CAPÍTULO 3: Hoy será mi gran noche

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Amelia llegaba a casa después de volver a recibir un no como respuesta por parte de un local de música en el que buscaban una cantante para que cantara en directo por las noches. Era el tercero de esa semana y aún estaban a miércoles. Decidió que hoy sería uno de esos días en los que uno no hace nada. No estaba con el ánimo como para hacer algo.
Después de ducharse, cogió su guitarra y se fue a su pequeña terraza a tomar un poco el sol y relajarse. Tanto se relajó que acabo durmiéndose.

Un par de horas más tarde, el estridente tono del timbre la despertó. Se levantó de mala gana y fue a abrir la puerta para encontrarse con sus amigos.

- ¿Qué hacéis aquí? – dijo mientras dejaba la puerta abierta para que pasaran.

- Uy amiga, creo que no estas de ánimos.

- Pues no Ana, no lo estoy. Llevo una semana de mierda.

- Lo sabemos Amelia, y por eso hemos venido – dijo esta vez Marina.

- Hace un día genial y hemos pensado que podríamos ir a la playa a ver la puesta de sol y luego ir a tomar algo.

- Te lo agradezco Jesús. Os lo agradezco a los 4, pero no me apetece. – Cuando acabó de hablar, se dio cuenta de que Alfons llevaba un rato rebuscando en su armario y ya había cerrado las persianas de la casa.

- ¿Se puede saber qué haces?

- Pues estoy intentando escoger el mejor modelito para mi amiga, aunque no tengo mucha idea de como os vestís las mujeres para una tarde de playa y una posible fiesta. ¿Esto y esto está bien no? Yo creo que combinan. – Puso cara de despreocupación y le entregó la ropa hecha un lío.

- ¿Cómo va a combinar este bikini rojo con esta camisa Alfons? – Saltaron Marina, Ana y Amelia a la vez. – Estos hombres... - Anda, tirad para el coche y ahora ayudamos nosotras a Amelia. Salimos en 15 minutos.

Mientras estos se fueron para el coche, a Amelia se le empezó a dibujar una pequeña sonrisa en la cara. Daba gracias por tener a esos amigos a su lado y acabó pensando en que esta gente tenia razón, y que hoy acabaría disfrutando.
Finalmente se decidió por el bikini rojo para la tarde de playa y una larga y ancha camisa blanca para cuando ya no hiciese tanto calor. Para la noche, escogió un largo vestido veraniego de color negro que usaba siempre que no sabia que ponerse. El típico comodín que tenemos todos en el armario.

A pesar de estar en la otra punta de la isla, decidieron ir a alguna de las playas de la zona de Ciutadella ya que, por la noche, esa es una de las zonas con más ambiente de la isla para ir a pasar un buen rato.
Al llegar a la playa de Son Saura, las chichas decidieron aprovechar el poco sol que quedaba mientras que los chicos fueron a jugar a tenis playa.

- ¿Cómo estás cariño? – Le preguntó Marina aprovechando que estaban las tres solas.

- Ahora con vosotros mejor, más animada, pero cada no que recibo es un motivo más para desistir en esto de la música. Tal vez tendría que empezar a buscar un trabajo de otra cosa y no soñar tanto.

- Amelia, la música es tu vida, no creo que tengas que desistir en lograr tu sueño – dijo esta vez Ana. – Tienes talento, nosotros lo sabemos. Solo hay que seguir intentándolo. Estoy segura de que te llegará una oportunidad y no la vas a dejar escapar.

- Ojalá chicas. Ahora solo pienso en disfrutar de esta noche y mañana lo seguiré intentado. – Pues claro que sí! Así se habla morena. Encima vas cañón con ese vestido – Amelia le dio un golpe cariñoso a Marina mientras se sonrojaba y se reían las tres.

Estuvieron los cinco amigos riendo y brindando por cualquier cosa que se les ocurriese durante un rato más y finalmente decidieron que esta noche sería noche de karaoke. Se cambiaron de ropa en el coche y fueron a cenar para coger fuerzas. Les esperaba una larga y entretenida noche. 

Un verano cualquieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora