#1 la bella y la bestia

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Está es la historia de un chico muy adorable que vivía con sus dos hermanos y su padre, su padre era una clase de proveedor que si le iba bien siempre traía regalos para todos sus hijos en especial para el mayor y el menor, el peruano nunca le pedía nada realmente con que llegara a salvo de su casa estaba conforme después de todo aquel trabajo podía ser peligroso.

El mayor se llamaba chile, a el solo le importaba lo material le encantaban las cosas siempre prefería lo material a cualquier cosa e incluso su propia vida, por otro lado el menor llamado bolivia amaba la comida cualquier dulce, postre o platillo que pudiera probar le era incluso mejor que cualquier objeto o persona.

Bueno ya me voy - comentó acariciando la cabeza de hijo menor que estaba deseoso por saber con qué delicias culinarias volvería su padre - ¿Que quieren que os traiga de París?.

A mí tráeme uno de esos espejos parisinos, quiero ver cómo me veo con uno de esos - comentó el chileno, era fan de los espejos y más si eran como aquellos bastante decorados y ornamentales, no era fan de verse al espejo pero estaba seguro de que amaría aquel espejo.

A mí tráeme unas crepas - comentó el menor con una sonrisa siempre soño con probar las famosas crepas francesas quizá no estarían calientes para cuando su padre volviera pero aún así las disfrutaría.

Está bien - comentó acariciando de nuevo la cabeza del menor, en serio amaba consentir a sus hijos.

Espera papá, por si te da frío - le dió una capa que el mismo había hecho para su padre en una ocasión cómo esta - y por si te da hambre - le entregó una bolsa con un pan que había hecho especialmente para el.

Gracias eres tan atento Perú - acarició la cabeza del hijo de en medio guardando todo lo que este le había entregado para su viaje - tus hermanos ya me pidieron algo ¿Hay algo que quieras? - el peruano negó - vamos cariño debe de haber algo.

¿No es mucha molestia? - su padre negó, tratándose de su hijo favorito, lo cual no diría frente a los otros, nada era demasiada molestia para el - está bien, yo quisiera una rosa roja.

¿Solo eso? - el peruano asintió deseaba poseer una de esas magníficas flores porque donde vivían no las había y tener algo así aunque solo durara un par de días para el sería espléndido - está bien, nos vemos en un par de semanas.

Adiós padre - se despidió el peruano viendo cómo este se Alejaba por el horizonte montando su caballo.

¿Una rosa? - comentó su hermano mayor viéndolo incrédulo.

¿Es enserio? - continuó el otro con algo de intriga.

Si, solo quiero eso - murmuró volviendo a adentrarse en la vivienda esperando que a sus hermanos se les pasara rápidamente la sopresa - vengan, prepararé la cena dentro de poco.

Bueno como sabrán el padre no pudo consumar sus negocios en la gran Francia al parecer fue demasiado para el en esos momentos estaba triste por no poder traerle a sus hijos los obsequios que estos le pidieron pero no le servía de nada lamentarse emprendió la vuelta a casa por el camino que había tomado, lamentablemente una tormenta de nieve lo sorprendió dejándolo imposibilitado para volver a su casa. Solo el con su fiel corcel se adentraron lo que pudieron en las entrañas del bosque hasta toparse con un castillo algo viejo pero al final siendo su único recurso para pasar la noche decidió quedarse allí junto con el corcel, por suerte había un establo que aunque vacío protegería a su caballo de la tormenta de nieve, el por otro lado se adentró al castillo que creía vacío soprendiendose por el hecho de que aunque estaba aparentemente vacío había un delicioso aroma proveniente del comedor, se condujo por el exquisito aroma topandose con una mesa enorme servida con distintos manjares.

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