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No sé qué día del año es. No sé qué hora es, ni si he dormido más de 5 horas hoy. Y por supuesto, no sé en qué momento mi vida cambió tanto, pero si hay algo que sí sé es que el día que conocí a Ginés, supe que sería de las mejores personas que la vida me llegaría a dar.
No sé cómo, ni cuándo, ni dónde, ni por qué, pero me alegro de que el Dani de 13 años decidiera acercarse a aquel niño solitario en aquella playa de Murcia.

Veréis, cuando conocí a Ginés, le costaba abrirse con las personas, no era capaz de articular cuatro frases seguidas sin que su cabeza se inclinase hacia el suelo. Estaba roto y se notaba, no hacía falta que nadie lo dijera, ni siquiera hacía falta que lo dijera él, sus ojos ya se encargaban de decir todo lo que aquel rubio estaba callando.

Han pasado muchos años y aunque jamás creí que podría llegar a decir esto, lo que antes era una duda ahora probablemente sea una de las cosas más reales que he llegado a sentir en toda mi vida.

Me he enamorado. De mi mejor amigo.

Mamá, sé que siempre has querido nietos, pero créeme que merece la pena no tener nietos si a cambio tu hijo es feliz para toda la vida.

¿Os acordáis de aquella vez en la que le pregunté a Chloe sobre qué se sentía cuándo se estaba enamorado? Pues bien, ella me dijo algo así como "no sé, supongo que te gusta estar con esa persona, que sientes mariposas en el estómago y eres feliz a su lado".

Ginés no sé en qué momento pasó esto pero necesito que si algún día te confieso mis sentimientos, tú vengas y me digas que sientes lo mismo por mí.

Para nosotros ser feliz nunca fue una opción, a lo largo de los años lo pasábamos mal y si podíamos lo jodíamos aún más, pero eso no importa, nunca ha importado y nunca va a importar porque cuando tienes al lado a alguien que te complementa, que te cuida de la manera en la que tú le cuidas, que te ve y te quiere de la manera en la que tú deberías verte y quererte a ti mismo, que te hace sentir bien...da igual cómo gire el mundo, da igual si todo está negro y si afuera hace el frío más congelador del mundo, o si hace el viento más destructivo.

En los brazos correctos, ninguna tormenta es peligrosa.

RECUÉRDAME; WallsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora