Gael
No tengo sentido sobre el tiempo que ha transcurrido desde el accidente. Mis ojos luchan por abrirse, pero mis párpados se han vuelto pesados. Logro entreabrirlos con un poco de dificultad mezclada con dolor en todas las partes de mi cuerpo. A unos cuantos metros de mí, diviso el cuerpo inconsciente de Daphne -al menos espero que lo esté, me niego a pensar lo peor-. Su cuerpo luce golpeado, su vestido completamente estropeado, tiene rastros de moretones que ya han empezado a notarse; además de ciertas raspaduras en los codos, su cabello enmarañado está regado por el pavimento y...
Oh no...
Está herida, gravemente. Su pierna ha quedado atorada entre el interior del auto y el exterior y como si fuera poco, tiene incrustados pedazos de vidrios en ella. Parece que salió volando por el parabrisas. Debo revisar si su cabeza está herida de la misma manera que su pierna, porque juro por Dios que si algo le pasa a ella no me lo perdonaré nunca. Ella es el amor de mi vida.
El pánico me sobrepasa tanto que no me fijo en mi estado, ni en si tengo heridas igual de graves que Daphne. Todo esto es mi culpa, no debí conducir de aquella manera tan irresponsable, ¿en qué estaba pensando? Ni siquiera he obtenido mi licencia.
Al contrario de ella, yo he quedado atorado entre la guantera y el asiento, algunas piezas del parabrisas han perforado la bolsa de aire, desinflándola y así mismo esta ha evitado que los pequeños pedazos lleguen a mi rostro.
Hago uso de toda la débil fuerza que puedo reunir para lograr escapar y acercarme a ella. Solo quiero estar con ella. Si es este mi fin, solo deseo pasarlo abrazándola y pidiéndole perdón por que tuviera que acabar así.
Teníamos tantos lugares que visitar, tantas canciones que bailar, tantas escenas que recrear, tantos atardeceres que disfrutar, tantos te amo que pronunciar, tanto que amar, tanto que vivir... Y, sin embargo, aquello no fue posible.
Mi respiración se vuelve pesada y lenta a medida que las lágrimas descienden por mis mejillas. Me cuesta mantener los ojos abiertos, estoy cansado.
-Perdóname "laurier", perdóname, por favor "mon amoure"- susurro con mis últimas fuerzas.
***
Despierto de golpe y sudoroso, tardo en reconocer el techo que no pertenece a mi habitación, sino al del consultorio de la Dra. Moore. He perdido la cuenta de las noches que he pasado aquí, pero he podido hacerlo debido a que Abigail -así se llama la doctora- me lo ha permitido, pues me tiene consideración por ser su paciente desde hace mucho y tener un poco de confianza. Yo digo que no es consideración sino lástima. Y no hay nada que odie más que las personas actúen por aquel sentimiento. Sin embargo, lo he dejado pasar, pues mi casa no es un lugar en el que quiera estar precisamente.
He hablado con mamá, ella lloró y yo solo no supe cómo reaccionar. Me contó que papá está estable, que logró llegar al hospital a tiempo antes de que llegara a mayores, pero que a pesar de eso aún no despierta.
Mamá tampoco ha vuelto a casa. Ha estado durmiendo en un hotel cercano. Llega al hospital muy temprano y se va demasiado tarde. Ella dice que no se lo perdonaría si papá despierta y ella no está aquí.
Olivia y Luca también vienen todos los días durante los horarios de visita. Tratan de animarme un poco, pero a pesar que me esfuerzo, no lo logro. Los recuerdos me atormentan, me atormenta ella.
¿Acaso aún no me perdonas laurier? No te culpo, yo tampoco he podido hacerlo.
A pesar de estar en el mismo hospital, todavía no he tenido la valentía de ir a ver a papá. No puedo hacerlo, aquel cuerpo no es mi papá; él es alegre, jamás se permitiría un día sin sonreír. Hasta que vuelva a ser así, me niego a presenciarlo de aquella vulnerable manera.
Evito salir de la habitación a menos que sea estrictamente necesario. Los ruidos muy fuertes me molestan, no tolero escuchar el sonido de algún motor encendiéndose, o el sonido del claxon de algún coche. Me recuerda momentos horribles, a los que no quiero volver. Y debido a la ubicación del consultorio me evito dichos ruidos.
He vuelto a encerrarme en mí. ¿Estoy siendo egoísta? Quiero decir, papá está en coma y yo no he podido ir a verle, me he alejado discretamente de mis amigos, evito hablar con mi mamá y la única persona con la que hablo es la Dra. Moore y solo porque me conoce tan bien que no puedo inventar una excusa para huir de ella.
He intentado distraerme. He tratado de leer, pero mi mente parece no entender las palabras. He tratado de ver alguna película, pero me aburre a la mitad, o incluso antes. Mi cabeza solo repite una y otra vez esos dolorosos momentos y por más que trato de eliminarlos no lo logro. Y mi corazón duele por el peso de la culpa, que por unos momentos pensé que desapareció, pero volvió a atacarme y está vez con más fuerza.
Estoy en una batalla conmigo mismo y voy perdiendo.
Mi vida es un caos ahora mismo. Todo yo soy un caos y la pequeña parte de mí que aún lucha por encontrar la tranquilidad, está por darse por vencida.
Mi carga es muy pesada como para llevarla toda la vida en la espalda.
----
Holaaa, de nuevo.
Hoy es mi cumpleaños y decidí subir las actualizaciones hoy. ¡Yey!
Espero que no hayan creído que los tenía olvidados, bueno tal vez un poco sí, pero ya volví. La razón de la tardanza fue que hice una encuesta en instagram donde pregunté si prefrían una actualización o doble y ganó doble, so, aquí está.
Espero que estén disfrutando de la historia tanto como yo me divierto escribiéndola.
No olviden que me ayudan muchísimo si dejan su voto y recomiendan mi historia a sus amigos.
En Instagram me encuentran como: whoismrassley. Y en Twitter como: MrassleyN. Síganme a veces hago dinámicas o subo algunos adelantos.
Por cierto, casi se me olvida. ¡Muchísisimas gracias de verdad por las 500 lecturas! No tienen idea de lo feliz que me hacen. Sin más, nos leemos pronto, los quiero <33
Mrassley N.
ESTÁS LEYENDO
Un adiós no es un hasta pronto
Novela Juvenil[Sin corregir] Olivia Mills es una chica de 17 años con problemas y poca vida social debido a sus mudanzas. Gael Fox es un chico de 18 años que siempre ha vivido en el mismo lugar. Ella llega una madrugada a cambiar totalmente la vida de Gael. Ambos...