumbo hacia la preparatoria con mi mejor amigo Luca, él y yo hemos sido mejores amigos desde que tengo memoria pues vive cruzando la calle, la pubertad le ha sentado bien, ya no hay rastro del niño regordete con quién solía salir a jugar la pelota, ahora es un adolescente fornido, sigue teniendo su cabello rubio desordenado que contrasta con sus ojos color avellana y su tez blanca.

-¿De acuerdo?- dice Luca sacándome de mis recuerdos.

-¿Um?-pregunto confundido.

-¿¡No me estabas escuchando!?- se queja.

-Perdón- musito.

-Te decía que si me puedo quedar en tu casa esta noche- replica.

-Claro- digo –pero ¿por qué?

-¡Es que nunca me escuchas!- se queja por segunda vez - Mi mamá saldrá de la cuidad y no quiere dejarme solo en casa desde el pequeño incidente de la vez pasada.- explica.

Como olvidar el 'pequeño incidente' donde me rompí el brazo izquierdo en su fiesta tras intentar ser populares saltando del segundo piso a la piscina, él está bien, yo me llevé la peor parte, me llevaron al hospital, llamaron a mis padres y me pusieron yeso y tuve que llevarlo por un par de semanas. Luca tampoco se salvó del todo, todavía le quedan unas semanas de castigo donde tiene que regresar de clases a su casa, sin salidas, ni visitas a excepción de la mía hasta que se cumpla un mes.

-Está bien- digo sin protestar.

El día transcurre con normalidad, es decir, normalmente aburrido. Lo más interesante que pasó hoy fue el avance del divorcio del profesor Clarke y no bromeo. El timbre suena y con ello da por terminada la jornada, me coloco mis auriculares y emprendo mi camino a casa.

-¡Mamá ya llegué!- grito cerrando la puerta- Luca estará aquí en unas horas y se quedará a dormir esta noche, ¿está bien?- pregunto dirigiéndome a la cocina.

-Ya le has dicho que sí, no puedo decirte yo que no- dice mi mamá mientras busca algo en refrigerador

-Gracias- digo con una sonrisa y ella suspira negando con la cabeza.

-¿Y papá?- pregunto. Y como si hubiera escuchado su nombre entra en la cocina con algunos ingredientes para seguir cocinando.

Mi papá ama cocinar, mientras mi mamá lo odia, a mí se me da bien, pero suelo evitarlo. Mi mamá es de estatura promedio, tiene mis mismos ojos azules, tiene labios finos, nariz perfilada y su tez es blanca al igual que la mía, aunque no heredé su cabello rojizo, por otro lado, heredé el cabello negro azabache de mi papá, al igual que su metro ochenta y siete, y la mandíbula marcada, lo único que nos diferencia son sus ojos cafés.

Cenamos juntos y al cabo de unas horas llega Luca, jugamos videojuegos hasta la madrugada, hasta que ese inolvidable sonido llegó a nuestros oídos.

-¿Escuchaste eso?- me pregunta Luca en un murmullo.

Un adiós no es un hasta prontoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora