La oscuridad en la que estaba sumida era familiar, pese a mi inhabilidad para moverme, mis sentidos seguían activos, no le tomó mucho tiempo a Emma abrir la puerta de la residencia para luego tomarme en sus brazos mientras se precipitaba en la sala de estar donde todos estaban alrededor de la habitación, una vez que mi hermana me posicionó amablemente en un sofá, pude sentir cuán tenso estaba el aire rodeándonos.
-No es posible que estés en estas condiciones justo hoy, Anabelle. -Escuché decir a mi hermana mientras acercaba a mis labios un vaso con un líquido insípido. -De entre todas las noches tenías que elegir esta.
-No sabemos si es mi última noche, Em. -Fue lo primero que dije al incorporarme, sabía que eran palabras duras para ella, un deje de dolor cruzó su rostro antes de dirigirse al otro lado de la habitación.
Fue siguiendo sus pasos que recuperé la visión por completo, siendo capaz de observar a todos los presentes, mi entrada no fue un escándalo, cada uno tenía cosas más importantes en qué pensar que en mí ser intoxicado nuevamente con veneno mundano. Mientras que yo me encontraba en el sofá justo al final de la habitación, mi hermana estaba recargada en el marco de la puerta, a su lado Tadeo la miraba con admiración. Junto al televisor frente a mí, Ivanna y Estella lloraban en silencio, sosteniendo la mano de la otra. No pude evitar sentir pena por ambas parejas. El amor es algo evitable cuando se es un vampiro, pero ellos decidieron entregarse al otro completamente, en sangre y alma.
La tensión de aquel momento se intensificó al escuchar la puerta del estudio abrirse, en ese momento los presentes salieron disparados de la habitación, esperando lo mejor. Me costaba caminar por mí misma pero finalmente entré al estudio, cerrando la puerta tras de mí, tan pronto lo hice, Él se dio la vuelta, mirándome fijamente, quemándome con el azul de sus ojos, fracasé sosteniendo su mirada mientras caminaba a mi lugar, con la cabeza baja me senté junto a Emma y Él comenzó a hablar.
-Ahora que estamos todos completos, procederé a mencionarles lo que el concejo ha decidido para ustedes. Seamos rápidos y evitemos el drama por favor. Pero antes, quiero hacerles llegar el cordial saludo que el concejo les envía a cada uno, ha sido un ciclo muy fructífero y esperamos que este lo sea también.
-Tengo una pregunta antes de iniciar. -Espetó Adrián, quien había llegado apenas el ciclo pasado. -¿Cómo es que el concejo determina el destino de cada uno?
-¿Cuántos ciclos tienes con nosotros, Adrián? -Le respondió en cambio con una voz que denotaba fastidio, provocando que el neófito se encogiera sobre su asiento. -Esa es la clase de preguntas que nos hacen perder el tiempo, si no estás conforme con el concejo debiste haber muerto en lugar de haber dicho que sí. De igual forma eso no te importará cuando sepas qué decidieron para ti, de hecho, comencemos contigo.
Adrián quedó helado ahí mismo, claramente no estaba listo para escuchar lo que el concejo le asignara tan pronto, aunque, ¿quién lo estaría?
-Para Adrián, del séptimo linaje real, tomando en cuenta su desempeño en este ciclo, se ha determinado que merece... -Se detuvo con cinismo por un segundo, disfrutando las siguientes palabras antes de decirlas en voz alta. –La muerte.
Lo siguiente fue el simple sonido de un chasquido de dedos y con él, el cuerpo de Adrián fue consumido por un fuego escarlata que conocía tan bien, tan pronto como se encendió, se apagó, llevándose consigo a nuestro hermano y a su vez, sin ningún tipo de remordimiento o interés, el vocero continuó.
-Se ha determinado para Emma, del quinto linaje real que su siguiente parada sea el exilio por cuarenta ciclos, nos estaremos viendo, Em. Puedes quedarte a esperar a quienes irán contigo.
En ese momento mi mundo se detuvo, no podía respirar y no era por el veneno recorriendo mi sistema esta vez, no había sensación de placer, en cambio mi pecho se oprimió con fuerza, casi la misma con la que apretaba la mano de mi hermana a mi lado, quien permanecía callada observando con atención un punto fijo en la habitación.
Cuarenta ciclos era un castigo y yo no podía concebir la idea de que mi hermana pudiera hacer algo que la hiciera merecerlo, simplemente no tenía sentido. La lista continuaba, este ciclo había muchos condenados a muerte, veía sus cuerpos siendo consumidos uno tras otro, como relámpagos frente a mis ojos, sólo dos fueron convocados a cacería; acompañando a Emma, Ivanna junto con tres hermanos más fueron exiliados, pasaban los nombres mientras yo esperaba lo peor para mí.
-Eso es todo. Los exiliados salgan de la habitación y esperen fuera de la residencia, espero recuerden qué puede pasar si intentan escapar. El resto pueden irse, disfruten este ciclo sin cambios, nos vemos en el siguiente, no desaprovechen la oportunidad que les ha sido brindada. -Como un acto reflejo me giré hacia Emma, quien lucía pálida, pero forzaba una sonrisa hacia mí.
-No desaproveches la oportunidad, Ana. Espero verte en cuarenta ciclos más, siempre fuiste mi hermana favorita.
-¿Qué hiciste, Emma? -Fue todo lo que recibió como respuesta de mi parte, ella no merecía el exilio de ninguna manera, en cualquier caso yo debería de acompañarla. -Sea lo que sea, podemos solucionarlo, no te voy a dejar ir sólo así.
-Anabelle, del quinto linaje real. Pude haber jurado que serías condenada al fuego, tengo que hablar contigo antes de partir. Emma, espera con el resto de los exiliados. -Compartí una última mirada con quien fue mi compañera durante mis últimos setenta y dos ciclos, la primera persona con la que hablé después del exilio, quien estuvo siempre para mí, ella salió de la habitación, llevándose consigo una parte de mi.
-Emma no tiene por qué irse. -Espeté, aunque al vocero del concejo no tenía interés en negociar, no podía dejar pasar la oportunidad. -Si tienes que hablar conmigo, que sea para decirme que esto es un error y que puedo tomar el lugar de Emma.
-Aunque tu actuar sea muy noble, eso no sucederá, no se negocia con el concejo, Anabelle, lo sabes, ahora ven conmigo.
-¿Qué sucede?
-El concejo ha determinado una tarea especial para ti. Verás, durante siglos cada linaje era responsable de comunicarle entre sus miembros el posible destino que tendrán algunos, esta responsabilidad pasaba de generación en generación, de tal forma que, cuando los elegidos tomaban su decisión, sabían a qué se enfrentaban, pero en las últimas generaciones esto ha cesado, teniendo como resultado a jóvenes como Adrián, cuestionando el proceso y haciendo un trabajo bastante mediocre.
-Te escucho, pero sigo sin entender qué tiene que ver conmigo.
-Has sido encomendada a localizar a los siguientes elegidos para hacerles saber todo lo necesario antes de su transición, a algunos quizá tengas que empujarlos a esa decisión, será extremadamente difícil, pero no estarás sola, te fue asignado un compañero. Se presentará contigo por la mañana.
-Es imposible saber quién será elegido.
-Casi imposible, al parecer hay una sola manera, como te dije, tu compañero estará contigo a partir de mañana, él te dirá todo lo que necesitas saber. -Asiento obedientemente mientras lo observo dirigirse a las puertas del estudio antes de volver su mirada a mí. -Contamos contigo. Buena suerte, Anabelle. La necesitarás.
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ANABELLE
VampireFría, algunos podrían describir así a Anabelle, una joven que no envejece y que con el paso de los ciclos ha aprendido, por las malas, lo duro que puede ser no seguir las reglas, ¿quién diría que ser un vampiro no sería tan fácil como beber sangre y...