#4 la Cenicienta

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Está es la historia de Perú un chico que perdió a su madre a corta edad ocasionando que su padre se casara con otra mujer que tenía dos hijas, esa mujer era muy malvada en realidad y también sus hijas eran iguales, odiaba a Perú porque no era su hijo sanguíneo pero eso a nuestro querido peruano no le importaba más un día su padre murió de una enfermedad teniéndose que quedar con su madrastra y hermanastras que lo odiaban y obligaban a hacer todas las labores domésticas de su hogar, tenía que admitir que amaba cocinar pero no deseaba ser solo el ama de llaves de su tonta madrastra, el deseaba más. Dormía en el ático allí tenía a muchos amigos cuys que lo acompañaban cuando se sentía solo a veces lucían sabrosos ante sus ojos pero mejor evitaba esos temas pues eran amigos no comida, y es que no comía muy bien bajo la tutela de esa bruja solo le daba pan y agua.

¿Sabes colita de algodón tercero? - le hablaba a uno de los cuys que eran sus amigos en ese desolado lugar de incertidumbre - desearía poder conocer a alguien que quiera ser mi amigo, es decir, soy horrible con estás cosas y siempre estoy sucio nadie quiere ser mi amigo solo ustedes, de verdad lo desearía - otro cuy hizo un ruido - tienes razón panquesito, tener a alguien que me amara sería mejor.

Cenicienta - como odiaba que lo llamarán así solo por estar cubierto de polvo, por lo menos deberían de llamarlo ceniciento lo sentía tan despectivo para el - ven rápido.

Dejó a sus amigos peludos de lado y corrió escaleras abajo para poder saber que era lo que su hermanastra necesitaba, está solo le lanzó un vestido a la cara y lo supo de inmediato solo quería que remendara de nuevo aquella cosa vieja para que la mujer pudiera usarla una vez más, ¿Porque no se compraba uno nuevo?, O es cierto se estaban quedando en la pobreza por los gastos sin medidas de las tres mujeres, odiaba eso, significaba menos comida para el y eso que no le daban mucha, terminaría comiéndose a sus amigos y eso no estaba bien, no quería recurrir a hacer estofado a los cuys pero no teniendo nada más ¿Que podría hacer?, Prefería comer las eses del gato familiar a comerse a sus amigos peludos en un estofado no porque le pareciera asquerosos, seguro estarían muy ricos, sino porque eran sus amigos y los amigos no son comida, ellos eran los únicos que lo escuchaban y no le decían nada además de que lo consolaban con su ternura, se sentía muy triste pero llorar no iba a arreglar las cosas ni darle dinero.

Cenicienta - su madrastra lo llamó de nuevo con ese despectivo apodo que odiaba - están llamando a la puerta abre inútil.

Si madame - murmuró con algo de enojo, era demasiado bueno como para decirle sus verdades en la cara pero vaya que  quería hacerlo - buenos días.

Buenos días, ajem - el cartero carraspeó y luego de eso tocó su trompeta muy cerca del oído del pobre peruano - el rey se complace en invitarlos al décimo octavo cumpleaños de nuestro príncipe estados unidos de américa, aquí hay - contó las invitaciones - cuatro invitaciones, esperamos verlos allí.

¿Que? - la hermanastra mayor tomó las invitaciones para comprobarlas y saltó de emoción al ver lo que estás decían - el príncipe busca esposa y esa seré yo.

No, esa seré yo - la otra hermanastra tomó la carta en sus manos mientras se imaginaba casándose con el príncipe en traje de novia.

Cualquiera de ustedes puede casarse con el - "o ninguna" pensó el peruano sabiendo que sus hermanas no eran de lo más agraciadas y menos viniendo de una mente tan frívola como la de su madrastra.

Eeem disculpe mi señora - murmuró intentando ser amable para que la otra le contestara de buena manera - ahí hay cuatro invitaciones así que supongo que una es mía.

Claro Perú - las hermanastras se quedaron perplejas al ver que su madre le decía eso a Perú.

¿Enserio? - sus ojos brillaron siempre quiso ir a un baile y mucho más en el  castillo para conocer al príncipe.

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