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1 notificación.
@Wallsssssss

No sé si es real o estoy soñando.

@Wallsssssss
Gracias, pero no tengo nada que hablar contigo.

Quería contestarle pero eso conllevaría acabar discutiendo como estos últimos meses. Ginés, si supieras todo lo que pasó realmente, no serías así.

Acabé durmiendome con el móvil en la cama, pero no fue por mucho tiempo ya que a las 6 AM me volví a despertar. Mi insomnio lleva nombre, apellidos y ojos verdes.

NARRA MANEL (FORCE)

Estaba durmiendo, cuando empecé a oír suspiros, abrí los ojos y miré al frente. Chloe estaba sentada en su cama, tenía la cabeza apoyada en sus rodillas y escondía su cara bajo sus brazos.

–Rubia– Se asustó. –Perdona–

–¿Qué haces despierto?–

–Creo que eso debería preguntarlo yo, ¿desde cuándo llevas despierta?– Suspiró.

–Me he despertado a las 4, luego he vuelto a dormirme y ahora me he despertado otra vez– Parecía agotada.

–Chloe, las cosas con Ginés van a mejorar en algún momento, pero hasta que lo hagan, tienes que dormir.– No me gustaba verla así.

–Lo sé–

NARRA CHLOE

Manel tenía razón, los vaivenes con Ginés no me beneficiaban para nada. Él se había creado una coraza protectora y eso le impedía acercarse a mí, siquiera mirarme. Y yo, tan vulnerable como siempre.

No volví a dormir, no podía aunque quisiera.

Salí al balcón, al menos me quedaba la brisa de Madrid. Y sí, seguimos en Madrid, los eventos duran varios meses y los hacen en las mismas comunidades. El mes que viene nos vamos a Valencia.

Decidí coger mi móvil y los auriculares, ya que iba a ver amanecer en Madrid, sería más bonito verlo con música...

Después de una hora y media escuchando música, pasó. Empezó a sonar su canción. Agaché la cabeza y miré a la derecha, el balcón de su habitación. Él. Estaba ahí, a saber desde hace cuándo. No le dije nada, sabía que no quería hablar conmigo.

Me metí en Instagram.

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NARRA WALLS

Sabía que no tenía que hacerlo, pero estaba borracho, como cada día desde hace dos meses, con suerte mañana no me iba a acordar de esto.

Entré a Instagram.
Tu Historia.
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@chloe.mrtnz
@dddsabater

La miré, estaba sentada en el suelo, con sus piernas cruzadas y tocando sus dedos una y otra vez. Estaba nerviosa.

–¿Es bonita Galicia?– No se lo esperaba.

Me miró y me dijo –No tanto como Murcia–

Me reí irónico y aquellos balcones, en Gran Vía, se inundaron de silencio.

Después de un rato, hizo la pregunta.

–¿Por qué tu día solo se basa en beber?–

–Porque hace 4 años la persona que más quería me abandonó– Fui seco.

–Ginés...Yo..–Empezó a hablar.

–No me interesa– La corté.

–Deja de ser así. Claro que te interesa.– Se levantó del suelo se apoyó en el balcón y continuó– Estoy harta de ver cómo te ahogas en alcohol. Es que ese no eres tú.–

–Sabrás tú quien soy–

–Eres Ginés, un chico al que le gusta pasar tiempo con sus amigos riendo y tocando la guitarra. Eres el Ginés feliz que siempre sonríe. Como cuando éramos pequeños y jugábamos al escondite. Yo me escondía y tú ligabas y siempre me escondía en el mismo sitio porque sabía que cuando me encontraras te ibas a poner contento.
Eres el Ginés que siempre que venía a casa le pedía a mi madre que nos dejara hacer un bizcocho, y siempre acabábamos llenos de harina y entre risas. Eres ese Ginés– Tenía razón, pero no iba a dársela.

–Ese Ginés ya no existe, lo mataste hace 4 años– Dije para después tirar la colilla del cigarro a la calle.

–Deja de hacerte la víctima, ¿acaso crees que yo no lo pasé mal? ¿Acaso sabes qué sentí yo? Me separaron de ti, eras la única persona a la que hablaba, Ginés porfavor deja de pensar en ti.–

–Los muertos no sienten–

Esa fue la última conversación que tuve con Chloe.

Al día siguiente, me desperté a las 16:00 PM. Bajé a comer algo al restaurante, me senté a comerme unas galletas y a través del ventanal, vi una ambulancia. Cuando esta se fue, en mi ángulo de vista, apareció mi mejor amigo, con lágrimas en los ojos. Entre sus manos sostenía una pulsera. La reconocí al momento. Era una pulsera amarilla con los bordes negros, se la regalé a Chloe cuando éramos pequeños, la única diferencia era que ahora estaba manchada de sangre, al igual que mi amigo.

Salí corriendo del restaurante, atravesé la recepción del hotel, y llegué hasta él.

–¿Qué ha pasado?– Le pregunté muy alterado.

Daniel se quedó mirándome, no había expresiones en su cara y aún así sus mejillas se llenaban de lágrimas. No articuló ninguna palabra, su único gesto fue estirar el brazo y dejar en mi mano la pulsera que el Ginés de 8 años le regaló a su mejor amiga. Y se fue.

–TE HE DICHO QUE QUÉ HA PASADO– Le grité. Se giró.

–Hemos ido a dar un paseo, me estaba contando que ayer la dijiste que los muertos no sentían. Un coche se ha salido de la carretera y la ha atropellado.–

Empecé a hiperventilar, no me llegaba el aire a los pulmones y estaba empezando a marearme. Dani no se movía, parecía como si nada de esto fuera con él.

Nadie llegó a contarme nada, a las 2 horas, Manel llamó y dijo que Chloe estaba muy grave, había entrado en coma y los médicos creían que no iba a despertar.
Solo dejaban a una persona estar en el hospital con ella, y yo no podía quedarme en aquel hotel haciendo mi día a día como si mi mejor amiga no estuviera al borde de la muerte. Como si la única persona a la que he llegado a querer en el mundo no estuviera a punto de abandonarme, por segunda vez. ¿Lo peor? Que ya no podría volver.

RECUÉRDAME; WallsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora