CAPITULO 19

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- Alex... yo no...- antes de terminar la frase giró su cabeza y volvió a vomitar. Para Alex era nuevo ver a su esposa vomitar, no la había visto así ni para el embarazo de Mía.

- Mamá- preguntó la pequeña Mía que de alguna forma había abierto las puertas de seguridad que habían instalado para que no subiera o bajara las escaleras sola.

- Cariño, ¿qué haces acá? ¿Cómo subiste? - la ojiverde tomó a su pequeña en brazos- ven, mamá no se siente bien, juega aquí a lo que veo que tiene mamá- dijo mientras la dejaba en su cuarto y depositaba un beso en su frente.

- ¿Mamá ferma?.

- Parece, bebé.

- ¿Otital?

- No sé si tenga que ir al hospital, mi vida. Juega ¿si? - Para Mía los hospitales eran una experiencia traumática, hace poco la habían llevado para ponerle las vacunas y había salido más que resentida con su tía Sol que le puso sus vacunas. - Cariño, ¿todo bien? - pero tan pronto entró Alex, Lucía volvió a vomitar.

- Sácate ese perfume, Alejandra- Alex no lo pensó dos veces, sacó su saco, casi arrancó su camisa y su corbata. Luego fue hasta el lavado y se lavó el cuello para poder ir hasta donde Lucía. Fue junto a ella solo con sus pantalones y su top.

- Lu, vamos al hospital nadie vomita por nada.

- No, ya me siento mejor, fue el olor de tu perfume- repuso mientas limpiaba su boca y bajaba la cadena.

- Eso no es normal, amor.

- Seguro tomé de más anoche, no estoy acostumbrada- la ojiverde no parecía convencida con las excusas de la castaña- anda ve a trabajar, hoy tienes reunión.

- No, cancelaré y me quedaré aquí.

- Alex, ve, estaré bien. Aún no comienzo clases así que estaré más que bien, amor- repuso mientras se levantaba del suelo- iré a desayunar, todo estará bien, mi amor.

Lucía se levantó, lavó sus dientes y fue al cuarto de su pequeña que jugaba. Bajó con ella en sus brazos para desayunar. Alex poco convencida fue a su trabajo como cada día. Ahora que su padre estaba en paz con ella el dinero había aparecido, todas sus cuentas fueron descongeladas aunque ella aún no deseaba utilizar ese dinero. Por lo general usaba el dinero de su sueldo normal y tenía una cuenta a nombre de ella y de Lucía donde estaba ese dinero.

Alex llegó y sinceramente no se podía concentrar en nada, llamó más de 20 veces a la casa para asegurarse de que su esposa estuviera bien, ella era una persona que pocas veces se enfermaba y menos ponerse a ese grado. Al final Alex decidió irse a las 3:00 pm a su casa.

- ¡Amor, llegué! - fue la típica llegada de la ojiverde.

- ¡MAMI!!!!- una pequeña bajaba corriendo por las escaleras, a Alex casi se le sale el alma al verla correr así.

- Cariño, ¿qué te he dicho de bajar así las escaleras?.

- Erdon- se disculpó con un hermoso puchero que terminó por derretir a la ojiverde.

- Está bien, mi vida, ¿dónde está tu mamá?

- Adiva.

- Mia Alejandra León Sandoval, te he dicho mil veces que no puedes bajar corriendo, ni sola las escaleras solo porque Alex llegó- una malhumorada castaña bajó.

- ¿Estas mejor, amor? - preguntó Alex mientras le roba un beso de los labios.

- Mal, no sé ando de mal humor, perdón no es tu culpa.

CORAZÓN CONTRA TODO - (Luciale) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora