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Canadá aprovechó aquella posición y corrió las bragas de Tn para poder meter sus dedos y masajear su clítoris.

—mm-m~— gemia tapándose la boca por vergüenza.

—vamos amor, quiero oírte~— Demandó el mayor viendo fijamente a su contraria, la cuál se sintió algo intimidada por aquella mirada así que volvió a esconderse en el cuello del de ojos rubí.

—mmh~ a-ah~ ah~— ya no aguantó y gimió en voz baja.

—Eso mi amor~— alentó el canadiense siguiendo. Se oía un sonido húmedo que provenía de la vulva mojada de la más bajita. Esto último le facilitaba a Canadá mover sus dedos masturbandola.

Siguió y siguió hasta que... —¡Ahh~!— su contraria se corrió en su mano. El albirojizo rió con la boca cerrada sacando su mano de la intimidad de Tn, lamiendo el fluido vaginal que había quedado impregnado en sus dedos.

—es dulce~— susurró al oído de su contraria. Una erección se había formado por parte del mayor la cual hacia cierta presión en la vulva de Tn —honey, bajate— ordenó, a lo cual la menor acató —agachate— otra vez, la de ojos verdes obedeció. Canadá se desató el cinturón, se desabrochó el pantalón y se bajó un poco el boxer dejando ver su erecto, grueso y largo miembro.

La de paletas separadas tragó en seco —E-es grande...— notó con un tono de miedo.

—¿Quieres dejarlo para otro día?— le ofreció. Entendía lo asustada que se encontraba, era su primera vez. La pecosa se armó de valor y negó —esa es mi pequeña valiente— alentó acariciando el cabello de su contraria.

—pero ¿Que debo hacer?— no entendía del todo que se suponía que debía hacer en esa posición. El canadiense le indicó de manera simple como debía hacerlo. La más bajita empezó a hacer lo indicado. Su boquita era angosta, húmeda y caliente; ideal. Primero empezó dado tímidos besos sobre el falo para luego empezar a meterlo a su boca bajando de apoco. El mayor jadeaba y soltaba un par de quejidos calientes. Subía, baja y chupaba el miembro del mayor. Estaba experimentando con movimientos.

El mayor jadeó —m-me... Me voy a-— no alcanzó a terminar de articular la frase y acabó viniéndose en la boca de Tn, la cual tocío por la rápida liberación del fluido y por lo inesperado que había Sido. Tragó, pues no le quedó de otra —¿l-lo hice bien?— cuestionó algo dudosa. Un par de lágrimas habían salido de sus verdosos ojos por unas arcadas que le habían dado anteriormente.

—lo hiciste perfecto...~— felicitó el oji-rubi poniendo una mano sobre la cabeza de la de menor estatura. —vuelvete a parar— la pecosa obedeció. Fue tomada de las muñecas y aventada a la cama, quedando algo confundida la menor. Canadá se colocó sobre Tn sin aplastarla se chupo los dedos anular y medio —preparate cariño— dijo empezando a mover en círculos ambos dígitos en la entrada de la menor pero sin meterlos aún. Al final los metió despacio para no lastimarla. Aunque pese a eso, de igual manera le dolía y molestaba un poco por ser la primera vez que sentía eso.

—A-ahh~— gimió apretando el hombro de Canadá —S-se siente raro...~— declaró temblando un poco.

—¿Te duele?— le preguntó para asegurarse.

—u-un poco...~— Se estremeció.

—bien, dime cuándo te acostumbres— indicó el canadiense. Pasado un rato la de cabello corto comunicó que ya podía seguirse moviendo. Cosa que hizo primero con movimientos lentos en círculos, pero pasados unos segundos comenzó a moverlos en forma de estocadas algo rápidas alternando con el movimiento de doblar sus dedos en el interior de Tn, empezando a escucharse un sonido de chapoteos. Al final acabó por sacarlos cuando dedujo que ya estaba lo suficientemente preparada. Los nervios y el miedo reinaron los pensamientos de Tn —seré gentil contigo, calma o te tensarás y dolerá más— tranquilizó el mayor besando la frente de su contraria, mientras sacaba un condón del cajón de la mesa de luz, y se lo colocaba.

—e-esta bien...— aceptó la de menor estatura. Canadá tomó su miembro y lo posicionó en la entrada de la menor y muy despacio empezó a introducirlo en ella. Sus ojos empezaron a cristalizarse. Un par de lágrimas empezaron a salir nuevamente, cosa que alertó al mayor para parar. Tn soltó un par de quejidos, dolía como el infierno. Aprovechó la posición en la que se encontraba ella (abajo) y abrazó al mayor por los hombro ocultando su rostro con lágrimas de esa manera. El albirojizo sintió como un líquido medio espeso envolvía su miembro; era sangre. Había roto el himen de la de cabellos castaños. Empezó a rozar sus dedos por el clítoris de la menor para distraerla del dolor. En cierto momento, entre sollozos se podían escuchar débiles gemidos. Pasado un rato, se sintió como la de ojos pantano se movía un poco, cosa que indicaba que ya se había acostumbrado. El mayor se empezó a mover de a poco más fuerte. En realidad no le había dejado de doler del todo a la de paletas separadas, pero quería seguir sin importarle nada. —A-ahh~ ah~ ahh~— gemía continuamente la menor. Miró hacia abajo y notó como un bulto subía y bajaba en su pelvis. Cayó en cuenta unos segundos más tarde de que ese era el miembro del mayor dando estocadas duras y rápidas en su interior. Siguió a la misma velocidad hasta que en cierto punto Tn soltó un gemido algo alto y agudo; había encontrado su punto G. La menor pidió que volviera a hacerlo, cosa que sucedió afortunadamente.

Canadá empezó a besar su cuello y bajar por su cuerpo susurrando lagos hacia el mismo mientras las estocadas que daba iban directamente al punto dulce de Tn. La susodicha notó aquellas románticas y lindas palabras dedicadas hacia su persona haciéndola sentir un poco más confiada de si misma. Se sorprendió bastante al sentir como chupaba y lamía sus senos, los cuales por más de ser escasos le parecían bastante lindos al mayor. Empezó a sentir algo de cosquilleo en su zona baja, estaba apunto de correrse por segunda vez.

Al hacerlo, su interior apretó lo suficiente como para hacer que el canadiense se corriera en su interior (claramente con el condón puesto). Sacó su miembro del interior de la castaña clara haciéndola soltar un jadeo mientras respiraba algo agitada.

Canadá fue a tirar el condón y volvió con la de menor estatura —¿Te gustó, peque?— le pregunto acariciando su cabello. Ella asintió con un mirada de cansancio —me alegra oír eso— alego besando la frente de la menor.