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—ahí está— se oyó el susurro de una mujer. La madre de Tn. Una risa maliciosa con tonalidad masculina se escuchó —¿Darás lo acordado?— preguntó la susodicha con un tono de interés.


—claro— se escuchó el sonido sordo, el cuál era causado por el ruido de algunos papeles cayendo en la mano de la mayor: Billetes, más específicamente.

Claramente Tn no escuchaba todo esto, por lo cual no lograba ser despertada de ninguna manera.

El hombre se acercó a la menor y la tomó en un movimiento rápido, tapándole la boca mientras la atrapaba fuertemente entre sus brazos.

La de ojos verdosos despertó e intentó gritar, más no lo logró, se escuchó solo un lastimoso sonido ahogado.

La menor pataleó, trató de liberarse, más no lo logró.

Fue metida con brusquedad al baúl de un auto, en el cuál cayó inconsciente por un fuerte golpe en la cabeza.

Los minutos pasaban.

Media hora después en otro lugar pero en el mismo universo.

La de piel pálida se despertó en una habitación completamente a oscuras, estaba desorientada, su cabeza dolía y repentinamente pudo recordar todo lo ocurrido.

Una puerta se abrió dejando ver a una silueta masculina en el umbral de la misma.

—veo que despertaste, hermosa~...— apodó con un tono lascivo.

—¿D-donde estoy?— no se animó a hablar más fuerte.

—en mi casa— respondió con simplicidad —supongo que tus padres ya te habrán dicho porque estás aquí ¿O no?— cuestionó acercándose a la joven levantandole la barbilla con dos dedos. Ella negó con miedo. El mayor suspiró —serás mía~— declaró en un tono aterrador. Explicó a qué se refería con eso, la usaría para ayuda doméstica y "una que otra cosa" en sus propias palabras. Tn se tranquilizó un poco. Aunque era eso lo que el mayor quería, que se confiara para luego no tener tantos problemas con la menor.

En fin.

Le dió un par de indicaciones de lo que debía hacer como primera tarea y la sacó de la mano de aquel sótano, y ahí fue cuando la castaña se dió cuenta de lo que llevaba puesto.

El mayor se lo había puesto por puro morbo mientras estaba inconsciente

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El mayor se lo había puesto por puro morbo mientras estaba inconsciente.

—¿E-eh?— pronunció al ver sus cortas prendas —¿Y-y mi ropa?— cuestionó con desconcierto la de flaca figura.

—¡Deja de preguntar y presta atención, mierda!— reclamó pegándole con su gran mano en la cabeza. La menor tuvo un ardor momentáneo.

Se sobó. Empezó a entender como sería todo, pues hasta que ella preguntó acerca de su ropa, aquel señor le hablaba bien explicándole su primera tarea en esa casa.

El mayor suspiró con hartazgo —todas iguales...— se quejó para luego seguir explicándole (ahora de mala manera) otro par de cosas pero ahora de las reglas de aquella casa que Tn debía seguir. Entre esas era que debía llamarlo "amo", era denigrante y la más joven ya era conciente de aquello pero ¿Que más le quedaba por hacer aparte obedecer? Aparte de quemar la casa claramente, pero por obvias razones no lo haría.

Aquel hombre le entregó un paño para que empezara a pasarlo por los muebles para sacarles el polvo. Ella acató la orden pues sabia lo que le esperaba si no lo hacía.

Empezó. Debía ponerse de puntitas para limpiar algunos de ellos.

Pasado un rato, la menor ya estaba acabando y aquel temido señor volvió —¿Cómo vas, preciosa?— le preguntó besándole la frente y colocando una mano en su trasero de manera descarada. Tenía un carácter bipolar especialmente para ella, puesto que así sería más fácil manipularla.

—¿Uh...? B-bien, ya casi acabo— afirmó la menor siguiendo con lo suyo.

—¿Sabes cocinar?— le preguntó su "amo" de manera repentina. Su contraria asintió con algo de miedo —no tengas miedo, mi amor— alegó besándola en los labios —si te pegué hace rato es porque tú lo provocaste, yo te amo y quiero que sepas eso— acarició la cabeza de la de baja estatura. Esta última quedó confundida ¿Eso era "amor"? Se lo replanteaba de manera seria, ella la única vez que había estado de novia era casi igual. Gritos, insultos, celos, era denigrada constantemente por aquel que decía ser quien más la amaba y ahora pasaría por lo mismo.

¿Verdaderamente esto es amor?

Había visto a su padre maltratar a su madre durante años, ella veía al enamoramiento como aquella trampa del deseo de no estar ni sentirse sola/o, como un mal necesario, para no morir en soledad. Por eso no sentía "amor" (como ella lo veía) por el canadiense, sentía una emoción de apego, cariño y seguridad al encontrarse junto a el. Era una emoción difícil si no era relacionada de manera directa con el enamoramiento.

—está bien, lindura. Te dejaré hacer tu trabajo, luego de eso cocina algo para los dos— ordenó aquel hombre. La más joven solo asintió con la mirada perdida en la nada. Hizo lo acatado, seguía desconcertada por lo ocurrido minutos atrás.

Al acabar de cocinar se lo avisó a su "amo" y este luego de un rato algo largo bajó de su oficina hacía la cocina. Hasta eso la comida se había enfriado un poco. El mayor (que por cierto su nombre es Sebastián) Al probar lo que la menor había cocinado se lo tiró en la cara a la susodicha con una expresión de asco —está frío— declaró Sebastián con una expresión impasible.

Tn estaba apunto de decir algo con obvio enojo y apenas abrir la boca fue tomada del cuello por el más alto —a ver ¿Que estabas por decir? Atrévete a faltarme el respeto— amenazó —anda hazlo, hazlo y te volteo la cara de un golpe—

 ᬽ⃠ᭃᬺ↝[мυñєqυιтα ;;🍒] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora