┆┆❝[16]➝¡Hoy hay doble regla!❞┆┆

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1- Baby debe tener confianza en si mismo y en su cuerpo, para Daddy serás siempre perfecto, aún siendo gordito, flaquito, alto, bajito, llenito, etc, a Daddy lo que le importa y lo que le gusta, es que seas tú mismo, esa es la verdadera belleza.

2- Daddy debe poner atención a su baby, si baby se siente triste, desanimado, molesto, asustado, etc, Daddy debe escucharlo.

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El espejo se había hecho su peor enemigo. Venía comiendo según ella "un poco de más" y ahora no podía ni verse al espejo sin largarse a llorar. Sentía una sensación de repudio por su cuerpo. Sentía haber subido de peso, justamente cuando empezaba a perderle importancia a aquellos detalles. Se veía pancita, sentía como si sus brazos o sus piernas estuvieran más regordetas, etc.

Los días seguían pasando y la relación de ambos se estrechaba cada vez más. Tanto así que ambos se estaban por bañar juntos. Ambos ya habían tenido relaciones, ya de habían besado en repetidas ocasiones, solo era cuestión de tiempo para que esto ocurriera. Aunque por el momento no habían doble intenciones en aquello. Aunque T/n actuaba extraño esa noche. Estaba algo más callada que de costumbre, hubieron una que otra vez que al volver del trabajo y por consecuente volvía a ver el rostro de su amada este se notaba triste (incluso una vez casi como si hubiera estado llorando), eran cosas bastante dispersas y que al mismo tiempo resultaban preocupantes para El canadiense.

—Hey, si no quieres hacerlo, no hay problema. Lo dejamos para otro día si quieres— Le dijo Canadá a la castaña viéndola con una sonrisa gentil cuando ya se encontraban en el baño, pues veía a la misma con una expresión perdida y algo triste. Ella negó, alegando que si quería. —¿Segura? ¿Entonces por qué esa cara, linda?— Le preguntó viéndola a los ojos.

—Por nada, solo estoy cansada— Respondió forzando una sonrisa en sus labios.

—Mhm... Está bien— Respondió no muy convencido de la respuesta de la menor.

Ambos se metieron bajo la ducha. Lo que siguió fueron ambos bañándose, Canadá haciendole una que otra broma a su contraria lograndole sacar varias risas a la misma y finalmente al salir, el mayor sorprendió a su pequeña abrazándola por detrás mientras tenía una toalla en sus manos, cubriéndola por debajo de los hombros con la misma.

Ella por más de no haberlo demostrado, había sentido una sensación sin igual de nervios al estar nuevamente desnuda en vista de Canadá. No por miedo, sino por vergüenza. Sentía que su cuerpo era simplemente desagradable. Que ella era desagradable.

Cuando ambos se cambiaron y salieron del baño, Canadá fue a preparar la comida de esa noche en compañía de T/n quien lo ayudaba. Aunque a la hora de comer, la susodicha comió bastante poco.

—Bebé, ¿Te sientes bien?— Le preguntó Canadá a su contraria, a lo cual esta asintió. —¿Segura que no ocurre nada? Vienes comiendo muy poco y te noto muy decaída estos últimos días.— Le replicó con preocupación tomando la mano de la menor que se encontraba sobre la mesa para luego acariciar esta. Ella volvió a responder negando que le estuviese pasando algo. —Dime la verdad, T/n.— Le insistió el mayor, ya seguro de que algo traía la castaña.

—Bueno...— Empezó a hablar la de cara con pecas. —Pasa que he estado comiendo un poco de más estos días... Y pues he engordado— Admitió con total vergüenza poniendo ambas manos sobre su vientre.

El canadiense suspiró y me dijo; —Ven aquí, honey— Para seguido de esto palmearse las piernas indicandole a la menor sentarse ahí. Esta acató la petición y hizo aquello. —¿Por qué dices eso?, ¿Es por alguien?— Le preguntó acariciándole la cabeza a la menor. La misma procedió a explicarle de forma muy vaga que era lo que sentía al ver su cuerpo. —Bebé, si te sentías mal deberías de habermelo hecho saber— Le replicó viéndola a los ojos, aún desde donde estaba. —No estás gorda, ni fea, ni nada de eso. Y aún si así lo fuera; ¿Que más da? Estás sana y eso es lo que cuenta—

—Pero es que...—; Suspiró. —Me da mucha vergüenza decir esto— Dió una pausa. —Pero ¿Me seguirá queriendo aún estando así?— Le preguntó con tristeza. Eso había sonado peor de lo que creía al salir de su boca. Enserio empezaba a plantearse algo así.

—Bebé, escúchame. A mí eso no me importa. Si es que eres gordita, flaquita, alta, baja, lo que sea, a mí no me importa. A mí me gustas por como eres. De ti, amo nada más ni nada menos que tu forma de ser. Amo como siempre eres tan carismática, tan amable y cordial con todos. Me encanta como siempre me saluda al volver a casa— Dijo riendo en esta última oración. Ya que hace unos días Y/n tropezó por haber ido apurada a saludar a quien más amaba. —Siempre sabes cómo alegrar mis días, corazón, a eso es a lo que voy. No cambiaría nada de ti, porque para mí ya eres perfecta. Y en cuanto a físico si es lo que te interesa saber, también. Amo como tus manos siempre me buscan para abrazarme cuando hacemos el amor o después.— Le dijo esto último tomando ambas manos de la joven mientras acariciaba la parte interna de estas. —Amo como tus ojitos me miran emocionados cuando logras algo y quieres que lo note, como me intentas robar besos con tu boca— Dijo esto empezando a acariciar sus mejillas —Como tus piernas se aferran a mi cada vez que te cargo.— Finalizó los cumplidos tocando sus piernas. —Amo todo de tí, tenlo por seguro y quiero que te sientas segura estando junto a mi, por eso no voy a permitir que digas esas cosas de tí.— Terminó para luego darle un beso en los labios. La más joven no sabía que decir ni cómo reaccionar. Pero lo que si sabía, era que jamás dejaría de amar a ese hombre ni el a ella.

Canadá a modo de broma, subió un poco por un lado la remera que llevaba puesta T/n, para luego picar con un dedo el costado de la misma, haciéndola reír pues le había dado cosquillas. —Pium— Pronunció el mayor al haber llevado acabo esa acción.

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Quieranse o les pego.

 ᬽ⃠ᭃᬺ↝[мυñєqυιтα ;;🍒] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora