ERES MI HEROE (KIRIIZU)

EN EL CAMPO DE BATALLA🕯

IZUKU

Había salido junto a Kirishima de la hermosa comodidad de nuestro departamento para actuar.

Había llegado el momento de intervenir, debido a que no pudimos seguir ignorando el intenso dolor de la gente que mi propio gemelo y su pareja estaban generando.

Pero nada nos pudo preparar, para ser testigos del macabro escenario que ahora había en las calles de la ciudad.

Las manos flotantes de Tomura se acercaron peligrosamente a algunos humanos que estaban cerca, fue cuando usé mi poder mental y las destruí justo antes de que tocaran a esos humanos, quienes me miraron asorados.

—¡Huyan, vayan y refugiense en sus casas! — rugio Kitishima y los humanos obedecieron.

Seguimos la dirección del lugar donde detecté que estaban Deku y Tomura. Sabía que mi gemelo me había encontrado, y percibí su dolor vestido de odio.

"Deku, hermano....¿por qué? No era necesario que causes ésta matanza, para defender a quienes tenemos un don".

"Izuku, hablas desde tu comodidad. Que pronto te olvidaste del dolor de la esclavitud que los humanos te causaron"

"Nunca me podré olvidar de todo eso hermano, solo que no me interesa destruir vidas inocentes".

"¿Aún no soportas que te toquen hermano? ¿O ya aceptas a cualquiera?"

"Maldito seas Deku, sabes perfectamente lo que Izuku siente al respecto y aún así lo apuñalas. No me equivoque sobre tí, eres un maldito insecto que solo interfiere en mi relación con tu hermano".

"Si piensas así, Kirishima, es porque Izuku no te ama lo suficiente como para sentirte seguro. Y no es mi culpa".

Me molestó sobremanera oír aquello, saber que mi amado Kirishima no confíe del todo en mí como para sentirse dolido ante las palabras de Deku.

Apreté los labios con fuerza, al tiempo que cortaba aquella comunicación bloqueando nuestras mentes. La de mi esposo y la mía. Luego golpee el suelo con mi puño usando el One For All, una grieta se produjo allí.

Kirishima me miró asombrado y yo lo hice con furia y dolor.

—No dudes de mí Kirishima, para detener a Deku te necesito cien por ciento conmigo.

—Yo no dudo de tí Izuku....
—Las palabras de mi gemelo te afectaron y eso me duele muchisimo....mi amor.

Kirishima me abrazó fuertemente, en verdad me amaba. Pude sentirlo. Yo le correspondí ese abrazo con otro más fuerte. Necesitaba saber que pase lo que pase él estaría a mi lado.

— Detengamos ésta masacre así podremos tener nuestra luna de miel Izuku.
— Si mi amor.

A kirishima no le importó descubrirse ante los humanos como alguien que poseía un don. Supe por mi don de telepatía que sus padres estaban a salvo dentro de su mansión que habían cerrado hermeticamente. Kirishima podía actuar más tranquilo sabiendolo.

Nuestros dones mentales eran muy útiles a la hora de destruir las odiosas manos que podrían toda vida existente.

Al parecer, no eramos los únicos con dones que intervenían en favor de los humanos. Bakugo y Shoto Todoroki también lo estaban haciendo.

Y al parecer sus padres también, solo que ellos estaban enfrascados en la búsqueda de la loca asesina de su hija, Fuyumi Todoroki, y de su sobrino Dabi. Menos mal que alguien se ocuparía de ellos así entre todos podríamos poner fin a toda ésta locura.

Pero en verdad llegar a Deku y Tomura no sería nada fácil. Y tener que usar continuamente nuestro don mental era en extremo agotador. En un determinado momento nos encontramos con Katsuki y Shoto.

Pero no pudimos intercambiar tantas palabras de aliento debido a que varias manos flotantes y  personas con dones se nos acercaron. Estabamos rodeados.

Eramos concientes de las miradas de muchas personas sin dones que estaban refugiadas dentro de los diversos edificios situados a nuestro alrededor.

—Parece que no tenemos salida —Dijo Kirishima.
—Locos, todos están locos — comentó Bakugo furioso.
—Y todo por culpa de mi maldita hermana y del demente de mi primo.

— La culpa la tienen las personas carentes de dones por esclavizarnos y torturarnos — dije finalmente —De habernos tratado como personas nada de ésto estaría pasando. Lo más irónico es que ustedes chicos tuvieron que exponerse. Ahora cuando todo ésto acabe en agradecimiento los esclavizarán.

—No lo creo — me contestó Todoroki —Esa ley acaba de ser cancelada, después de todo, con dones o sin ellos somos Todorokis y Kirishimas.
—Exacto, nuestros clanes ocupan todos los cargos políticos. —finalizó mi amado marido.

—Ahora lo que importa es saber cómo saldremos de ésta — dijo Bakugo.

Estabamos espalda contra espalda protegiendonos. Eramos los únicos con dones que se alzaban para enfrentar a los de nuestra misma especie, en defemsa de aquellos que solo nos desprecian y torturan esclavizandonos. En verdad debemos estar totalmente locos.

—¡Deku! ¡¿Desde cuándo te volviste tan cobarde hermano?! — rugí de la furia que sentía —¡Para poder enfrentarme tienes que valerte de éstas artimanias! ¡Se ve que Tomura te pudrió el valor!

Mi reacción hizo reír a mis compañeros y enardecer al resto porque las putrefactas manos se nos vinieron encima.

Sin embargo entre Kirishima y yo las pulverizamos en el aire en cuestión de segundos con  nuestra mente.

Los que nos rodeaban nos atacaron con sus dones empezando el combate cuerpo a cuerpo. Fue allí donde conocí el segundo don de mi amado Kirishima.

El endurecimiento total de su cuerpo que se volvía mucho más sólido y duro que un  diamante. Golpeé mis puños activando el verdadero poder del One For All para defendernos de esos maleantes, como debía ser.

Hasta eso denigró y pudrió Deku, esta herencia tan pura y sagrada la volvió a la inversa el muy maldito. En verdad me había decepcionado totalmente.

No tenía excusas ni justificativos valederos. Yo sufrí igual que él pero usaría todo mi poder para proteger al inocente y al débil. No me importaba si ellos luego me desprecian, nunca busqué su aceptación.

Solo quiero paz para poder vivir a pleno el amor junto a Kirishima sin problemas ni interferencias. Sé que eso no era mucho pedir.

"Kirishima, mi amor"

"Tranquilo Izuku, aquí estoy. Siempre a tu lado".

"Te amo Eijiro"

"Te amo Izuku".

Una gigantesca explosión se sucedió en el lugar, cuando todos entrechocamos nuestros dones.