Capítulo 7

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[Especial 100 lecturas]

Luca

El fin de semana se me ha pasado rápido y con una resaca inolvidable, ni siquiera sabía que había bebido tanto y mi dolor de cabeza empeoró con la luz emitida por el televisor, pero no podía perder, había pasado meses jugando como para perder ahora. He de admitir que ayer fue un día divertido junto a Gael.

Nos pasamos la tarde frente al televisor, pero hubo un momento en el que se distrajo con su celular. Era ella. Era Olivia. A decir verdad, no lo había visto sonreír así desde Da.... Bueno desde hace mucho tiempo que no lo veo sonreír así.

"En realidad no te gusta" le pregunté con burla fingida. "No me volveré a enamorar" confesó y entendí a lo que se refería. Pero, aunque eso no respondía mi pregunta, decidí callar.

***

Es lunes por la mañana me coloqué unos nos vaqueros azul claros, una camiseta blanca y una camisa a cuadros de un color amarillo casi beige y la deje semi-abierta. Pasé mis manos sobre mi cabello despeinándolo un poco, pero no demasiado para que me diera un aire fresco y relajado.

Coloqué mi mochila en el hombro y me dispuse a buscar a Gael a su casa, crucé la puerta y vi al pelinegro en la calle de en frente. "¿Gael afuera tan temprano? Eso sí que es extraño" pensé para mis adentros.

Me acerqué hacia él y vi a la razón de que esté listo tan temprano, era de esperarse. Estaba hablando con Olivia. Pero a él no le gustaba ella. Ese cuento no se lo tragaba ni él. Olivia es guapa, habría que estar ciego para no darse cuenta de ello, pero no era mi tipo definitivamente.

-¿Alguna vez dejarás tu arrogancia de lado?- cuestionó ella con burla mientras enarcaba una ceja.

-Eso lo veo muy difícil la verdad, es como pedirle a un ave que deje de volar- respondí uniéndome a la conversación. Y ella se giró a verme de inmediato.

Hice un gesto que ambos entendieron y empezamos a caminar en dirección a la escuela.

-Hay aves que no vuelan, como el pingüino, por ejemplo. Gael sería como un pingüino si deja de lado su arrogancia- comentó divertida

-O una gallina, ellas tampoco vuelan- agregué con burla y ella se rió.

-Entonces Gael sería una gallina- señaló la castaña entre carcajadas.

-¡Yo no soy ninguna gallina!- discrepó mi amigo indignado dedicándonos una mirada de pocos amigos.

-No te preocupes, para mi seguirás siendo un pingüino- apoyó la castaña aún entre risas en un fallido intento por contenerlas.

Ya habíamos llegado a nuestro salón y para nuestra suerte teníamos clase juntos los tres, pero la clase era con nada más y nada menos que con el señor Clarke. Sí, el que no paraba de hablar de su divorcio desde que se enteró.

-¿Por qué hablamos de pingüinos y gallinas?- reprochó Gael aún indignado.

-Ya, ya, olvida las gallinas, amigo mío y entremos a clase- di palmaditas a su espalda e hice un movimiento de cabeza señalando la entrada al salón.

Tomamos asiento en nuestros lugares y la tortura comenzó. Es así como se pasó el día cambiando de salón en salón, hasta que por fin llegó la ansiada hora del almuerzo. Salí junto a Gael del salón y nos detuvimos en el pasillo para esperar a Olivia.

Observé que ella salía riendo del salón junto a Nick, el capitán del equipo de básquetbol de la escuela.

Creo que Gael tiene competencia

Un adiós no es un hasta prontoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora