CAPÍTULO 18: Hipnotizada

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Las chicas quisieron alargar un poco más el día y decidieron ir a cenar. Fueron a un restaurante típico de allí llamado "El chivito" que se encontraba en el barrio de Es Castell, delante del mar. Al llegar, cogieron mesa y se fueron al baño en parejas para lavarse las manos y quitarse la poca arena que aún llevaban encima. Marina y Amelia fueron las primeras y, dado que ya conocían a los camareros, aprovecharon para pedir las especialidades de la casa sin dar opción a sus acompañantes.

- Ame, siento lo que ha pasado antes. Si lo hubiese sabido hubiésemos llegado un poco más tarde – se disculpó Marina mientras hacían cola para ir al baño.

- No te preocupes Marina, no podíais saberlo. Pero me habéis dado un buen susto, cabronas - ambas rieron, pero Marina aún se sentía culpable, sabia las ganas que tenia su amiga y le daba miedo que no volviera a tener oportunidad.

- Entonces con Luisi bien, imagino, ¿no? – quiso saber. Antes de contestar, inevitablemente sonrío. – Más que bien – respondió. – Es tan... no sé. ¿Alguna vez has conocido a una persona que a simple vista no tenga nada especial, pero que al entrar en una habitación atraiga todas las miradas? Pues así es ella. Cuando estamos todos juntos, siempre escucho su risa un poco más fuerte que la de los demás, todos la buscan para que cuente anécdotas, lo hace con tanta gracia que es imposible dejar de prestarle atención, pero los ratos que hemos estado solas, parece otra persona, es tan sensible Marina, que no sé, me da una ternura que la achucharía entre mis brazos todo el rato e intentaría quitarle cualquier demonio que tenga.

- Uau Amelia, un poco más y me emociono de escucharte hablar así de alguien. Si supiera lo que piensas de ella... yo creo que no tardaría ni un segundo en lanzarse a tus brazos. Espero que tengáis otra oportunidad, qué ya has visto como se ha puesto cuando la hemos interrumpido – dijo entre risas recordando el momento – creo que tenia incluso más ganas que tú.

- La verdad es que me ha parecido adorable su reacción Marina y, ten por seguro que volveré a intentarlo. – se abrazaron de lado y bajaron juntas para volver a la mesa donde estaban las otras dos. Se las encontraron peleándose, cosa que no pasó desapercibida por ninguna.

- Está todo bien? – preguntaron a la vez.

- Sí, sí, no os preocupéis – contestó Lourdes – aquí Luisita que aún esta erre que erre con lo que ha pasad... ¡au! – exclamó de pronto – pero porque me pegas Luisi – se quejó mientras pasaba su mano por la zona dolorida. Sin perder tiempo, la rubia cambió el tema de la conversación, no le interesaba que Amelia se enterara de lo que estaba hablando con Lourdes.

- Ya han traído lo que habéis pedido, ¿empezamos? –cenaron mientras mantenían una conversación distendida. Las dos recién graduadas explicaban como habían sido sus últimos meses de carrera, los planes que tenían para el futuro más próximo y no pudo faltar algún que otro cotilleo. Marina les contó cómo había llegado a obtener el bufete y algunos cambios que tenia pensado hacer para que sus empleados pudieran mejorar la conciliación de su vida laboral con la social.
Estaban esperando los postres, a los que no se pudieron resistir, ya que las "menorquinas" casi que las obligaron a pedir el que decían que era uno de los mejores coulants de la isla, cuando la morena tomó la palabra.

- Por cierto chicas, este miércoles es mi primera actuación en el local y me gustaría que estuvierais allí, estáis invitadísimas a una copa – dijo risueña – ¿os apuntáis? Decídselo a los demás también. – En este momento, Luisita se maldecía por seguir el plan que le había propuesto Lourdes y engañar a Amelia diciéndole que no podrían ir. Lo había preguntado con una ilusión en los ojos que ahora se le encogía un poco el corazón por tener que mentirle. Por suerte, fue Lourdes la que tomó la palabra, y menos mal, por que a ella se le hubiera notado en seguida.

Un verano cualquieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora