Prólogo

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Frío.

Un frío seco circulaba por mis venas; no era la clase de sensación que uno tiene al sentir la nieve sobre piel desnuda o el frío que se puede sentir bajo el agua. La huella gélida que recorría mi cuerpo se sentía cual aire al entrar a los pulmones y es sólo cuestión de segundos para que el frío alcance mi corazón y suceda. Me paralizo, incapaz de respirar, puedo sentir cómo el brazo que me sostiene por la cintura se tensaba al instante. El ahogo dura unos segundos que parecen interminables hasta que me golpea la sensación de placer, haciendo mi cuerpo temblar nuevamente, con el primer latido del corazón después de la parálisis me dejo abrazar por la emoción de sentir oleadas de descargas eléctricas que me hacen arquear la espalda y suspirar.

-Intenso. -Logré proliferar después de recuperarme, confortándome en los brazos que aún me sostenían. -Eres el mejor.

-Lo sé. -Su voz sonaba fría pero satisfecha mientras me perdía en la oscuridad de sus ojos sentí mi energía volver. -Pero sabes que no podemos hacer esto todos los días.

-La verdad es que no veo por qué no, es el punto de esta relación después de todo.

Tan pronto como la última palabra salió de mis labios me levanté del sofá y caminé directamente a la puerta, como usualmente pasaba, el hombre detrás de mí me pedía a la distancia que me quedara, en algunas ocasiones acataba sus deseos, pero una noche como la de hoy no debe pasárseme desapercibida, así que haciendo caso omiso a sus peticiones salí de ahí, entregándome a la oscuridad.

Esa noche de luna llena para algunos quizá es sólo una noche más, pero para mí es una ventana abierta a las posibilidades, cualquier cosa podría pasar, podrían condenarme a años de exilio, enviarme de cacería o simplemente matarme y aunque estoy lista para enfrentarme a cualquiera de esas posibilidades, esta noche deseo quedarme, han pasado ya setenta y dos ciclos de haber sido liberada de mi último exilio, desde entonces he permanecido en la misma ciudad, con el mismo hombre, bajo las mismas condiciones. La estabilidad es algo que puede aburrir con facilidad, pero quisiera vivirlo un poco más.

Conforme mis pensamientos se mezclaban con recuerdos, la recaída después de lo que acababa de pasar por mi cuerpo llega y me hace dar arcadas a un lado de la calle. Afortunadamente no estoy lejos de la residencia por lo que, aún con la vista nublada logro llegar a la puerta principal, tras tocar el timbre tres veces, me vence la sensación y caigo.

Después de eso todo es oscuridad. 

ANABELLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora