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Ella intentó sentarse en la cama pero un fuerte dolor en sus caderas la paró. Soltó un quejido algo bajo -¿C-canadá?- llamó algo adolorida.

-¿Yes, honey?- respondió viéndola y notó como sobaba sus caderas con una expresión algo preocupada -ohh ¿Te duele?- cuestionó sentándose junto a ella. A lo cual la menor asintió. La sentó en sus piernas de costado -¿Quieres que me quede contigo hasta que se te pase?- ofreció el mayor acariciando los cabellos de la más pequeña en estatura.

-n-no hace falta... E- es decir, no quiero ser tanta molestia...-

La besó en los labios para tranquilizarla -no es molestia bebé. Si quieres que me quede a cuidarte en lo que se te pase el dolor, lo haré, no tengo nada más importante que hacer así que no te preocupes-

-mmh... E-está bien- aceptó recostando su cabeza en el hombro del mayor acurrucándose como le era posible mientras Canadá acariciaba sus caderas y sus piernas con movimientos suaves -oiga Canadá- llamó la menor en tono nervioso.

-¿Si?-

-lo quiero mucho- y sin más, lo abrazó. Era la primera vez que le decía eso alguien, o bueno, que lo decía con tanta sinceridad.

-aww, yo también te quiero mucho mi cielo- respondió besándole la frente y acariciando sus cabello. Ella rió con un poco de ternura; estaba feliz, verdaderamente feliz.

Pasado un rato, el se levantó y le alcanzó el suéter a la menor, para luego él vestirse pues hacía algo de frío y ambos podrían enfermarse.

-gracias- agradeció Tn con una pequeña sonrisa poniéndose la antes mencionada prenda.

-de nada mi niña hermosa-

Semanas después

T/n empezaba a adaptarse un poco a vivir bajo la tutela del canadiense. No habían vuelto a tener relaciones pero casi todas las noches, la castaña iba a la habitación del mayor a pedirle mimos, pues se había acostumbrado un poco a aquella atención por más mínima que fuera.

Una noche, el norteamericano se encontraba sumamente exhausto por el día tan atareado y estresante que había tenido. Ahora mismo lo único que quería era dormir y olvidarse de todo.

Su "paz mental" terminó al oír los pequeños pasos de los pies descalzos de su niña y al verla asomándose por el umbral de la puerta con una pequeña sonrisa de labios.

La miró con cara de hartazgo y le dijo de mala manera: -¿Que quieres?- no era enteramente consiente de su tono ni con quién lo usaba y por consecuencia la de ojos verdes lo tomó enserio. Se sintió una molestia nuevamente, por lo que solo se despidió con una sonrisa quebradiza y volvió al cuarto donde dormía.

Se cambió y se metió bajo las frazadas. La cama estaba fría y se sentía algo mal por lo que acababa de escuchar. Quizás no fuese para tanto pero ella sintió por completo el tono que el mayor utilizó. Se fue a dormir luego de pensar bastante sus acciones anteriores.

A mitad de la noche tuvo una pesadilla algo fuerte. Se levantó sudando y con la respiración algo agitada. Se destapó con rapidez, se levantó y salió algo rápido de su cuarto. Canadá seguía despierto leyendo bajo la luz de un velador. Y escuchó resonar nuevamente los pasos de T/n en el frío suelo. Ya no estaba tan enojado ni cansado por lo que aquello no generó ninguna reacción en él. Sin embargo, le resultó extraño como los pasos pararon frente a su puerta y de ahí en más se fueron alejando con un poco más de lentitud. Ahí comprendió lo ocurrido. Se levantó con algo de pereza y caminó hasta el cuarto de la antes mencionada, el cual se encontraba con la puerta abierta y con ella hecha bolita bajo las frazadas. Se acercó a la cama, se sentó a un costado y empezó a acariciar por sobre las mantas el cuerpo de quién se encontraba debajo de estas. En un principio la sintió tensarse, pero luego se relajó.

-¿Que fuiste a buscar hace rato?- le cuestionó, más no obtuvo respuesta alguna. -Vamos linda, se que sigues despierta- T/n destapó un poco su cara y lo miró con ojitos de pena y vergüenza -¿Que ocurrió?- le preguntó el mayor acariciándole las mejillas.

-nada- negó y se volvió a tapar.

-Dime- insistió dándole palmaditas en los glúteos por sobre las frazadas, a lo cual la menor volvió a negar -¿Estás enojada por como te traté hace un rato?- le cuestionó.

-no- respondió con simpleza. Se estaba empezando a cansar de estar adivinando que le ocurría a la de paletas separadas pero debía tener paciencia porque sabía que no se lo diría de buenas a primeras. Suspiró y justo cuando estaba por decir algo fue interrumpido. -es que... Siento que está enojado conmigo y no quiero seguirlo molestando... Perdón por haber ido a molestar- Se disculpó.

-oh ¿era por eso?- le preguntó, a lo cual la más joven asintió -bebé, es que estaba demasiado cansado y estresado por el trabajo. No debí tratarte así, perdón si te puse triste- le dijo de manera comprensiva. A lo cual la susodicha solo respondió con un mínimo sonido. Suspiró nuevamente -¿Quieres que me quede contigo?- le ofreció a lo cual sorprendentemente la más joven negó -¿Segura?-

Asintió.

-Está bien, dulce sueños- le deseó luego de besarle la frente. En parte entendía que se sintiera mal, ya que no la oía enojada, sino triste y avergonzada y era obvio que había rechazado la oferta antes dada por lo mismo.

 ᬽ⃠ᭃᬺ↝[мυñєqυιтα ;;🍒] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora